El bombardeo de la Plaza de Mayo o masacre de la Plaza de Mayo fue un bombardeo y simultáneo ametrallamiento aéreo ejecutado el 16 de junio de 1955. Ese día, un grupo de militares y civiles opuestos al gobierno del presidente Juan Domingo Perón intentaron asesinarlo y llevar adelante un golpe de Estado. Si bien fracasaron en su propósito, varios escuadrones de aviones pertenecientes a la Armada Argentina bombardearon y ametrallaron con munición aérea de 20 mm la Plaza de Mayo, la Casa Rosada, el edificio de la CGT (Confederación General del Trabajo) y la entonces residencia presidencial, matando a más de trescientas ocho personas e hiriendo a más de setecientas, entre civiles y militares.
Perón se había retirado al Ministerio de Guerra ubicado a doscientos metros de la Casa Rosada, por lo que no se encontraba en ella al comenzar los ataques aéreos y el intento de asalto por fuerzas de tierra. El ataque fue caracterizado por un alto grado de violencia y odio político-social, así como por la impunidad de los responsables decretada por la dictadura autodenominada Revolución Libertadora, que tomó el poder tres meses después. El hecho es directamente vinculado con el terrorismo de estado surgido años después en el país.
Posteriormente, la dictadura autodenominada Revolución Libertadora afirmó que "la principal causa de la crecida cantidad de víctimas fue la decisión de la CGT de movilizar a sus militantes a la Plaza de Mayo en defensa del orden constitucional".
En 2010, el Archivo Nacional de la Memoria de la Secretaría de Derechos Humanos publicó una investigación oficial en la que identificó a 308 muertos, aclarando que a esa cantidad debían sumarse un número incierto de víctimas cuyos cadáveres no lograron identificarse como consecuencia de las mutilaciones y carbonización causadas por las deflagraciones.
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