Durante la madrugada del pasado viernes, el Senado aprobó por unanimidad el proyecto de educación ambiental “permanente, transversal e integral” para que se aplique en todos los establecimientos educativos de nuestro país. ¿Cuáles son los principales puntos que trata la Ley y cuál es la importancia de la sanción de la misma? Te lo cuenta en este artículo Magalí Corujo, Informadora Ambiental.
/ Por Magalí Corujo
La Ley de Presupuestos Mínimos para la implementación de la Educación Ambiental integral en nuestro país fue aprobada por unanimidad el pasado viernes. El mismo establece la incorporación de contenidos ambientales en los diversos niveles educativos.
El Proyecto de Ley, que ya contaba con la sanción de la Cámara de Diputados desde el mes de Marzo, finalmente terminó por concretarse en el recinto del Senado de la Nación, y propone la promoción de la conciencia y responsabilidad ambiental en todo el territorio nacional, conforme a lo establecido en el artículo N° 41 de nuestra Constitución Nacional y en la Ley General de Ambiente (26675).
La Ley presentada crea la Estrategia Nacional de Educación Ambiental Integral como “principal instrumento de la política de educación ambiental en todo el territorio nacional” y consta con más de diez objetivos, tales como promover la educación ambiental integral, el abordaje interdisciplinario y holístico de las cuestiones ambientales, el respeto y valor por la biodiversidad, la equidad y la igualdad de género; entre otros temas de interés relacionados.
El Proyecto establece que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, las jurisdicciones provinciales, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el COFEMA (Consejo Federal de Medio Ambiente), tendrán la facultad de implementar la ENEAI y las EJEAI en el ámbito de la educación no formal, formal, tecnologías de la información y comunicación (TICs) y medios de comunicación;
Además, y con motivo de celebrarse cada año el día Mundial del Ambiente (cada 5 de Junio), con el propósito de afianzar el compromiso con el ambiente por parte de la sociedad; cada jurisdicción deberá promover una acción comunitaria en la que se fomente el “Compromiso Ambiental Intergeneracional”, en el cual la ciudadanía tendrá la posibilidad de demostrar este compromiso con acciones concretas; con el fin de preservar, respetar y prevenir los daños ambientales.
De esta manera, quedará a cargo de cada jurisdicción el hecho de disponer la modalidad de implementación en la agenda educativa de al menos una jornada o espacio de mejora institucional dedicada a la educación ambiental.
La Educación Ambiental Integral: ¿Cuál es su importancia?
En principio, y para entender la importancia de la educación ambiental integral, es necesario destacar el concepto de integral, que hace alusión a comprender la complejidad que encierra la palabra ambiente.
De hecho, el estudio de los conflictos ambientales implica un abordaje interdisciplinario para la resolución de los mismos. La educación ambiental es necesaria para que finalmente podamos hablar de política ambiental, economía ambiental, sociología ambiental y no solamente de ecología.
En el manejo de la información para resolver el conflicto es cuando hacemos alusión al concepto de integral y se lo aplicamos a la educación, entendido que ésta DEBE darse en este sentido y debe abordarse desde distintos ejes bajo un panorama holístico en lo que al concepto ambiente respecta; cuadro que encierra la complejidad de los problemas ambientales.
Estos problemas son socio-ambientales, nos atraviesan. Y aquí, la educación tiene un papel fundamental: el acto de reciclar por ejemplo, es un hábito en algunos países del mundo. ¿Pero cómo se logra construir un hábito en este sentido? ¿Quién me enseña a reciclar?
Primeramente, entendiendo que adoptar medidas en pos del cuidado del ambiente, significa revalorizar nuestras costumbres y formas de vida. Implica necesariamente un cambio cultural que vaya en concordancia con cambios estructurales precisos por parte de cada ciudadano comprometido. ¿Y qué otra herramienta sino es la educación para lograrlo?
Estos cambios deben ser respaldados por una normativa que lo exija y también que lo haga válido. Ya lo dijo en su momento Sergio Federovisky, quien preside actualmente la Secretaría de Control y Monitoreo de la Nación cuando habla del “hombre verde”, aquel ciudadano que comprometido con las causas ambientales, sigue estas nuevas pautas en pos del cuidado y la protección del ambiente, pero, por ejemplo, los residuos que separa en origen terminan con una disposición final igual a la de otros residuos sólidos urbanos porque no hay normativa al respecto ni tampoco sanciones para quienes proceden de manera contraria.
Aquí es donde la Educación Ambiental acciona: en la generación de una conciencia ambiental capaz de provocar en el ciudadano cambios estructurales que vayan en concordancia con la normativa vigente y que se materialicen en hábitos y costumbres, logrando una identidad cultural propia en materia ambiental.
Ya ven entonces que ésta tiene uno de los desafíos más grandes, por lo que el dictado de la Ley es sin dudas un avance sin precedentes.
¿Cuáles son los desafíos?
Antonio Rodas, vicepresidente de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable, consideró que la ley sancionada “constituye una deuda que tenía la democracia” y valoró que la norma “otorga a los diversos sectores de la población herramientas e información para el uso sostenible de los recursos naturales”.
Hablamos entonces de herramientas, recursos, disponibles para un buen uso y manejo de la información ambiental a través de las disposiciones adoptadas en la Ley que promulga la Educación Ambiental Integral, pero ¿cuáles son lso desafíos actuales de la Educación Ambiental?
En este punto podríamos citar a María Novo, educadora ambiental, quien plantea que la educación ambiental tiene ante sí tres retos fundamentales: primeramente, el reto de tipo ecológico, que evidencia el hecho de que los seres humanos somos parte de la naturaleza y no dominadores de la misma, y por tanto, debemos velar por una convivencia armónica en ella. Un segundo reto de tipo social, que implica cuestionarnos la distribución de la riqueza, y en este sentido, el manejo y usufructo de nuestros recursos naturales, los pilares de la existencia de países pobres, ricos y de las diferencias que surgen de esta grieta, cada vez más marcada. Aquí se ponen en tela de juicio entonces cuestiones tales como el acceso a una vivienda digna, a la tierra, a la educación justamente y al trabajo.
Finalmente, el último reto, como lo citamos con anterioridad, es de tipo cultural: la educación que hace cuestionarnos los modelos de desarrollo y de producción, y por qué no empezar a llamarlos “modelos de mal desarrollo”; teniendo en cuenta que vienen poniéndose en práctica los mismos de siempre desde hace décadas (megaminería, agronegocio, fracking), y aún seguimos con pobreza estructural en la mayor parte de los países a nivel mundial.
La educación ambiental frente a estos desafíos tiene la enorme tarea de difundir información que ayude a las personas en todos los ámbitos educativos a repensar y transformar sus hábitos, a involucrarse en las cuestiones ambientales decididamente, a enseñar los derechos humanos y responsabilidades en torno al ambiente y a territorializar e historizar el conflicto, identificando los principales actores sociales involucrados; entre otras cuestiones de interés, abordando interdisciplinariamente los contenidos pedagógicos en cada uno de los niveles educativos.
Hoy, tenemos una Ley de Educación Ambiental. Tenemos capacitación para funcionarios que ocupan cargo público en materia ambiental bajo las reglamentaciones dispuestas por la Ley Yolanda, tenemos un Observatorio de Agroquímicos y una Dirección Nacional de Agroecología. Vamos de a poco explorando, conociendo, conquistando y resignificando el camino hacia la construcción de una normativa ambiental sólida, que forje y estimule la conciencia ambiental tanto de las generaciones presentes y futuras en pos de alcanzar el desarrollo sustentable, tan necesario para lograr un país con justicia social.
Ya lo dijo la Senadora por la provincia de Buenos Aires y presidenta de la Comisión de Ambiente, Gladys González, en el marco de la sanción de la Ley: “Construir una Argentina sostenible requiere de un ENORME CAMBIO CULTURAL, y la forma más efectiva de lograrlo es a través de la educación”.
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