Cooperativas buscan sobreponerse al impacto de la pandemia en los sectores vulnerables

El advenimiento pandémico del Covid-19 no solo puso en crisis estructuras culturales, sociales y económicas, sino que marcó un relieve en las condiciones que ofrecen los Estados frente a los sectores vulnerados.

Autónomos, trabajadores informales y cooperativistas –por hacer solo un recorte del universo obrero- subsisten a duras penas en medio de una coyuntura que no admite grandes márgenes para llevar el plato de comida a la mesa, en barrios con deficiencias o ausencia total de algunos servicios, con problemas hábitat por las dificultades que presenta el acceso a la vivienda, entre otras aristas que se agravan en la actual situación.

Un caso de los que resisten es el de la cooperativa La Esperanza, que nuclea aproximadamente a 70 personas. La entidad se dedica a tareas de reciclado y algunos servicios de recolección en barrios populares, donde la actual prestataria no llega por las dificultades que presenta la circulación ante las calles en mal estado, el bajo y precario tendido eléctrico o la presencia de árboles.

Con fierros donados las vecinas y vecinos que integran La Esperanza construyeron recientemente una compactadora casera que servirá para el tratamiento de cartón, papel y PET. La maquinaria se suma a una cinta de separación, un molino para plástico y a la reciente compra de un camión Mercedes 1114. “Esto nos va a permitir poder trabajar y salir de esta situación muy difícil que están pasando los recicladores”, contó a Corré La Voz el referente de la cooperativa, Roberto Álvarez.

A corto plazo, el objetivo es poder tratar los materiales, compactarlos y venderlos de manera directa al circuito industrial. A largo plazo, el proyecto apunta a poder fabricar distintos artículos a partir de los materiales del reciclado. También está la idea de avanzar en una federación de cooperativas a partir del trabajo conjunto que vienen realizando con otras entidades. De esta manera, la idea es crear un polo productivo de cooperativas en el Parque Industrial, “donde todas las cooperativas puedan producir”.

En un plazo no muy lejano, esperan comenzar a implementar la separación en origen; esa normativa fue aprobada por el Concejo Deliberante de Zárate en diciembre de 2018, pero su aplicación se fue dilatando en el tiempo. La propuesta consiste en la colocación de canastos en distintos puntos de la ciudad, para que los vecinos puedan dejar allí sus materiales reciclables, que permanecerán estacionados algunos días, y luego serán retirados por los cooperativistas.

“Los compañeros están dispuestos a trabajar y seguimos avanzando. Están pasando una situación muy difícil pero tenemos esperanzas. Sabemos que a partir del equipamiento este vamos a salir adelante. Queremos agradecer a toda la comunidad de Zárate, que separa los materiales y nos lo está alcanzando”, contó Álvarez y agregó: “Estamos haciendo trabajos de recolección de residuos en barrios pobres; estamos trabajando y eso nos dignifica. Nos estamos equipando con herramientas, lo cual es muy importante. No tenemos subsidios ni regalos de arriba, estamos trabajando y eso nos pone muy orgullosos”.