A un año del femicidio de Stella Maris Ramírez: la causa por el crimen fue elevada juicio

La localidad de Lima ubicada en el norte de la provincia de Buenos Aires todavía es definida por sus propios vecinos como un pueblo tranquilo, de identidad rural y pujante. Aún se respira allí ese particular aire de pueblo, donde todos se conocen con todos y perdura cierta familiaridad entre sus habitantes.

Tal es esa proximidad, que cuando en agosto del 2019 se conoció la desaparición de la joven Stella Maris Ramirez (26), una multitud de personas salió a las calles pidiendo justicia como si les hubieran arrebatado a un familiar cercano. 

Las deficiencias en las acciones operativas de búsqueda cobraron un particular relieve que dejó desnuda la precariedad del aparato policial en esa localidad. La acumulación de hechos delictivos y crímenes sin resolver (como el caso de Hortensia Ponce, una mujer que fue asesinada por delincuentes que ingresaron a robar a su vivienda) crearon un caldo de cultivo que terminó con una fuerte presión popular que se manifestó por las calles de Lima exigiendo la renuncia del comisario Walter Villa. El titular de la Comisaría 2da no renunció, sino que fue removido.

El 21 de agosto un par de pescadores que se encontraban navegando por el río Paraná divisaron un cuerpo flotando sobre las aguas en una zona de juncos. Era Stella Maris Ramirez.

Para ese entonces, el fiscal que llevaba adelante la investigación, el Dr. Alberto Gutierres de la UFI 7 había pedido la aprehensión de la pareja de la joven, Carlos Entivero (37) y de su madre Amelia Itatí Lezcano (53).

Según se pudo conocer en base a las investigaciones realizadas, Lezcano había dejado la ciudad de San Roque, en Corrientes, para pasar unos días en el domicilio que su hijo compartía con Stella Maris en el barrio Granja 8. Dias mas tarde, la joven sería denunciada como desaparecida. 

En los allanamientos llevados a cabo en esa vivienda, el personal policial y de la Fiscalía detectaron manchas hemáticas (de sangre) que fueron identificadas gracias a la pericia realizada con Luminol. Los rastros se encontraron en un lavarropas, una pared y en la camioneta Fiat Strada de Entivero. Ese día el sujeto fue detenido y trasladado a sede policial. Su madre, que había regresado a Corrientes con la hija de Stella Maris y Entivero, de tan solo 5 años de edad, corrió la misma suerte días después tras encontrarse pruebas de su colaboración en el crimen.

Hace algunas semanas, la causa fue elevada a juicio. Los acusados desistieron sobre la posibilidad de ser juzgados por un jurado popular y por eso la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de Zárate Campana, envió el expediente al Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 1 para que se fije fecha de juicio por el delito “homicidio doblemente calificado por tratarse la víctima de una persona con quien uno de los autores mantenía una relación de pareja conviviente y por ser cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género”, por el cual se encuentran acusados Entivero y Lezcano y que prevé una pena máxima de prisión perpetua.

Según las pruebas realizadas sobre el cuerpo de la víctima y en base a los testimonios y elementos probatorios recogidos durante la instrucción, se cree que el crimen ocurrió en horas de la noche del 2 de agosto de 2019. Los vecinos de la cuadra narraron en distintas oportunidades que ese día se oyó una discusión, un fuerte golpe y luego el silencio.

No era la primera vez que se presentaba esa escena. Compañeras, amigas y vecinas de Stella Maris señalan que la joven se encontraba sometida por los actos de violencia de Entivero, quien la presionó para que abandonara sus estudios como docente, para que no viera sus amigas y en más de una ocasión, hasta llegó a revisarle las conversaciones en su celular. Tampoco sería la primera vez que la violencia pasará a un plano físico. Según contaron desde su entorno, de vez en cuando Stella Maris permanecía varios días sin salir de su casa debido a las visibles lesiones que le provocaba su cónyuge. 

Es en estas circunstancias donde resuena con mayor fuerza la insuficiencias de los dispositivos estatales (de Nación, Provincia y, sobre todo, municipales) para brindar ayuda a una persona atrapada por los lazos opresivos de la violencia de género. Por eso, resulta necesaria la articulación con instituciones intermedias, establecimientos educativos y campañas territoriales que permitan detectar a tiempo situaciones de riesgo para las mujeres víctimas de la violencia machista.

La información que pudo arrojar la investigación, es que Stella Maris sufrió numerosos golpes en su cabeza y su cuerpo y agonizó ante la despiadada mirada de Entivero y Lezcano. Los asesinos limpiaron la escena del crimen, se deshicieron de las pertenencias de la víctima y trataron de montar coartada simulando una presunta huida de la joven. El cuerpo asesinado de Stella Maris fue hallado decapitado de manera fortuita en el río Paraná.