La sexualidad "fotoshopeada" y los espejitos de colores

/Por Dra. Romina Barraza

¿De dónde aprendimos cuál es el ideal que debemos “cumplir” en los encuentros sexuales? ¿Quién indica la altura de la vara que tenemos que alcanzar? ¿Qué verso nos creímos respecto a las relaciones sexuales?

“No siento placer”, “No tengo orgasmos”, “No me excito”, “No duro nada”, “No se me pone dura”, “No se me para”, “No tengo ganas”. Son afirmaciones que escucho a diario en el consultorio. Este relato no discrimina por edad ni género, y a pesar de lo variado del relato tienen varias cosas en común: La negativa “No puedo algo…”; la angustia que genera no lograr cumplir con el “estándar” deseado o esperado y las irreales expectativas (o ajenas), entre otras cosas.

El sexo vende. Es marketinero. Atrae gente. Suele terminar siendo el centro de la charla en las reuniones de amigxs y suele vender una imagen que no tiene. Espejitos de colores…

 Afirmamos que el SEXO es joven, exitoso, tiene cuerpo bello, es capaz, inteligente, novedoso, innovador, divertido, explosivo, tiene la justa medida entre romántico y fogoso, huele bien, viste bien, habla bien, camina sobre dos piernas… Ni el mismísimo James Bond (O todos los James Bond de la historia) lograron reunir tantas cualidades positivas juntas.

La realidad, es que creamos (y creemos) una imagen y “sentires” del sexo que suelen no ser reales.

Una de las características de la sexualidad es, justamente, ser una experiencia absolutamente subjetiva. No me la pueden contar. Lo que puedo sentir y percibir de ella es algo que únicamente se puede descubrir vivenciándolo. Me tengo que PERMITIR sentir en primera persona, con mis libertades y mis limitaciones; tengo que conocer qué cosas me gustan y cuáles no. Tengo que experimentarlo.

Porque si hago lo que hago, esperando sentir lo que me dijeron que debo sentir, probablemente (y lamentablemente) sienta que “No puedo”, y luego de eso, las sensaciones de fracaso y frustración vienen de la mano…

Y en los días que corren, donde lo intimo y lo publico muchas veces no logran diferenciarse, donde quedar fuera de los estándares es penado con el exilio, donde lo inmediato le quita el podio al deseo y donde la educación sexual integral sigue una figurita difícil; esta sexualidad “fotoshopeada” la seguimos comprando en las redes sociales, la web, el porno y hasta de nuestrxs propixs amigxs…

Entonces, ¿Qué podemos hacer? Tenemos que dejar de comprar basura y animarnos a probar, a sentir, a preguntar; tenemos que perder el miedo a equivocarnos, tenemos que dejar de tomarnos examen en cada encuentro con alguien y empezar a disfrutar.

Aprendamos que NO HAY UNA RECETA que pueda funcionar igual para los millones de sexualidades que existen.

Si hay una sugerencia que les puedo hacer es, más bien, una invitación a conocerse. A explorar y descubrir sus propias sexualidades sin dejarse llevar por las opiniones ajenas. No todas las pieles sienten igual. No todos los orgasmos son fuegos artificiales. No todas las excitaciones nos mojan. No hay un tiempo mínimo o máximo para disfrutar. No todas las erecciones tienen la misma rigidez o duración. No todas las relaciones sexuales necesitan una penetración. No siempre tenés que querer.

En tiempos difíciles como los que estamos viviendo, hagamos de nuestra sexualidad un disfrute y no una exigencia más.

Y sentís que estás varadx en las preguntas del inicio, o necesitas más sugerencias, no dejes de realizar una consulta sexológica.

Dra. Romina Barraza

Médica Sexóloga y Educadora en Sexualidad Humana. MN 154156

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