Uno de los siniestros se produjo el pasado 1 de enero, mientras que el otro el día 16 de diciembre. Se incendiaron cerca de cien colmenas. Murieron miles de abejas por la irresponsabilidad de un ser humano.
Una vez más la mano del hombre provocó estragos en la naturaleza y particularmente en los animales. En esta oportunidad, los perjudicados fueron apicultores zarateños, quienes integran la Cooperativa Apícola Apidelta de la ciudad.
El pasado viernes 1 de enero, se incendió un campo apícola en el barrio Cuatro Esquinas localizado en el Partido de Zárate. El fuego provocó la destrucción de 45 colmenas y la muerte de miles de abejas.
De acuerdo a lo averiguado por este medio, el fuego fue provocado intencionalmente por un sujeto que comenzó a quemar residuos a escasos metros del lugar. En menos de una hora las llamas se propagaron por la totalidad del campo que cubre un total de unas doce hectáreas.
Daniel Biscaiburo, referente de la Cooperativa Apícola y uno de los damnificados, dialogó con Corré La Voz, y así se expresaba: "cuando llego me encuentro con las colmenas todas incendiadas, sólo se pudieron salvar algunas chapas, clavos y alambres" y añadió: "lo material se puede reponer obviamente, pero lo que más dolía en ese momento era ver las abejas que habían quedado desorientadas y perdidas". A su vez, Biscaiburo reconoció que "como apicultor ya llevo casi cincuenta años en la actividad. He sufrido robos y contaminaciones por agrotóxicos, pero es la primera vez que tengo un incendio de esta magnitud. Esperemos que esta experiencia no se repita".
Se estima que en términos de producción se perdieron alrededor de 900 kilos de miel. Se perdió el trabajo de todo un año. Es preciso señalar que un núcleo, una colmena, tiene un costo cercano a los diez mil pesos: "si nos ponemos a analizar números es para llorar", afirmaron, y agregaron: "Hay que pensar en este año que viene. La apicultura es una forma de vida, estos traspies son duros pero hay que pararse y seguir adelante".
El otro incendio tuvo lugar el pasado 16 de diciembre en un campo ubicado en la localidad de Lima, frente al Cuartel de los Bomberos Voluntarios de la localidad. Se cree que el inicio del fuego también se debió a la irresponsabilidad de la raza humana, ya que la principal versión que surge del hecho es que un individuo comenzó a quemar basura a pocos metros, generando que el fuego se extienda primero por un campo de trigo y luego por uno de arándanos, en donde el apicultor David Basbús, tenía un total de 48 colmenas. En diálogo con CLV (Corré la Voz), se refirió a lo sucedido: "Se quemó la totalidad de la cosecha, solo quedaron los alambres y los clavos de las cajas. Es una pérdida terrible y total porque lamentablemente no tenemos acceso a un seguro ni a nada".
El Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires se comunicó con los productores con la intención de solidarizarse, y si bien aun falta mucho trabajo por hacer, desde la cartera provincial existió la intención de otorgarles a los damnificados créditos, algo que fue descartado por los productores.
El "Tatú" respaldó a los productores apicultores y llamó a la concientización
Estudiantes de 6to año de la Escuela Agraria "El Tatú", se manifesitaron en contra de lo ocurrido por redes sociales y llamaron a la concientización. La institución educativa, que trabaja habitualmente con la Cooperativa Apícola Apidelta Zárate, compartió información que se brindó desde la Subsecretaría de Emergencias, dependiente del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires:
Las abejas: Patrimonio Natural
En medio de tantas reflexiones con respecto al cuidado del ambiente que se desprendió necesariamente de la pandemia de coronavirus, cuyos efectos siguen causando estragos en el mundo entero, resulta un tanto difícil comprender cómo pueden seguir provocándose incendios intencionales, recurriendo al mismo método de extinción de residuos sólidos urbanos una y otra vez.
Al respecto, dialogamos con nuestra Informadora Ambiental Magalí Corujo, quien nos contó el panorama ante esta situación: “estamos hablando de una pérdida incalculable de valor socio-ambiental importante para nuestro sector. Nuestra ciudad es cuna de producción apícola y la actividad que llevan a cabo diariamente los productores es invaluable.
Se trata de pérdidas cercanas a los 1500 kilos de miel: un trabajo de toda una temporada para hoy lamentar las consecuencias. ¿Acaso la persona que provocó el incendio sabe lo que causó? Porque si lo desconoce, esta es una buena oportunidad para visualizarlo. La situación socioeconómica actual de los productores se torna cada vez más compleja: desde los comienzos de la pandemia se vieron comprometidos por la reducción de los canales de comercialización locales, lo que les dificultó necesariamente la venta de sus alimentos. El Mercado itinerante sigue sin ponerse en funcionamiento y ahora tenemos la pérdida de producción local de miel debido a otra causa ambiental: la quema de residuos sólidos urbanos, moneda corriente de nuestra localidad a pesar de la tarea incansable que algunas organizaciones de la zona realizan para contrarrestar las falencias de la gestión local en material ambiental”.
El sector rural zarateño continúa desprotegido frente a este tipo de situaciones que no cesan: ¿Se sabe que durante el 2020 se solicitó a la CIDH que las abejas sean declaradas Patrimonio Natural? ¿Acaso entendemos del valor de esta pérdida?
“Los apicultores locales ponen todo su empeño en producir, pero las falencias de gestión pública socio- ambiental local es un problema que nos excede. A nosotros como ciudadanos y a ellos como trabajadores”, asegura Magalí.
En mayo del año pasado, la Sociedad Argentina de Apicultores junto a más de 200 organizaciones solicitaron a la Relatoría Especial de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (Redesca) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) “que se tomen medidas urgentes en defensa de las Abejas, de la Biodiversidad y de la Naturaleza”, bajo el argumento de que “las abejas son esenciales y se encuentran entre los más importantes polinizadores responsables de asegurar la disponibilidad de alimentos en el mundo y garantizar la diversidad biológica permitiendo el equilibrio ambiental”.
Diversidad biológica, equilibrio ambiental, polinización como actividad esencial, fuentes de vida. Eso y más son y constituyen las abejas, principales insectos de la cadena trófica natural.
Y en Zárate, señorxs, se quemaron más de 90 colmenas. Y en Zárate, el trabajo de los apicultorxs locales se vio arrasado por la falta de conciencia y educación ambiental, pilares fundamentales para la construcción de políticas públicas que terminen de una vez por todas con este tipo de accionar que sólo causa tristeza y desazón.
Los pesticidas, los cambios en el uso de las tierras y los monocultivos son una amenaza para este tipo de insectos. Si ya contamos con todo esto en nuestra zona, ¿vamos a agregarle también la quema intencional de residuos sólidos urbanos? ¿vamos a sumarle la propagación de microbasurales a cielo abierto por no poder contemplar un Plan Integral Ambiental Local que motive el tratamiento de estos espacios? ¿vamos a reírnos del esfuerzo mancomunado de organizaciones locales que intentan palear esta problemática?
¿Habrá que alborotar el avispero? Dice la canción.
Tal vez. Para que empiece a visualizarse esta problemática, entendiendo que nuestra ciudad alberga una potencialidad de producción muy rica. Sólo tenemos que contar con las herramientas que garanticen la finalización de este tipo de hechos para que NO vuelvan a suceder; incentivando la educación ambiental integral y promoviendo penas para aquellos que cometan este tipo de delitos ambientales.
A fin de cuentas, estamos hablando de nuestros productores y apicultores. Y si nosotros no contamos la historia como es, ¿quiénes sino?
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