A cinco años del #NiUnaMenos: ¿por qué luchar?

/ Por Angela Ríos Encina

Lo cierto es que lo amerita. Este movimiento se funda en la necesidad de un llamado de atención a la sociedad acerca de una problemática que continúa siendo invisibilizada. Lejos de ser excluyente, ni mal llamada feminazi, el #NiUnaMenos es un grito desesperado de Ayuda que atraviesa a todos en algún momento de la vida.
Durante años las mujeres víctimas de violencia han sufrido en la oscuridad y en la soledad tales hechos. La nómina de feminicidio permite legitimar la violencia de género como tal, donde el hecho de ser mujer es suficiente y necesario para motivar una muerte. Y lamentablemente abunda en nuestro país. Las víctimas materiales del patriarcado y del machismo histórico y ortodoxo son las mujeres asesinadas. Pero ellas son solamente la punta del iceberg. El verdadero problema sigue solapado en el cotidiano de nuestra vida. Todos somos partícipes involuntarios de esos feminicidios. ¿Por qué?
La violencia de género es una más de las miles de formas de violencia que vivimos en nuestro país, la cual naturalizamos y aceptamos como normal. La exclusión y desigualdad son permanentes en muchos de los conceptos que se trasmiten generación tras generación. El individualismo, la incapacidad de escuchar, la falta de empatía, el no reconocimiento del otro como ser humano. El autoritarismo y la lucha de poderes. Son innumerables las situaciones cotidianas donde la violencia de género es observable... las más graves llevan a la muerte.
Los juegos que jugábamos, los colores que elegimos, las expresiones, las habilidades, el ideal de mujer que todavía tenemos. La sexualidad y el respeto hacia ella; la valoración del cuerpo, el peso de su voz. Todos en algún momento hemos sido atravesados por una situación potencial de violencia de género. ¿Por qué es importante visibilizarlo?
Como profesional hace muchos años trabajo la temática no solamente desde el estudio, sino también desde el ámbito clínico, comunitario y legal. Las consecuencias son demasiadas. Es muy difícil calcularlo en cuestiones concretas, sobre todo porque cuando es evidente, es porque nos encontramos en una etapa muy avanzada, por ejemplo: el golpe. A algunas personas les lleva años salir del lugar de víctimas. Realmente es muy difícil afrontarlo cuando no queda ninguna herramienta para intentar. Hay todo un proceso psíquico que esa persona debe hacer, en principio, para reaccionar y ser consciente de que no merece lo que le ocurre, fundamentalmente porque partimos del amor. De eso que muchos piensan "en la guerra y en el amor todo vale". Nadie se lo merece, no es amor si es desigual y lastima.
El psiquismo en situación de violencia posee una vulnerabilidad extrema. Se encuentra abolido y reconstruirlo no es sencillo. Todos las funciones yoicas se vuelven débiles; inseguridad, fragilidad, baja autoestima, imposibilidad de decisión, falta de interés interno y externo; falta de deseo, imposibilidad de defensa, y muchas veces aparecen somatizaciones. Y esas son sólo a nivel personal. Hay muchas otras consecuencias externas que también potencian la vulnerabilidad; la más compleja a mi entender, es la pérdida de los vínculos más cercanos. Una persona que es víctima de violencia de género se encuentra mayormente sola. Por falta de comprensión, de empatía, de paciencia. Sí, paciencia porque cada uno tiene sus tiempos.
Generalmente la familia no lo comprende y los amigos se cansan. "Le gusta estar así", lamentablemente esa expresión la escuchamos mucho.
¿Qué hace que miles de personas se levanten en lucha, para unirse frente a la erradicación de la violencia de género?
Probablemente cada persona se sienta identificada, es decir, les ha pasado. Alguna vez te sentiste incómoda con un acoso disfrazado en piropo. Alguna vez habrás sentido que sola no podrías solventarte económicamente. Alguna vez te habrá pasado que te dieron valor solo por tu cuerpo. Alguna vez te habrán mirado mal por preferir el azul o el fútbol. A alguna amiga habrás contenido horas de llanto porque su pareja la insultó. Alguna vez habrás escuchado que la limpieza es cosa de mujeres. Alguna vez te habrán empujado, insultado, desmerecido, ignorado, menospreciado, e incluso golpeado. Alguna vez te habrás sentido mal por ser mujer, y quizás hoy puedas sentirte orgullosa o al menos satisfecha. Sí! también les pasa a los hombres con las mujeres que aman. Porque esto es una lucha conjunta, necesaria. De todos. Porque muchos hombres también comprenden el machismo, la desigualdad y se manifiestan en contra. Y es de todos de verdad, de cada ciudadano que vive en nuestro país, hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes.
En lo que va del 2020 hay más de 100 casos de muerte de mujeres (de diversas edades) en situación de violencia de género, más de 50 durante la cuarentena. Más del 60% de esas muertes fueron provocadas por parejas o ex-parejas de las víctimas (si, personas con quienes uno supondría hubo amor). Falta muchísimo trabajo que hacer para que la atención, contención y acompañamiento; psíquico social y judicial a las mujeres víctimas, tenga realmente buen resultado. El #NiUnaMenos no es cuestión de mujeres, es la lucha contra la desigualdad, a favor del amor sano, y en pos de construir mejores vínculos.
Es una problemática que nos incumbe a todos; tal vez no sea necesario que salgas a marchar, pero será suficiente con que puedas pensarlo cada día un poco; con juzgar menos e informarse más. Como profesional de la salud mental te invito a reflexionar, a reforzar la escucha, a no repetir patrones. Como ciudadana te invito a unirte a la lucha, desde donde puedas. Como mujer te digo “sé fuerte, y contá conmigo".

Ángela Ríos Encina | Lic. En Psicología.