La ciudad nos espera

/Por Claudio Borrelli

Hola, quería contarte que pensé muchísimo en esta primera nota para Corré La Voz. Particularmente no en los conceptos e ideas que pretendo esbozar en los próximos párrafos, sino en las motivaciones de este artículo. Podría resumirlas en que el principal impulso es la alegría de que en mi ciudad haya nuevas voces que oxigenan y muestran la actualidad desde una mirada comprometida, innovadora y diversa como lo hace este medio.

Los amigos de Corré La Voz me invitaron a que charle con ustedes sobre cuestiones referidas a las ciudades y su movilidad. Dije charlar puntualmente, porque entiendo que será un buen hábito que podamos practicar entre nosotros (* te dejo mi mail por ahí abajo). También creo que la mejor manera es escribir en primera persona, una metodología que me sienta cómoda y también disfruto al leer, ya que por mi experiencia de varios años en la adminstración pública redacté muchos informes, expedientes, ordenanzas con cierto vocabulario que quedará para otras cirscuntancias.

Entrando al verdadero tema por el que estamos aquí, es imposible no pensar las ciudades en torno al hecho más importante que la Generación X, Millennials y Generación Y, estamos atrevesando como es la pandemia del coronavirus. Sabemos que la mayor problemática sanitaria de expansión del coronavirus se localiza en la región metropolitana, donde tenemos jurisdisdicciones encontradas: gobiernos de la Ciudad Autónoma, provincia de Buenos Aires, Nación y cuarenta municipios. Zárate es uno de ellos. Esta megápolis cuenta con 14.800.000 habitantes y representa el 37% del total de la Argentina. En lo que respecta a la propagación del virus, hasta el día de publicación de este artículo aproximadamente el 52% de los casos se dan en esta región.

Será necesaria una articulación moderna y madura políticamente entre los gobiernos para contener una pandemia que exigirá al máximo los sistemas sanitarios. No es momento de carreras a metas ficticias por quién promulga primero un decreto. Es de poco sentido que una administración proponga que los mayores de 70 años deban solicitar permisos para salir de sus hogares, como así también el debate en torno a los barbijos-tapabocas. No es de interés discutir sobre las medidas, dado que hoy más que nunca las voces de los especialistas son las que cuentan, pero sí preocupa estos primeros sobresaltos de la no comunicación gubernamental.

La tendencia de los analisis más divulgados en este contexto determinan el objeto de sus estudios en las megaurbes globales. Más allá de que es relevante analizar cómo las grandes ciudades enfrentan la expansión del coronavirus, es importante situar en el escenario de las discusiones a los gobiernos locales.

Les contaba que Zárate es parte de este AMBA desordenado y complejo, y como ciudad cuenta con la potencialidad de rever varios hábitos de su conducta de movilidad para cumplir la meta de distanciamiento social que, según los especialistas, llegó para quedarse por mucho tiempo. La ciudad deberá adaptarse a un contexto que demanda creatividad de los decisores políticos y un veloz aprendizaje de la sociedad. En la situación pre-pandemia los barrios necesitaban veredas en mejores estados de conservación, ahora hay que agregarle la complejidad que deben ser más anchas ¿Te imaginás los ingresos y salidas de las escuelas zarateñas, atestadas de los responsables del retiro de los niños y niñas uno al lado del otro?

Sin dudas, vamos a necesitar liberar espacios de las calles para destinar al uso de las personas, y el que debe perder es el automóvil particular. Éste no siempre fue el amo y señor de nuestras calles, sino que fue ganando metros en las últimas decadas. Zárate ya enfrentó este desafío de necesitar mucho espacio para que la gente camine cómoda. Ese es el motivo que explica por qué las veredas de Hipólito Yrigoyen (mi abuela le decía la Massini) son tan anchas. Hacía falta un espacio considerado para los ingresos y salidas de los trabajadores del Frigorífico Smithfield. Esta necesidad también es motivo de la escalera de calle Castelli y 25 de Mayo, utilizada principalmente para el subir y bajar de los trabajadores del papel. La nostalgia no es un sentimiento digno de mi admiración, pero en este caso debemos tener presentes estos hitos de la memoria colectiva de la ciudad para ponerlos en práctica en este contexto que reclama virtuosidad.

Otro modo de transporte que necesita más espacio y estímulo es la bicicleta, el cual tiene las mejores aptitudes para movilizarse de manera eficiente y amigable con el ambiente. Por lo tanto, el retorno de la ciudadanía al espacio público debe ser con nuevas condiciones en la estructura urbana, la cual debe ofrecerle a los peatones y ciclistas mejor infraestructura. Posiblemente al comienzo serán provisorios los nuevos escenarios (con conos y pinturas) y luego serán estructurales. Siguiendo esta línea, tengamos en cuenta que los colectivos del SIT por diposiciones de las autoridades deben transportar la mitad de los pasajeros que soportaría cada una de sus unidades; es fundamental que no haya una fuga de los pasajeros a las motos, las cuales son propensas a altos grados de siniestrabilidad y evitar entradas al sistema sanitario. La hipótesis de un aumento de la motorización de los traslados es lo que se debe evitar.

Bueno, disfruté mucho escribir este artículo, el cual deja muchas puertas abiertas para debatir, y también me gustó el poema de Benedetti que utilicé de epígrafe, la ciudad nos está esperando. Seguramente compartís conmigo que lo que más se añora en epocas de cuarentena obligatoria y días soleados de abril es ir a las plazas, pasear por la costanera,  salir a comer con amigos y familia, caminar, trotar por el parque, etc. Viste qué importante es el espacio público, la ciudad nos espera.

Un abrazo fraterno.

Claudio 

(* claudio.borrelli8@gmail.com)