OPINIÓN

04 de Febrero de 2021

Lo personal es político: Algo de historia para repensar el presente

/Por Lic. Patricia Costela

Partimos de entender que debemos leer la realidad socio-cultural, histórica y política desde la complejidad. Es así que  en los años setenta irrumpieron en la dimensión de lo simbólico, consignas que venían a visibilizar que la democracia se mantenía como en  una entelequia .La concepción de democracia no podía olvidar  sus orígenes, debía ser ética, debía ir de la mano de la educación, de la creación de sentido ligada a la voluntad de vivir, y así se fue  organizando la idea de verdad con la creación (poiesis) de nuevos aspectos de la realidad.

En los orígenes íbamos teniendo ésta concepción. Otro enfoque que con su conceptualización organizó una nueva lectura de la organización socio-cultural, económica y política fue la postura de  Foucault.

Michael Foucault estudia la organización de la sociedad y la política en Occidente, pero no a través de los sistemas políticos sino de las instituciones. Se dedicó a estudiar el funcionamiento de las cárceles, los manicomios, la sexualidad , el lenguaje ,inscribiendo que la producción y reproducción en cada una de las instituciones hacía posible los mecanismos de dominación de unos sobre otros.

Foucault ubica la presencia del poder en todas partes y este funcionamiento implica dispositivos de control y represión de quienes se rebelan contra él, pero fundamentalmente implica mecanismos de producción de verdad, conocimiento y autoridad .Organizándose, entonces en la sociedad  que somos nosotros mismos, los que sustentamos el poder con nuestras creencias y nuestra forma de actuar. Su aporte fue  nodal para comprender la idiosincrasia institucional.

A su vez íbamos teniendo una historia que empezó a mostrarnos que la justicia iba increscendo siendo absorbida por una inercia burocrática que imposibilitaba a corto, mediano o largo plazo responder a los reclamos ciudadanos. Lamentablemente es lo que nos sucedió hasta nuestros días. La burocracia administrativa se llevó puesta la posibilidad de tener una justicia expeditiva, resolutiva, que actuase con celeridad, en definitiva que fuese justa.

Y así se fue instalando una manera de no dar justicia, a tal nivel que circuló en el imaginario colectivo como una dimensión de lo imposible. Y acá empezó una versión iatrogénica, ilusoria y falaz a la hora de aplicar justicia. Y peor aún se empezó a consustanciar expresiones que se hicieron carne, casi justificando que la misma durmiese en el sueño de lo siniestro.

Así que el daño que nos ha provocado éste distanciamiento, no ha sido sin efectos. Todos sabemos que la columna vertebral de una sociedad civilizada la organiza “su majestad, la justicia”.

Es así que ingresamos en la mayor distorsión ética y moral nunca jamás pensada. Se empezó a  organizar la maquinaria que disolvió prácticamente la división de los poderes y organizó el ámbito de la extorsión, de la connivencia, de los negocios espurios, de la obscena impunidad, para encontrar las maneras de organizar los artilugios y acaparar el poder real.

En la nueva dimensión de los Estados-Naciones, el poder real es el que gobierna, concentra un poder nunca jamás pensado, con maniobras corporativas que se revelan desreguladas, que vuelven ficcional  todos los ideales de la democracia y de la república.Obligándonos a convivir con prácticas que la inercia civilizatoria debería haber desterrado como es  la ley de la selva, la ley del más fuerte. A tal nivel que a gran escala las corporaciones financieras se llevaron puesto a los Estados-Naciones.

Desde siempre recibimos la iatrogenia de los golpes de estado, en el  30, en el 43, en el 55, en el 62, en el 66, y en el 76, reencarnando el mal de los pueblos, por citar algún ejemplo, en el año sesenta y seis Onganía decretó el cierre de la mitad de los ingenios en Tucumán. Se iban creando las condiciones para instalar  no un capitalismo productivo, sino el del pillaje. América Latina era caldo de cultivo para dominarla, como sea, con golpes de estado,  o con planes económicos prescriptos por la geopolítica reinante, organizando entonces la manera de mantenerlos dominados con la organización de  la máquina de hacer pobres. Esto, prácticamente se empezó a organizar a partir del año setenta y cuatro. Hasta ese momento el 90% del trabajo era registrado, era la manera de dominación, era la manera de ir organizando la pobreza como algo estructural, como algo endémico. Algo que nadie podría desterrar.

Así llegamos al 2020 sabiendo, lamentablemente que solamente  el 50% del trabajo es registrado.

A medida que esto sucedía se iban instalando  planes económicos que nos dejasen para siempre en la condición de país periférico,  es decir, endeudados de por vida, reprimarizando la economía, seguir siendo un país agroexportador y no pudiendo competir  en el mercado con productos que tengan  valor agregado. ,todo esto  tenía que venir acompañado de lógicas del autoritarismo, porque iba a ser imposible que no hubiese una crisis social llegando al extremo como nos sucedió con el genocidio de estado.

Así que el proceso de dominación fue endémico, todo el tiempo eran políticas cíclicas y recurrentes aplicadas para instalar una nueva geopolítica de dominación, si ya no quedaban bien porque eran  muy incivilizados los golpes de Estado, entonces, eran por la instalación de programas económicos canallas, llevando a los pueblos a la más vil de las miserias, organizando entonces la mayor crisis social, justificándose, nada más ni nada menos las   intervenciones militares.

Así llegamos a la temida realidad dónde el crimen y la acumulación de capital pasaron a transformarse en estructural y estructurante de la política y de la economía.

A los temas hay que ponerlos en contexto e interpretarlos. En la geopolítica reinante en éste medio siglo, tuvimos que ver  con dolor  cómo se nos escapaban entre las manos los sueños para organizar mejores condiciones de vida. Lo mirases desde dónde lo quisieses mirar aparecía el bache legal que posibilitaba lo inverosímil o instalaba la injusticia social.

Solamente esto se podía ir instalando ante la hegemonía  del discurso patriarcal, aquel que se instaló de tal manera que recién nos permitió como consecuencia de años de luchas y reclamos, poder votar  el 11 de noviembre de 1951, más de 3.500.000 de mujeres votaron en el país por primera vez, que recién admitió el divorcio en el año 87, que recién tuvimos el mayor empoderamiento en la década ganada, dando cabida a los derechos de  las minorías. Es decir, que prácticamente las lógicas que nos están organizando el accionar humano son basadas en la ley del más fuerte, práctica que intentamos circunscribirla pero aparece en todos los intersticios.

Así que hemos logrado entender y diseminar que lo personal es político. En el sentido que existe cierta conexión entre la experiencia personal  y las grandes estructuras sociales y políticas

Lo personal alude a lo más íntimo de cada uno y lo político lo que es propio de la comunidad, lo que concierne a la vida común.

Foucault refiere que la política no es una esfera separada de la realidad sino que es un acontecimiento social, un efecto del discurso del Otro en prácticas institucionales. Todo va demostrando que lo personal se ha ido convirtiendo en el objeto del poder. Y no podía no aparecer la resistencia, dirá Foucault cada vez que se acumula poder genera resistencia-.

Seguiremos avanzando siempre y cuando seamos lógicos y con pensamiento crítico, a sabiendas que el devenir se circunscribirá en la complejidad.

 

Lic. Patricia Costela

Lic. Psicología M.P n°20.064 y M.N n°14916. Jefa del Servicio de Salud Mental 2012-2018. Especialista en Clínica de Adultos, titulo otorgado por el Consejo Superior del Colegio de Psicólogos de la Pcia Bs. As. Admisora del Servicio de Atención Comunitario del Colegio de Psicólogos. Distrito. V. Docente. Perito Psicóloga. Desempeñó funciones en el Colegio de Psicólogos desde 2002 al 2008 en forma continua: Presidenta, Vicepresidenta, Delegada Suplente. Titular en la Carrera Profesional Hospitalaria en el Ministerio de Salud de la Pcia de Bs. As. Trabajó en Juntas Evaluadoras de la Discapacidad en Zárate y Campana. Desde el 2018 trabaja en su Espacio de Transmisión del Psicoanálisis con atención a pacientes.

Consultorio: Bv. Calixto Dellepiane 575. Campana. Te: 3489 452656


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