Franco Torchia: "La sexualidad nunca es total y la identidad nunca es fija"

CLV: En el mes del Orgullo Gay, consideramos que sos uno de los pocos comunicadores que milita por la igualdad de derechos de las minorías. Visibilizando, deconstrutyendo, cuestionando las categorías patriarcales reinantes desde los medios de comunicación. Alumbrando las sombras del discurso hegemónico en pos de mostrar opresiones y luchas de quienes hoy deciden ser quienes quieren ser.

¿Qué significa esta fecha?, Hecha carne, ¿donde la sentís en tu cuerpo?

La fecha impone reubicar una certeza histórica: las revueltas de Stonewall en junio de 1969 en Nueva York fueron activadas por dos mujeres trans, una afroamericana -Marsha P. Johnson- y otra latina -Sylvia Ribera, descendiente de venezolanos y puertorriqueños-. Así, la significación del orgullo es geopolítica y “armamentística”: Stone Wall rediseñó una guerra cuya delantera es y debe seguir siendo trans. La “gaycitud” internacional se atribuyó el episodio durante décadas, pero a 51 años de aquella batalla adjudicáserla sólo a los trolos es inadmisible. Por otro lado, cabe recordar que los movimientos de las disidencias sexogenéricas no empezaron con Stonewall. Sin embargo, es evidente que ese verano yanqui vigorizó el asunto. Hace días recuperé el significado de la palabra trabuco (que con v corta, “travuco”, es usada muy a menudo para vilipendiar a travestis y mujeres trans). El trabuco es un arma de fuego de avangarca, es decir, de carga delantera. La bala se introduce por delante, por su boca. Y es su boca la que dispara. Por ende, lo que le pasa a mi cuerpo es eso: orgullo “travuco” y balacera verbal. Una línea de fuego en la mira para ser oídos y no sólo vistos. Tener que decir y querer decir. Uso mi boca como un proyectil.

CLV: Podrías haber seguido al rebaño, pero decidiste diferenciarte, ponerle limites a la construcción de estereotipos. En cada oportunidad mediática que tenes, enfocas los temas con perspectiva de género. Ni que hablar en "No se puede vivir del amor". ¿Qué te llevó a elegir este camino?

Estuve recordando hace horas cómo en mi infacia y en mi adolescencia experimentaba un impetuoso rechazo a la institución familiar. Por ejemplo, solía recriminarle a mis padres dejarse arrastrar por fuerzas “superiores” y participar así de reuniones familiares a las que ellos mismos hubieran preferido no tener que asistir jamás. Crecí en una familia que no quiso serlo, integrada por cuatro individuos desvinculados. Sospecho que esa atmósfera colaboró en mis determinaciones profesionales. En los trabajos, en general me siento solo y no tengo claro en dónde me meto cuando me meto: hablo con extraños. Con ellos, comparto diccionario pero casi nunca gramática. La oración, para mí, no está formada como la forman los demás. Eso estructura mi cabeza y sobre todo, mide el pulso de mis emociones. No elegí un discurso ni tomé un camino.  Sí tuve que fotocopiar mis deseos e intentar no olvidarme de ellos porque la primera parte de mi vida fui muy engañoso conmigo mismo. Cada vez que me hago el zonzo con lo que siento y con lo que creo, traciono tanto mi subjetividad que termino roto. Los medios no tienen reservado para mí un lugar que no sea el que ocupo. No más. Si todo el periodismo fuese un diario papel, yo sólo sería un suplemento opcional que sale los jueves. Y hay semanas en las que no sale. Los discursos rectores son otros, no el mío.

CLV: Del dicho al hecho, ¿Hay largo trecho?: Ley de matrimonio igualitario, ley de identidad de género, ley de cupo trans, ¿Cómo percibís la aplicabilidad de las mismas, son factibles en la actualidad?, ¿Crees que se aplican o aún hay mucho camino que recorrer?

Esas leyes fueron sancionadas con tan solo dos años de distancia, 2010 y 2012. Se me ocurre pensar que tal vez esa rapidez histórica defina hoy un conflicto. Imagino que hay vastos sectores de la sociedad (y de la clase política) para quienes la mariconería ya tiene todo lo quería tener. Casamiento y DNI. Y por supuesto que no es así. Otras leyes esperan y otras tantas están lejos de cumplirse, como la ley de cupo laboral trans de la provincia de Buenos Aires, con un deambular asesino. A su vez, creo que eso que suele designarse como “lo que falta” siempre faltará y que la puesta en alevosía de “todo lo que falta” es en sí misma una razón de ser. Que siga faltando. A las leyes hay que demostrarles su insuficiencia; al Estado, desconfianza y hasta rechazo; al resto, capacidad profanadora.

CLV: ¿Qué papel cumple la conciencia de clase en las luchas LGBTQI+?

Hay relativos grados de consideración de las mal llamadas “variables de clase”. Digo “mal llamadas” porque a mi criterio no hay nada menos variable que la clase social en la Argentina. Cada vez que abordo periodísticamente un hecho de violencia física o de represión policial contra un gay (por no citar la cotidianeidad del exterminio travesti) advierto cómo las especificidades activan toda su potencia condenatoria. Las uñas pintadas en un varón de Palermo (que pueden, como se sabe, desatar una paliza homoodiante) comportan un riesgo mayor o al menos distinto en Río Gallegos o en Tilcara. No hay disidencia posible si no hay también (o fundamentamente) un trabajo contra el clasismo.

CLV: La familia: ¿Qué papel cumple en las infancias libres?. Frente a la multiplicidad de "familias ensambladas" y roles en acción. ¿Cómo ves hoy al núcleo familiar, disputas, roles?, ¿Inventarías un nuevo termino y una nueva concepción de familia?

La Argentina es familiarista, no importa ya cómo (familias ensambladas o no, pareja de lesbianas, familia monomaternal o familia tradicional). La familia es la más reglada de todas las depencias del Estado. Y es violencia manufacturada para millones. Estar solos o vivir solos pueden ser ahora formas de la insubordinación y me parece que siempre lo fueron. Como sea, se trata de repeler sometimientos. En ese trance, lo que esté a mano. Educación sexual es también enseñar que podés no tener deseo sexual alguno por las personas. Educación sexual es también enseñar que se puede sin familia. Y proveer en esa dirección.

CLV: ¿Cuál es tu consejo -si es que pudiera haber uno- para aquellas personas que hoy están preguntándose por su identidad de género, por su sexualidad?

No abandonar la pregunta ni apurarse por llegar a respuestas totales. La sexualidad nunca es total y la identidad nunca es fija. Insistir en aquello que no se es antes que en aquello que sí.

CLV: Orgullo y barullo: ¿Qué significa este libro para vos?, ¿Cuál fue su germen?

El sello de libros electrónicos Indie Libros me propuso escribir una crónica en primera persona y mi primera persona son ahora las entrevistas del programa de radio. Entrevistar me permite dejar de ser. En ese descanso, encima, aprendo muchísimo. Como afirma el prólogo, las consignas de la diversidad sexual agotan y los saberes petrificados, atentan contra las causas con las que hipotéticamente colaboran. Por estas razones, al libro ingresaron sólo siete entrevistas a siete intelectuales que pasaron por “No se puede vivir del amor” alguna vez o varias veces en estos ocho años del ciclo. Son discursos jerarquizadores. Difíciles. Elaboradísimos. Adoro esa fineza. Sé que a todos nos hace bien.

CLV: ¿Sentiste en cuerpo y alma que sos el Franco que siempre quisiste ser?

Alma no tengo y con ninguna me entretengo. Por lo demás, hoy me parezco un poco más a mí que en otros souvenirs que conservo de mí mismo. Sigo sufriendo del calor como siempre y mis días con Tomás y con Teresa son divinos. Me gustaría ser también un entrevistador de la tv y sueño con eso hace mucho.

CLV: ¿Cuál sería tu grito de orgullo este año?

Hay viento y parece el mismo.

Fotos: Romina Perkins & Instagram