El sobrepeso y la obesidad en niños, niñas y adolescentes, así como en adultos, es una epidemia en aumento que representa uno de los principales problemas de salud pública más graves del siglo XXI. La Lic. Lucía Cortinovis reflexiona sobre esta problemática.
/Por Lic. Lucía Cortinovis
La obesidad infanto-juvenil tiene consecuencias físicas y psicológicas para la salud, siendo un factor predictivo importante de la obesidad en la edad adulta. Puede causar la manifestación temprana de enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2, así como las afecciones concomitantes , contribuir a dificultades conductuales emocionales como la depresión y la estigmatización, y reducir el nivel educativo que puede alcanzar el niño
Actualmente, muchos niños, niñas y adolescentes crecen en un entorno obeso génico, que es aquel que fomenta el consumo excesivo de calorías y nutrientes críticos como azucares , grasas y sodios y además fomenta el comportamiento sedentario . Este descenso en la actividad física, está dado por un aumento del tiempo dedicado a actividades sedentarias como uso de pantallas ,televisor ,computadoras, celular ,etc. Estos cambios provocan un desequilibrio en el balance de energía que predispone el desarrollo de sobrepeso y obesidad
Los niños, niñas y adolescentes están expuestos a una amplia oferta de alimentos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional. Además, se han reducido las oportunidades de realizar actividad física y ha aumentado el tiempo dedicado a actividades sedentarias .Las intervenciones para disminuir los factores de riesgo modificables durante el desarrollo temprano y la niñez pueden reducir la obesidad. El entorno familiar es un ámbito ideal para promover la incorporación de hábitos saludables ya que las preferencias alimentarias se desarrollan a edades tempranas y suelen persistir a lo largo de la vida.
En relación a la oferta de alimentos , la evidencia muestra que el ofrecimiento continuo de alimentos nutritivos y saludables (como frutas y verduras) mejora los patrones de preferencia y consumo de los niños y adolescentes .
Promover la actividad física desde el ámbito familiar ha demostrado ser útil para contribuir a aumentar la actividad física de los niños y niñas y a reducir su comportamiento sedentario
Es en la familia donde se aprende a comer ,a regular la saciedad a relacionarse con los alimentos y con el movimiento, también es donde se adquiere un modo determinado de manejar las emociones , por esto son fundamentales las acciones de intervención desde la familia para propiciar cambios saludables en la comunidad
Si además se acompaña de políticas públicas claras y eficientes respecto de la información nutricional (por ejemplo la ley de regulación del etiquetado frontal de alimentos ) , se podría garantizar el crecimiento desde la infancia en un entorno saludable que reduzca la aparición de enfermedades no trasmisibles .
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