Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad infantil constituyen uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI. La Lic. Lucía Cortinovis reflexiona sobre esta problemática en este artículo.
Se trata de una epidemia que, en los últimos años, se ha extendido a una velocidad alarmante a los países de bajos y medianos ingresos.
A nivel nacional, los resultados de la 2° Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, realizada en 2018 reflejan cifras alarmantes; el 41,1 % de la población entre 5 y 17 años tiene exceso de peso, donde el sobrepeso alcanza al 20,7% de la población y la obesidad al 20,4%.
Sobre el consumo por grupos de alimentos, se observó un consumo deficiente de alimentos recomendados. Sólo un tercio de la población consume al menos una vez por día frutas y verduras, sólo cuatro de cada diez individuos consumen lácteos recomendados diariamente y la mitad de la población consume carnes al menos una vez por día.
Por el contrario, el consumo de alimentos no recomendados es extremadamente alto: el 37% toma bebidas azucaradas diariamente, el 17% consume diariamente productos de pastelería y galletitas dulces y el 36% y 15% consume productos de copetín (snacks) y golosinas al menos dos veces por semana.
La obesidad en general y la obesidad de la infancia en particular, predisponen a muchas enfermedades, tales como hipertensión, colesterol alto, asma, trastornos del sueño, enfermedades del hígado, diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas y coronarias, accidente cerebrovascular y cáncer. Muchas de estas enfermedades están relacionadas con la obesidad en la edad adulta pero hoy en día aparecen con mayor frecuencia en niños. Por ejemplo, la diabetes tipo 2, también la llamada diabetes del adulto ahora aparece en niños a temprana edad.
Por otro lado, la posibilidad de que un niño con obesidad se convierta en un adulto obeso es de hasta el 80% y esta es una de las causas que justifican que los esfuerzos de prevención comiencen en la niñez.
En cuanto a la educación, la obesidad infantil y adolescente implica mayores tasas de ausentismo en las escuelas, discriminación entre compañeros y menor rendimiento escolar.
La tendencia al aumento de la obesidad en los niños podría ser el resultado de:
Para lograr buenos hábitos alimentarios y prevenir la obesidad infantil se recomienda:
La alta prevalencia de exceso de peso y los malos hábitos de alimentación, especialmente en los niños, niñas y adolescente, dejan de manifiesto la deuda del Estado Nacional en materia de políticas públicas efectivas que garanticen el derecho a la alimentación en esta población vulnerable
Sin embargo, en Argentina aún no existe un marco normativo integral para la prevención de la obesidad con foco en la malnutrición y el sedentarismo. Una política de esta índole, para ser considerada efectiva, debe mejorar el entorno escolar, restringir la exposición al marketing de alimentos de baja calidad nutricional y garantizar la obligatoriedad de información clara y precisa en los envases de alimentos de modo que los consumidores puedan hacer elecciones saludables
Para luchar contra la epidemia de obesidad infantil y sus enfermedades asociadas, la responsabilidad individual no es suficiente. Resulta prioritario que los gobiernos implementen medidas para prevenir la malnutrición y garantizar de manera efectiva el derecho a la salud.
Por Lucia Cortinovis - Lic. Nutrición MP 4151 - MN 8929
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