La Lic. en Nutrición Lucía Cortinovis señala estadísticas alarmantes en relación a la enfermedad. A su vez, nos explica cual es la mejor manera de sobrellevarla.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la osteoporosis es una enfermedad caracterizada por el deterioro de la microarquitectura del tejido óseo conducente a una mayor fragilidad del hueso y aumento consiguiente de las fracturas; se observa con mayor frecuencia y severidad en la mujer que en el varón.
Según estadísticas (OMS) en la Argentina, de cada 4 mujeres mayores de 50 años, una presenta densitometría normal, dos tienen osteopenia y una osteoporosis. Se espera que para el 2025 haya 3.3 millones de mujeres mayores de 50 años con osteopenia, y 1.65 millones con osteoporosis.
Existen diversos factores de riesgo modificables que pueden prevenir la aparición de la osteoporosis: el sobrepeso, la obesidad, el déficit de ingesta de calcio , el déficit de ingesta de vitamina D, el tabaquismo, el consumo excesivo de bebidas gaseosas, café, mate, té y el sedentarismo.
El calcio y la vitamina D son elementos nutricionales fundamentales en la salud ósea a lo largo de toda la vida para la obtención y mantenimiento de la masa ósea. Las mujeres mayores de 50 años presentan bajos niveles de calcio y bajos valores de vitamina D.
La mejor estrategia para el tratamiento de la osteoporosis es la prevención. Se sugiere la educación alimentaria, como estrategia, para que se logren estilos de vida saludables que permitan minimizar la ganancia de peso corporal realizando actividad física acompañada de una alimentación adecuada para que puedan crearse hábitos alimentarios saludables.
El consumo excesivo de café y mate inhiben la absorción de calcio. El desayuno y la merienda deberían ser la principal fuente de ingesta de calcio con el consumo de leche, queso y yogur preferentemente descremados ya que son alimentos fuentes de calcio y no se deberían reemplazar por mate y café. Dentro de los alimentos de origen vegetal los que tienen una proporción significativa de calcio son: frutas secas (almendras y avellanas), semillas (sésamo, girasol, amapola y calabaza), vegetales de hojas verdes (espinaca, berro y brócoli) y legumbres (garbanzo y porotos de soja).
El ejercicio es fundamental para prevenir la pérdida de densidad mineral ósea. Se recomienda que los adultos dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica. De esta manera, el enfoque preventivo ayudará a disminuir las lesiones óseas y sus complicaciones, generando no solo una mejor calidad, sino también una mayor expectativa de vida.
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