Educación

25 de Agosto de 2020

Notas sobre la desigualdad educativa

/ Por Violeta Carrasco

 

#CaerEnLaEscuelaPublica

El auge de la oferta de las escuelas privadas, se acompaña con un proceso de construcción de valores de la gestión educativa privada, que se afirman sobre eficiencia y “calidad” educativa. Por ejemplo, sobre el seguimiento personalizado de los alumnos, pero de los maestros también, con condiciones sobre derecho de huelga, y otros derechos laborales, pero que en el ámbito privado operan con una lógica de empleo empresarial. En ese sentido, es recurrente entre los padres que envían a sus hijos a colegios privados, la expresión: —”En la privada tiene clases siempre, no hay paros”, dando a entender que en la escuela pública las clases se suspenden en forma habitual.

En otros tiempos, aún recordamos, que cuando algún compañero tenía dificultades con su desempeño escolar, los padres lo pasaban a la privada, para que no perdiera el año. Esta apreciación sobre la gestión privada de la educación, reconocía la mirada mercantil de la administración de la educación en el sector privado, una suerte de alumno-cliente.

"...los que pueden ir a escuela privada y aquel que tiene que caer en la escuela pública” Mauricio Macri, en el anuncio de los resultados de las evaluaciones Aprender 2017.

Con la profundización de la precarización de la educación en la administración pública, las connotaciones sobre la educación en escuela pública y privada se invirtieron, al punto que hoy día, es común que las familias tomen compromisos de cuotas y matrículas escolares en escuelas privadas, que superan su posibilidad de económica, tales sacrificios son en pos de una buena educación, una inversión para el mejor futuro posible de sus hijos.
Esto va generando entonces, una especie de mapa de la calidad educativa, que tiene mas menos con mínimas variables, su correlación con el nivel socio-economico de la zona, y de la población educativa.

La importancia de una política pública, que garantice una educación de calidad, independientemente de la condición social de pertenencia se vuelve una prioridad. Una escuela justa, para una sociedad más justa. Si bien la construcción de una sociedad justa excede en mucho a las capacidades y competencias del sistema escolar, el crecimiento económico y la justicia social requieren de una nueva escuela.

Dadas las características estructurales de desigualdad social en nuestra región y en Argentina, donde crece cada vez más el proceso de concentración de riquezas, al tiempo que aumenta el empobrecimiento, tenemos que obligadamente retomar estas preguntas: 

 

¿Es demócratico el acceso a las oportunidades que ofrece la educación? ¿Igualdad de oportunidades para quien?

 

 #¿Conectar Igualdad?

Se promueve la idea de la educación universal como una herramienta que ofrece igualdad de oportunidades, que el acceso a la educación reduce las disparidades sociales, económicas, culturales, de ingresos, de propiedad, etc. 

La escuela se le asigna atributos en su función de democratización del conocimiento, para compensar desigualdades y que ofrece igualdad de oportunidades. A pesar de este efecto igualitarista, la escuela tiende a reafirmar las desigualdades ya existentes.
Sub-ejecución de presupuestos, recortes, precarización salarial e infraestructura.

La escuela en lugar de aportar a subsanar las desigualdades son parte de la estructura que reproduce estas diferencias. Anthony Giddens: “La educación tiende a expresar y reafirmar desigualdades ya existentes en mucha mayor medida de lo que contribuye a cambiarlas”, ilustrando el impacto de la desigualdad social en el desempeño escolar.

 

#BrechaDigita: Sur, Pandemia y después…

Empobrecimiento, reducción del ingreso, agudización de la desigualdad social, polarización de las clases sociales, concentración de bienes en sectores cada vez más minoritarios, exclusión social cada vez más creciente. 

La cuestión que se nos presenta entonces es:

¿Cómo convive esta visión estratégica de la educación y de la calidad educativa como herramienta de construcción social, en un escenario de economías financieras, donde los ciudadanos ven lesionada su condición universal y convertidos en clientes-consumidores o en excluidos?

El estado puede proponer una política que promueva la justicia social, pero al momento de implementarla en el territorio juegan las reglas del mercado, queoperan bajo interés muchas veces opuesto a la igualdad colectva, buscando beneficios económicos, y de individualización de la ciudadanía en pos de un mejor y mayor consumo. 

La pandemia desnudó el abismo que hay entre clases sociales y sus diferencias en el acceso a la educación. Sin conectividad, sin recursos tecnológicos, la desigualdad no solo se profundiza más, sino que es imposible el acceso a las clases. Los barrios que quedaron en situación de "sin escuela". En este Apartheid educativo (Gentili, 2000), estos son los individuos excluidos, sin los derechos del resto.

Es muy noble hablar de garantías educativas, pero luego a las prácticas, quedan a la suerte del que puede.

“Los que “pueden” tienen clases.

“los que no pueden”, no.”

Frente al abandono del estado que sufren los sectores más golpeados por la pandemia, el posteo de La Garganta, propone como salida de esta crisis, la organización popular, enumera las necesidades, y la urgencia y lanza un plan de implementación de conectividad para los barrios.
De igual manera, como ocurrió con el proceso de descentralización del modelo educativo benefactor, y como a raíz del recorte de financiamiento nacional, las escuelas quedaron sujetas al presupuesto de cada provincia, para mantenimiento y salarios, que siempre fue recortándose, en relación al caso de la internet en las villas, es también meritoria la capacidad de autogestión de las escuelas, desde las cooperadoras, pero también desde toda la comunidad educativa, como los docentes que en muchos casos costean gastos para sus clases. Es también una forma de autogestión y organización que deja claro lo que valen esas resistencias, defender espacios que son objetivo de reducción constante del estado liberal.
El posteo un poco más adelante se dirige a la clase gobernante: “..como si no hubieran llegado hasta allí flameando la bandera de Paulo Freire.” es interesante la forma en que hablan los gobiernos sobre la educación, y lo que finalmente hacen de ella, pareciera que discursivamente se mantienen resabios de los valores y objetivos que proponia el modelo educativo del estado benefactor, pero en las prácticas e implementación de políticas educativas los objetivos son claramente propios del modelo neoliberal enfocado en la máxima ganancia y rentabilidad a un menor gasto.

Entonces, en una sociedad de consumo regida más por leyes de mercado que leyes de organismos gubernamentales, los excluidos, son entonces, los no-clientes.
 

 


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