Las protestas contra el racismo y el abuso policial se extendieron por todo el país.
/ Por Arturo Remedi
A partir del asesinato del ciudadano negro norteamericano George Floyd por parte de la policía de Minnesota ocurrido el lunes 25 de mayo se desataron masivas acciones de repudio al inveterado racismo policial.
Con la característica propia de las movilizaciones en EE.UU. , relativamente espontáneas y con poca o nula organización la protesta se extendió durante toda la semana hasta abarcar buena parte de importantes ciudades de ese país .Incluso en las adyacencias de la Casa Blanca en Washington los manifestantes demostraron en las narices del presidente Trump su repulsa por el crimen cometido.
Un elemento a tener en cuenta para analizar lo que está ocurriendo es que pasados varios días del asesinato, filmado y viralizado en redes, el poder judicial yanqui no había imputado a Derek Chauvin el policía autor material del delito.
Lo que está ocurriendo no es solo una respuesta social a un crimen policial , sino una respuesta a la acumulación de ira por innumerables problemas
La escalada de movilizaciones con acción directa sobre comercios, comisarías, patrulleros, organismos gubernamentales etc. pone sobre el tapete la discusión sobre el uso de la violencia en los reclamos populares.
Justo es decir que estas acciones entran dentro del estándar norteamericano , con muchos casos de antecedentes en otras situaciones de violencia institucional racista.
Por otro lado se enmarcan en una sociedad particularmente violenta, que enaltece el uso de armas de fuego y que incluso la derecha más racista las esgrime en la calle en sus propias marchas.
El “discurso “permanente el presidente Trump, de tono matón de barrio , no hizo mas que echar nafta al incendio social
Con varios de los más importantes aglomerados urbanos con toque de queda y presencia de fuerzas militarizadas, ayer 1º de julio Trump anunció la convocatoria a las fuerzas armadas para reprimir las protestas que ponen en jaque a su gobierno.
“ Una amenaza presidencial para que el ejército de los Estados Unidos dispare contra civiles es lo opuesto al liderazgo, la antítesis de la sabiduría, un comentario tan desaconsejado y tan perjudicial para el bienestar público como recomendar la inyección de desinfectante o la auto-prescripción de hidroxicloroquina.” dice el periodista de The New Yorker , Jelani Cobb hace 2 dias.
Independientemente que el gobierno federal no tuvo responsabilidad directa en el asesinato de George Floyd, la práctica , el discurso xenófobo, machista y racista de la administración Trump marcan el contexto en el que se produjo el crimen.
Es imprescindible agregar a este análisis la situación social y sanitaria agudizada hasta el infinito desde la pandemia de coronavirus.
Cerca de 110 mil muertos y 1.800.000 contagiados de coronavirus, más de 40 millones de nuevos desocupados (¿cómo tanta miseria puede ocurrir tan rápidamente?) son la base donde se asientan las manifestaciones y acciones directas de los norteamericanos en estos días .
"Donald Trump y su asalto a la verdad".
La crisis aguda que enfrenta la primera potencia capitalista mundial va acompañada de la “personalidad”, por decirlo de alguna manera diplomática, de su máxima conducción, Trump .
Al respecto es ilustrativo seguir algunos artículos de la prensa yanqui, como por ejemplo los de Susan Glasser en The New Yorker de esta última semana , en paralelo al estallido social .
Glasser titula “El presidente más mendaz de la historia de EE. UU.” y consigna que “…para la medianoche del miércoles, unas pocas horas después de que el número de muertes estadounidenses en la pandemia de coronavirus superase oficialmente los cien mil, el presidente de los Estados Unidos retuiteó un video que dice: "el único buen demócrata es un demócrata muerto".
Esto causó un revuelo en la red social, que debió regular el exabrupto.
Glasser continua y asegura que “… así que ahora los expertos, en lugar de centrarse en las mentiras de Trump o en el horrible hito de cien mil muertos estadounidenses, están debatiendo los matices de la regulación de las redes sociales, el golpe de Silicon Valley entre Dorsey y el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, sobre la verificación de hechos Trump, y si la insistencia del presidente en la venganza terminará por expulsarlo de la plataforma que ha sido tan integral en su ascenso político.”
Por otro lado “ …esta es también la tesis de un gran servicio público de un libro, realizado por el personal de Fact Checker del Washington Post, que saldrá la próxima semana, "Donald Trump y su asalto a la verdad".
El libro no es solo un compendio de las decenas de miles de falsedades del presidente, afirmaciones engañosas y mentiras durante los primeros tres años de su Presidencia; También es un esfuerzo para catalogar y explicar las diferentes patologías en el trabajo en sus tergiversaciones sistemáticas al pueblo estadounidense.
El Post descubrió que las falsedades contadas por el presidente han aumentado en seriedad y volumen: un promedio de seis por día en 2017 se convirtió en casi dieciséis por día en 2018, que luego aumentó a más de veintidós por día en 2019, y eso fue antes de este loco 2020 del juicio político, la pandemia, la crisis económica y la campaña de reelección de Trump.
El uso del Twitter por parte del presidente ha hecho metástasis junto con las declaraciones falsas que publica en su feed; ahora está enviando, todos los días, un promedio de casi cuatro veces más tweets engañosos que durante su primer año en el cargo” finaliza el artículo del semanario neoyorquino.
Estamos en Facebook danos un me gusta!