Acoso callejero: otro síntoma de la violencia machista

Una investigación llevada a cabo por Construyendo Matria en Red arrojó una serie de resultados que permiten conocer de manera clara y estadística, cómo opera la violencia machista en forma de acoso en la ciudad.

Para eso, entre el 8 de marzo al 1 de mayo se desarrolló una muestra no probabilística coincidental. “La metodología de recolección de datos fue por medio de una encuesta digital a realizar con el celular. A esta se accedió mediante 150 códigos QR que colocamos en paredes, postes de luz, pizarras, instituciones civiles, etc., de diversos barrios de la ciudad. Esta metodología garantizó la aleatoriedad de la muestra en varios aspectos: edad de las personas censadas, barrio en el que viven, edad, barrio de la ciudad en las que sufrieron Acoso Callejero, y demás”, remarca el informe realizado por Construyendo Matria en Red. 

En este marco, el objetivo general del trabajo consistió en visibilizar el acoso callejero como una de las formas de violencia más arraigadas en la sociedad, a lo que se plantearon objetivos específicos como: 

• Conocer los efectos sociales de esta problemática en las víctimas.

• Determinar a qué edad comienzan a sufrir las víctimas esta violencia.

• Analizar las formas de acoso callejero más frecuentes.

• Indicar quienes ejercen el acoso callejero.

• Reconstruir las percepciones de las víctimas de acoso callejero.

El cuestionario -explicaron- estuvo compuesto por 15 preguntas, de las cuales 4 podían ser contestadas con más de una opción. 

En la tarde de ayer se llevó a cabo una presentación virtual de los resultados con la participación de la Lic. en Cs. de la Comunicación e integrante de La Usina de Ideas Bonaerenses, Mercedes Larosa, donde se expusieron los resultados obtenidos de la encuesta.

La investigación destaca que la mayoría de lxs participantes se encuentra en el segmento de “entre 15 y 30 años” y que 358 de lxs encuestadxs sufrieron acoso callejero, 12 no lo sufrieron y 21 respondieron que “tal vez” habían sufrido. En este sentido, la mayoría de lxs participantes señalaron haber sufrido Acoso Callejero antes de los 15 años de edad.

Otro de los datos que surge del informe es que en Zárate las 3 formas en las que más suele perpetrarse el Acoso Callejero son: En primer lugar, “comentarios sexuales directos o indirectos sobre el cuerpo/vestimenta”; en segundo lugar, “contacto físico sin consentimiento”; y en tercer lugar “masturbación, exhibición o gestos obscenos”. Del mismo modo, se pudo determinar que este tipo de situaciones se dan con mayor frecuencia, primero, en la calle caminando; segundo, en la nocturnidad; y tercero, yendo y/o volviendo del colegio. Quienes llevan adelante este tipo de prácticas son, principalmente, hombres mayores de edad y adultos mayores, y luego hombres jóvenes.

El informe también concluye que “si bien el Acoso Callejero produce diferentes sentimientos en quienes lo padecieron/padecen, los predominantes son los de Bronca/enojo y Miedo”, a la vez que se advierten consecuencias/secuelas sociales sobre quienes lo padecieron/padecen. “Estas consecuencias sociales las podemos interpretar también como mecanismos y/o estrategias que las víctimas emplean para no volver a sufrir Acoso Callejero. Siendo así, la estrategia más utilizada es la de caminar más rápido en la calle; además de aparecer como mecanismo de defensa y/o secuela psicológica el que se desconfíe, incluso generé miedo, el ver o cruzarse a personas que no sean conocidas por la calle”.

“Atendiendo a los datos recolectados, podemos observar que el acoso callejero es una práctica machista y patriarcal arraigada en nuestra comunidad, los datos recolectados son indicadores de la violencia simbólica que los cuerpos feminizados sufren en el espacio público. Develan también el hecho de que esta violencia comienza a una muy temprana edad para las víctimas y que desde temprana edad desarrollan mecanismos para evadir las situaciones de acoso en la vía pública”, expresaron.

Y concluyeron: “Desde Construyendo Matria en Red proponemos desmantelar esta práctica, así como concientizar a nuestra sociedad del daño que produce en las víctimas. Hay una demanda de este sector de la sociedad, es decir, las mujeres y disidencias, de un cambio de paradigma, en el que se sienta seguridad a la hora de salir a la calle. Creemos y nos comprometemos en la importancia de deconstruir los modelos machistas y patriarcales con los que crecimos, para construir una sociedad con perspectiva de género, desarmando y construyendo nuevas masculinidades, sin violencia de género, sin acoso, para que podamos dejar de vivir con miedo y empezar a vivir libremente”.