En la noche del martes el Jefe del Escuadrón Zárate de Gendarmería Nacional, Cte. Marcos Castillo, fue ultimado por dos sujetos en pleno centro de la ciudad, en un hecho que por ahora se presume como un intento de robo.
Para la fiscalía todavía no existen elementos que puedan hacer suponer otra cosa. La causa se encuentra caratulada como Homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego y la lleva adelante la Dra. Andrea Palacios de la UFI Nro. 7, que durante la jornada de hoy formuló el pedido de detención para los dos sujetos capturados horas después del crimen.
Los jóvenes sospechados de cometer el crimen, tienen 16 y 19 años respectivamente. Durante la madrugada del miércoles el personal de Prefectura Naval, Gendarmería Nacional, Grupo de Apoyo Departamental y Dirección Departamental de Investigaciones Zárate Campana, realizó cuatro operativos de allanamiento en distintas viviendas de la ciudad en busca de los agresores. La medida fue solicitada por la Fiscal Palacios y avalada por el Juez de Garantías Dr. Julio Grassi.
Por el momento, el expediente contiene testimonios de personas que estuvieron en las cercanías de donde ocurrió el ataque, pero los relatos que construyen la secuencia de lo ocurrido parten del hecho consumado. Es decir, muchos de los testigos solo pudieron dar su versión a partir de lo que vieron durante la fuga de los sujetos.
Que el hecho se haya producido en pleno centro, tiene como particularidad la gran cantidad de cámaras de seguridad municipales y de los distintos comercios de la zona. Ese material que recopilaron los investigadores, fueron clave en los minutos posteriores para trazar el mapa de la fuga de los sospechosos y su identidad.
Así, se pudo establecer que tal como lo hacía diariamente, Castillo recorrió parte de calle Justa Lima en su bicicleta y luego dobló en Independencia; fuentes consultadas de la investigación, revelaron que la víctima era seguida de cerca por sus atacantes, que también se desplazaban en un rodado de similares características.
La siguiente secuencia se produce en un lapso de pocos segundos: Cuando el miembro de la fuerza nacional se dispone a ingresar a su lugar de residencia, los dos sujetos que lo seguían detienen su marcha en la calle. Uno de ellos baja y, casi sin mediar palabra, le efectúa tres disparos al gendarme que se desploma malherido. Minutos más tarde, llegaría al lugar una ambulancia del Servicio de Emergencias Municipal, pero el hombre yacía sin vida.
A partir de los relatos recogidos por Corré La Voz, los gatilleros huyeron por calle Brown hacia Rómulo Noya y luego hacia avenida Gallesio, mientras eran perseguidos por efectivos policiales que patrullaban a pie el centro de la ciudad. Tras una breve persecución, los asaltantes lograron darse a la fuga con éxito.
Al lugar del hecho arribó personal policial y más tarde agentes de Policía Científica que realizaron el peritaje de la escena del crimen. Castillo presentaba dos heridas de bala en la cabeza y cerca de su cuerpo se encontraron tres vainas servidas calibre .22, por lo que se presume que el arma utilizada fue del tipo pistola, ya que armas como el revolver conservan los casquillos en el interior del tambor.
La Fiscalía busca determinar quién manipuló el arma
El menor (16) se encuentra a disposición de la Fiscalía de Menores a cargo del Dr. Gustavo Ancurio y fue sometido a indagatoria en el día de hoy, mientras que Arcel (19), quien habría sido el autor material del hecho, será indagado mañana. El joven vivía con su abuela y, tras el hecho, le habría mandado un mensaje a su tío diciendo: “Cuidá a la abuela. Viste la macana que me mandé. Al del centro lo maté, yo”.
Además, fuentes cercanas a la investigación remarcaron que ambos imputados fueron sometidos a la pericia de barrido electrónico, que sirve para determinar si un individuo está involucrado en la acción de un disparo por un arma de fuego, analizando la presencia de residuos de disparo en regiones comprometidas, tales como: palma y dorso de las manos, antebrazos, tronco corporal, rostro y cabello.
El arma de fuego tipo calibre 22 con la que se cometió el hecho no fue encontrada hasta el momento, aunque sí se pudo dar con un total de cinco proyectiles que el menor de edad tenía en uno de los bolsillos de su campera. Todavía debe realizarse el cotejo de estas municiones y también la correspondiente anatomía patológica para obtener la distancia en la que se cometieron los disparos.
Desde el entorno judicial explicaron que, si bien algunas de estas pruebas suelen demorar, algunos procesos periciales podrían acelerarse producto de la gravedad del suceso, además del condimento mediático que termina de incidir de manera directa en la investigación.
Cabe resaltar que, si bien la fiscalía interviniente cuenta con testigos que pudieron escuchar los disparos y acercarse al lugar rápidamente, nadie vio el momento exacto en el que Castillo es brutalmente asesinado. Será tarea de la UFI N° 7 intentar avanzar en esta cuestión para clarificar el hecho.
Proyectaba instalarse en la ciudad junto a su familia
El comandante Marco Antonio Castillo, tenía 46 años, era oriundo del norte de nuestro país y había llegado a Zárate en el mes de Enero. Desde la fuerza, le gestionaron su alojamiento en la sede de la Sociedad Española, donde alquilaba una habitación.
Años atrás participó de misiones en el Congo y Kosovo, y compartía su pertenencia a la fuerza nacional con su hermano. Habitualmente, solía hacer recorridos por la ciudad en bicicleta. Entre sus planes, estaba buscar una vivienda más amplia para vivir con su esposa y sus 5 hijos, que viven en Ciudad Evita. Al momento del ataque, el hombre no llevaba su arma reglamentaria consigo, ya que la había dejado en su trabajo.
Estamos en Facebook danos un me gusta!