/ Por Pamela Aguilera
La crianza respetuosa basa sus principios en le teoría del apego de Bowlby.
La crianza respetuosa es un estilo educativo que busca ofrecer al bebé lo que se considera que necesita: no solo alimento, higiene, la seguridad y confort de un hogar y pañales limpios, sino también brazos, cariño, amor y atención, basándose en la premisa de que el llanto es una llamada de auxilio del bebé, su manera de expresar que necesita sentirse seguro y en calma para poder explorar y aprender del entorno, y que la educación de niños y niñas debe basarse en un acompañamiento por parte de los adultos, para que puedan desarrollar sus potencialidades en base a su motivación, y para que, poco a poco, puedan hallar su camino en la vida, desde la transmisión de unos valores que les permitan e impulsen a formar parte de una sociedad más empática, menos violenta y más respetuosa.
La multiplicidad de miradas que giran alrededor de como entendemos la infancia van logrando transformaciones necesarias de acuerdo al contexto actual.
No se trata de priorizar únicamente las necesidades de nuestros hij@, pero ojo! Tampoco las nuestras, es fundamental lograr un equilibrio saludable.
Es necesario poder responsabilizarnos de nuestras acciones, como adultos, como madres y padres, escuchar primero nuestras emociones para poder compatibilizar con las necesidades de nuestros hij@s.
Un adulto capaz de regular sus propias emociones podrá acompañar a ese niñ@ que aún intenta hacerlo, que por momentos no puede, se frustra, llora, se enoja demuestra su ira. Tengamos presentes que todas las emociones son válidas y nuestro rol debe ser acompañarlas y ser sostén en su regulación y registro.
Es importante ser conscientes de lo que nos sucede para poder afrontar cada situación que nos genera alguna preocupación o sentimos que nos desestabiliza. Muchas veces se trata de frenar, escuchar con atención, brindar el tiempo, el momento para conectar y compartir desde la presencia.
Estar presentes, es brindarles calidad, amor y afecto, brindarse al juego y a sus propuestas.
Pensar en un único modo de criar no es posible pero si es necesario establecer puntos de acuerdo y criterios en común.
El modo de acompañar a un niñ@ en su crianza siempre debe ser a través del respeto y la escucha.
Criar es implicarse emocionalmente y facilitar los canales para que tu hij@ pueda expresarse sin miedos.
Criar es ser una vía para que tu hij@ pueda conectar con sus propias emociones. Esos excesos emocionales nos hablan de la necesidad de acompañarlos. De regularlos.
Si pensas que es tarde, que no vas a poder o que no entender cómo debe ser. No es tarde, nunca es tarde para repensar nuestra propias prácticas de crianza.
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