Hoy 14 de junio se conmemora en nuestro país el día del barredero en homenaje al sacerdote Mauricio Silva, uruguayo, salesiano y barrendero que fue víctima del terrorismo de estado en 1977. Aquí te contamos su historia de humildad y de amor al prójimo donde también aprovechamos para destacar el trabajo que realizan los barrendero de nuestras ciudades.
Mauricio Silva nació el 20 de septiembre de 1925, en Montevideo, Uruguay. Surgió de entre los pobres y vivió para los pobres. Su precaria situación material ya se anticipaba en su partida de nacimiento, donde las autoridades exoneraron a la familia del niño del pago de estampilla "por haber justificado pobreza".
El camino pastoral tuvo su comienzo en 1948 en la provincia de Córdoba, cuando arrancó sus estudios para sacerdote en una congregación salesiana. En 1951 fue ordenado.
En los años setenta, el sacerdote decidió formar parte de la Fraternidad de los Hermanitos de los Evangelios. En 1974, comenzó su trabajo como barrendero en la ex Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, en el Corralón de las Villas. Fue ahí donde comenzó a desempeñarse como barrendero, para vivir codo a codo las penurias de los trabajadores de la higiene urbana, limpiando lo que otros ensucian. También daba misas en los basurales, estaba cerca del pueblo. Participó de la actividad gremial, cuya lista era opuesta a la conformada por miembros de la Triple A. Siempre confiado, no creyó que la dictadura también lo llevaría a él "Un cura armado de escoba y pala no es peligroso", decía.
La muerte lo encontró en pleno trabajo el 14 de junio de 1977. Según testigos, tres hombres se bajaron de un automóvil Ford Falcon blanco y lo hicieron ingresar al vehículo. El apriete ocurrió sin violencia física. Eran las ocho y media de la mañana, y se cree que fue trasladado primero a la Comisaría 41° de la Capital, y más tarde, torturado en el Hospital Borda. Algunos sobrevivientes lo vieron en los centros clandestinos de detención de Campo de Mayo. Silva forma parte de la nutrida lista de los 80 religiosos católicos desaparecidos y asesinados por el terrorismo de Estado, según lo registrado por la Conadep.
Recién en 2007el sacerdote español José Luis Muñoz Quiroz, se presentó ante la Justicia argentina como parte querellante solicitando que se investigue la desaparición. Se trató de la primera causa en la que una entidad de la Iglesia Católica litigó por delitos de lesa humanidad. La presentación, patrocinada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), fue realizada ante el juzgado federal número 3, cuyo titular es el juez Daniel Rafecas, quien tiene a su cargo la investigación por las violaciones a los derechos humanos de las que se responsabiliza al Primer Cuerpo del Ejército.
Hoy recordamos a Mauricio Silva y abrazamos a los barrenderos en su día. Hoy más que nunca destacamos su labor en este contexto de pandemia donde son incondicionales.
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