Día Internacional de la Trabajadora Sexual

02 de Junio de 2020

Nina León: Del rechazo a la aceptación

El Día Internacional de la Trabajadora Sexual es una conmemoración que busca reflejar la marginación y violencia social que sufre esta profesión en donde se continúa reclamando por derechos laborales. Charlamos con Nina León, referente de AMMAR, poeta y mamá de Cuba.

El punto de partida del Día Internacional de la Trabajadora Sexual es en memoria de lo que ocurrió el 2 de junio de 1975, jornada en la que más de 100 prostitutas ocuparon la Iglesia de Saint-Nizier de Lyon, Francia, con el fin de llamar la atención a su situación. El día de la conmemoración se celebra anualmente desde el 2 de junio de 1976.

En Argentina y desde la década del 90, existe un sindicato que lucha constantemente por mejores condiciones de trabajo. La Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), nació como respuesta al constante asedio y violencia de la policía. La organización se ha convertido en la fuerza y motor para conseguir objetivos que benefician a las trabajadoras sexuales y a la sociedad en general.

Desde 1997, AMMAR integra la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex), que tiene como objetivo apoyar y fortalecer a las organizaciones de mujeres trabajadoras sexuales en la defensa y promoción de sus derechos humanos. La Red está compuesta por 15 países: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.

En la página oficial del movimiento, las referentes detallan que “nuestra historia como trabajadoras sexuales organizadas nos demuestra que no solo podemos denunciar, sino que podemos ser nosotras mismas quienes luchemos por transformar una realidad de abuso, explotación y discriminación. Aprendimos y desarrollamos la capacidad de gestión necesaria para el crecimiento institucional y nos fortalecimos en la búsqueda constante por hacer efectivos nuestros derechos. Las trabajadoras sexuales tenemos derechos básicos que nos asisten como seres humanos, como mujeres y como trabajadoras. Ya lo aprendimos”.

Es una noche más en Buenos Aires. En una esquina un poste de luz venido a menos es el único testigo de un sin fin de historias que parecen invisibles ante los ojos del vecindario. El reloj del bar marca la una de la madrugada y las luces de los autos llegan, pero están de paso. El sonido del cigarrillo apagándose contra una pared blanca, da la señal de que el servicio comienza, y así, la esquina se convierte en protagonista. Y con ella sus cómplices buscan ganarse la vida. El miedo se siente en el aire, el frío parece entrometerse entre esas piernas que esperan, que aguardan, temblando, la llegada del primero. Los uniformados de color azul buscan desarticular la esquina, obstaculizar, entorpecer, mientras el poste pende de un hilo y de a poco se va apagando. La dinámica se repite día a día y pese a los riesgos, ellas continúan.

Natalia Soledad Canteros tiene 33 años y nació en el barrio Fontana de Formosa, en donde vivió hasta sus 18 años. Es hija de Margarita (59) y Cacho (57). Ella fue docente de primaria y el solía ser empleado público del Instituto Provincial de la Vivienda. Es la menor de la familia. Tiene dos hermanos más grandes, Marcela de 40, licenciada en sistemas, y Horacio de 38, abogado.

Me crié en un barrio obrero que no estuvo urbanizado hasta mis doce años, mis viejos siempre tuvieron una relación donde nos pusieron a les hijes como les adultes de la casa”, cuenta Nina. La autora de “Puta Poeta” lleva consigo una gorra verde con una percha en el frente, símbolo que engloba una de sus tantas luchas. A su lado, una pequeña intrusa busca colarse en la charla.

-Cubi, ¿hacemos un consenso te parece? no, dice ella, que luce una campera rosa con capucha y una colita roja.

-Dale que el chico tiene que hacerme unas preguntas, hace silencio un ratito así escucho bien sabes. Perdoname, decime.

Nina León es su nombre de guerra en el trabajo sexual. Se mudó a Buenos Aires en el año 2007 y hoy vive en el barrio de Boedo junto a su hija de 4 años. Se recibió de Periodista Deportivo, trabajó en el Diario Olé, en peluquerías, en call centers y en centros de estética. Pero un día se cansó. Cuba es una de las razones por las cuales hoy hace lo que hace.

En Fontana todo era alegría, al menos fuera de las cuatro paredes de su casa. Es que su papá era muy holgazán y no ayudaba, entonces su mamá era el sostén de la familia trabajando mañana, tarde y noche. Repartiendo sus tareas como docente y atendiendo un negocio.

-Mi vieja hacía lo que podía en su acotado tiempo con nosotros porque laburaba mucho. Mi viejo siempre hacia cagada, se las mandaba todas y la endeudaba mucho a mi vieja. Era casi un hijo más en la práctica. Padecí bastante toda esa ausencia de contención maternal-. Explica Nina, mientras se acomoda los auriculares y le insiste a Cuba que se porte bien.

La niña vuelve a la carga. Ríe y abraza a su mamá. Su tierno y prolijo flequillo aparece ante la cámara.

Mientras se miran, pienso. Nina no quiere que su hija viva lo que ella sintió al ver a su madre tantas horas fuera de casa. Quiere estar presente y tal vez eso derivó en que su modalidad dentro de la prostitución sea la virtual y los encuentros en hoteles, para poder pasar más tiempo con ella o al menos manejar sus horarios, claro está.

“Vomito en silencio. No me animo a hablar. Tengo miedo. Solté ataduras, dolores, rencores y volví a nacer, pero, aun así, tengo miedo”.

“Me parí hace poco, en mi propia casa, mientras me observaba en el reflejo de los vidrios, masturbándome con la mano izquierda y escribiendo con la derecha. La vanidad fue el primer pecado que devoré. Quizá vaya por todos”.

Nina, que confiesa su afinidad por los cristales, el reiki, lo esotérico, sahumerios y oráculos, presentó su primer libro “Puta Poeta” el 8 de diciembre de 2019 en el Club Atlético Fernández Fierro, en donde hubo shows en vivo y perfomances eróticas. Su obra trata de 33 poemas que tienen como eje la militancia, el amor, la maternidad y el trabajo sexual.

Nina necesitaba cambiar de rumbo, por una cuestión económica claro está, pero también porque necesitaba saber que podía desafiar a los estándares que impone nuestra sociedad. Hace un poco más de 3 años comenzaba a escribirse su historia con AMMAR junto con el sexo literario.

El 30 de mayo de 2017 comenzaba el Congreso para Trabajadoras Sexuales organizado por AMMAR, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina. Todo culminaba el viernes 2 de junio con un abrazo al Congreso de la Nación en el marco del Día Internacional de las Trabajadoras Sexuales. Esa tarde comenzó a escribirse la historia de Nina León, quien, sin saberlo hasta ese momento, se convertiría en una de las referentes del sindicato tres años después. Necesitaba un cambio profundo en su vida y se lo exigía su situación económica pero también su pasado familiar. La falta de contención maternal y paternal que arrastraba desde la infancia en Fontana, la trasladó a aquella marcha.

Mientras caminaba hacia el congreso acompañada por una amiga, se ocultaba. Tenía miedo, ansiedad, nervios, incertidumbre. Se tapaba la cara por temor a que los jefes de la oficina en la que trabajaba la vieran. El entorno comenzó a provocarle una sonrisa en su rostro. Sus ojos no sabían hacia donde mirar ante tanto festejo, ante tantas ganas de luchar por una causa que parecía impensada hasta hacía diez años atrás. Las banderas blancas y negras, los paraguas rojos, las gorras multicolores y los pañuelos verdes, la elevaban hasta llegar a un éxtasis que le provocaba liberación, que le decía “este es mi lugar, esto necesitaba”. La empatía se colaba en su corazón y en su mente, encontró una afinidad y una aceptación que buscaba desde su adolescencia.

- ¿Cómo tomó tu familia la idea de que te conviertas en una trabajadora sexual?

-Mí vieja fue la que más me entendió. A los seis meses de estar ejerciendo le conté a ella. Ya estaba podrida de vivir una doble vida, le decía que en el sindicato daba talleres de escritura y además decís no estoy haciendo nada malo, porque tengo que estar mintiendo, mucha angustia fue todo ese tiempo.

Natalia creció en una cultura con descendencia paraguaya ultra machista en donde muchos hombres llegan a pensar que pueden manejar la vida de una mujer a su antojo. Fue así que el rechazo por parte de su padre e incluso hermanos ha durado hasta hace muy poco tiempo. Su padre se puso muy mal y hasta el día de hoy no han hablado del tema. Margarita lo aceptó con más rapidez e incluso llegó a ir al casino con ella y un cliente. Sí, hay personas que la contratan solo para ir al casino.

Cuba muestra a cámara un cuaderno con dibujos. Otro abrazo intercede en la conversación. Nina me pide un minuto.

-No tengo mucha constancia ni disciplina para la escritura. Siento que es como mucho más catártica y que lo hago en el momento en que sale ahí el vómito y que tengo la necesidad. Hay veces que obviamente por una cuestión de estar a cargo de la maternidad tenes que ir haciéndolo de una manera más alborotada.

Empezó escribiendo por situaciones de la casa que la abrumaban, buscaba canalizar por algún lado. Cuando tenía 7 años recibió un diario íntimo de regalo y reconoce que fue el mejor regalo de su vida. A partir de ahí comenzó a volcar todo lo que le iba pasando por la cabeza. Hoy lee a Camila Sosa Villada, Rodrigo Armoa, Marosa Di Giorgio, Alfonsina Storni y José Sbarra. Le gusta acumular biromes y cuadernos.

“Ninaleonfeminista” ya supera los diez mil seguidores en Instagram. La dueña de la cuenta se propone reflexionar sobre poesía y sexo literario, pero además intenta desarticular la desinformación que circula en relación al trabajo sexual. Explica, con su particular tono de voz, que no deben romantizar el servicio que brindan pese a que hay muchas mujeres que no han tenido que atravesar situaciones de abuso sexual y que incluso, ella padeció maltratos verbales en otros ámbitos laborales y no en el trabajo sexual,

La prostitución es hoy una profesión que no está reglamentada, por lo que no tiene aportes jubilatorios ni derechos laborales. Los uniformados azules buscan desestabilizar el servicio mediante detenciones arbitrarias las cuales muchas de ellas derivan en violencia física. Esta es la mayor lucha de Nina y sus compañeras. Esa esquina vacía y fría ha cobrado plenitud y fuerza y hoy es parte de la discusión. El poste de luz que pendía de un hilo se levantó y va a dar pelea. Porque ya no es el único testigo.

Este contexto de pandemia ha agravado la situación socio-económica de cientos de trabajadoras sexuales, en especial  de las que ejercen en las calles. Es que el aislamiento frenó totalmente su actividad. A raíz de la cuarentena el sindicato ha iniciado una colecta nacional que luego de 70 días continúa. Las formas para colaborar:


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