Nada que celebrar, todo por reflexionar y actuar...
Hoy es el día del ambiente. Y la herida verde está abierta. Hoy estamos privados hasta de los abrazos con nuestros seres queridos. Todos los días velamos imaginariamente a quienes se mueren a causa de una pandemia sin precedentes. Una pandemia cuya raíz está en la mano ambiciosa del humano depredador. Algo nunca visto. Imágenes de ciencia ficción que se hacen realidad.
La imagen que elegimos este año para representar el día del ambiente nos produce dolor, angustia, tristeza. Porque lo simple se nos está yendo de la mano. Tocar a otro, darle la mano, mirarlo a los ojos, verlo sonreír, decirle un secreto al oído, compartir un mate, besarlo, son acciones que quedaron en el pasado.
Y en eso se nos va la vida. La vida que extinguimos del planeta. Los atajos que tomamos a favor de un conformismo innecesario. Reproducción de consumos impuestos y desmedidos. Falsas necesidades de un camino que no conduce a ningún lugar, mas que a la desnaturalización de lo simple.
Hoy, queremos volver a respirar vida sin indiferencia. Nuestro compromiso es mostrarlo. Hoy nuestro trabajo se enfoca en la búsqueda de los vínculos que nos conecten con lo genuino de sentirnos vivos, la naturaleza que nos rodea, sus ritmos, sus ecosistemas. Porque somos parte de ellos.
Incendios, inundaciones, deforestación, extinción de especies, calentamiento global, cambio climático, crisis alimentaria, pandemias zoonóticas, sequia, son caras de una misma moneda.La especie humana está destruyendo la casa, la única que tenemos y no es joda…
¡Sumate a la acción, no podemos perder más tiempo, no naturalices el ecocidio, no te distraigas, volvé a lo simple! Donde hay poder, hay resistencia… ¡Corré la voz!
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