Corteva Agriscience eligió a KINTO One Fleet, la solución de movilidad de Toyota diseñada para empresas, para garantizar la movilidad de sus asesores en todo el país.
En el agro, estar cerca del productor ya no es solo una cuestión de vocación: es una estrategia. Ofrecer tecnología de punta también implica poder llevarla a cada rincón del país, donde los desafíos del campo ocurren en tiempo real. Por eso, en un contexto donde la innovación ya no se limita al laboratorio o al lote, Corteva Agriscience encontró en KINTO, la marca de movilidad de Toyota, un socio estratégico para rediseñar la manera de moverse en el agro.
Desde 2018, Corteva se consolidó como una compañía global con foco en la productividad sustentable del productor. Con soluciones que integran semillas, protección de cultivos y herramientas digitales, su compromiso es claro: estar siempre donde se necesite tomar decisiones agronómicas. Sin embargo, para una empresa con operación nacional, presencia territorial y cientos de asesores técnicos recorriendo el país, eso exige más que productos. Exige movilidad.
Ese mismo año, Toyota también se encontraba transitando una transformación estratégica: de ser un fabricante de vehículos a convertirse en una compañía de servicios de movilidad. KINTO nació con esa lógica: facilitar el acceso a soluciones flexibles, eficientes y escalables para personas y empresas. Fue entonces cuando los caminos de ambas compañías se cruzaron.
Movilidad que potencia decisiones
El primer paso fue una prueba piloto: 10 vehículos que marcaron el inicio de un modelo de trabajo conjunto que hoy ya es un caso de éxito. Como resultado, en 2025 el total de la flota operativa y corporativa de Corteva en Argentina está compuesta por vehículos Toyota. Además, el 90% de estas unidades no son propias sino provistas por KINTO One Fleet, un servicio llave en mano que
incluye mantenimiento, seguros, asistencia 24 horas, telemetría y unidades de reemplazo.
El acuerdo permitió a Corteva no solo modernizar una flota que venía de tres compañías distintas tras la fusión que dio origen a la firma, sino también ganar eficiencia operativa y reducir costos. Pero más importante aún: ayuda a aumentar la presencia, disponibilidad y seguridad para los equipos que acompañan a miles de productores en campo.
Para KINTO, Corteva representó uno de sus primeros grandes clientes corporativos. Y una oportunidad para aprender de una industria con una lógica propia, donde las distancias, los tiempos y las condiciones de uso son distintos a los del mundo urbano.
“Corteva conoce como pocos las necesidades del agro. Esa experiencia nos permite ajustar permanentemente nuestro servicio, para que nuestra propuesta de valor esté alineada con lo que realmente necesita una compañía que opera en todo el país”, afirma Eric Cristianse, gerente general de KINTO.
Tecnología y eficiencia sobre ruedas
Hoy, esa sinergia es una ventaja para ambas compañías. Para Corteva, representa la posibilidad de profundizar su cercanía con el productor, sin que la gestión de flotas consuma tiempo y recursos que podrían estar dedicados a brindar asesoramiento técnico. Para Toyota, significa consolidar su evolución hacia una compañía de movilidad, con servicios diseñados para industrias con operaciones complejas y en entornos exigentes.
En un ecosistema agrícola cada vez más atravesado por la tecnología, la movilidad se convirtió en un eslabón estratégico. No se trata solo de llegar, sino de hacerlo de forma eficiente, sustentable y segura. Y eso requiere aliados que entiendan el negocio, compartan la visión y ofrezcan soluciones a la altura del desafío.
Corteva y KINTO entendieron que el camino hacia una producción más inteligente también se construye sobre ruedas.
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