Sin autos, sin emisiones de carbono y con energía renovable. Así es la ciudad del futuro de 170 kilómetros que diseña Mohammed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudita y presidente de la junta directiva de la empresa NEOM que está a cargo del megaproyecto que intenta desafiar a las grandes urbes.
La construcción de la ciudad futurística que llevará el nombre ‘The Line’ se iniciará en el primer trimestre de este año y costará entre US$100.000 y US$ 200.000 millones, que se financiarán con fondos de la compañía establecido por Riad e inversores locales y extranjeros.
El proyecto habitacional bautizado como “la revolución de la vida urbana” albergará a un millón de habitantes y está pensado para no producir emisiones de carbono, según dijo el príncipe heredero en la televisión estatal de ese país.
La ciudad, que en español se llamaría La Línea, se ubicará en el noroeste del país árabe que está en constante apogeo. El proyecto busca preservar el 95% de la naturaleza, con cero autos en circulación, calles ni emisiones de carbono, especifican en la página oficial de NEOM.
Otra de las particularidades de la idea innovadora es que la infraestructura de las comunicaciones terrestres estarán bajo suelo: serán invisibles. El transporte público y carga van a ser eléctricos y, en algunos casos, autónomos funcionarán por debajo de la tierra. A estos espacios subterráneos se las denominará como capa de espina y capa de servicio.
Se prevé que la ciudad invisible esté dotada con un tren metropolitano, combinado con una red subterránea de caminos para vehículos autónomos. Por encima del suelo, es decir, la superficie estará destinada únicamente para el peatonal y cubierta de abundante vegetación, por lo que no será necesario la construcción de rutas.
Según indicaron en un comunicado los proyectistas, la ciudad será mucho más accesible para un habitante que las metrópolis actuales. “Todos los servicios diarios esenciales, como escuelas, centros médicos, instalaciones de ocio, así como espacios verdes estarán a cinco minutos a pie”, dijeron.
El viaje más distante posible, de un extremo de la ciudad al otro, se prevé que no dure más de 20 minutos. Esto será posible gracias a la alta velocidad de trenes subterráneos.
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