Hoy se conmemora el aniversario N° 58 por el fallecimiento de la legendaria actriz estadounidense. En este artículo te contamos sobre su carrera profesional, la pelea contra el patriarcado de la época y las dudas en relación a su fallecimiento.
Norma Jeane Mortenson, posteriormente Norma Jeane Baker y más conocida por su nombre artístico Marilyn Monroe, fue una actriz de cine estadounidense y una de las más populares del siglo XX, considerada como un ícono pop y un símbolo sexual.
Su carrera como actriz fue súbita pero meteórica. En pocos años pasó de papeles pequeños a protagónicos y aunque actuó en algunos dramas, los productores y guionistas la preferían en el rol de la rubia tonta de comedia. Los caballeros las prefieren rubias (“Gentlemen Prefer Blondes”, 1953), Cómo casarse con un millonario (“How to Marry a Millionaire”, 1953) Una Eva y dos Adanes (“Some Like it Hot”, 1959) y La comezón del séptimo año (“The Seven Year Itch”, 1955), en las que interpretó al arquetipo de la bomba sexual poco inteligente.
Marilyn con el tiempo se convirtió en un símbolo de lo que era la vida para las mujeres en la década del cincuenta, cuando estaban destinadas a ser amas de casa u objetos sexuales. Murió poco antes del nacimiento del movimiento feminista moderno, pero su historia de relaciones abusivas, abuso sexual, objetivización y embarazos no deseados es identificable con la realidad de millones de mujeres más de medio siglo después.
Todas esas heridas le generaron graves problemas emocionales con los que tuvo que lidiar durante los últimos años de su vida. La depresión, su lucha por mantener la figura y su baja autoestima generaban constantes inconvenientes y contratiempos en los sets de filmación: durante la filmación de El príncipe y la corista (“The Prince and the Show Girl”, 1957), sus subas y bajas de peso constantes obligaron a la vestuarista Beatrice Dawson a crear varias versiones del mismo vestido en diferentes tamaños; y en producciones posteriores eran normales los cambios de humor que la obligaban a abandonar la filmación durante horas.
Sin embargo, poco había de la imagen de mujer que los periódicos y los productores habían creado en Marilyn. Frustrada por las condiciones de sus contratos, a mediados de la década del cincuenta rompió relación con Fox, fundó su propia productora (Marilyn Monroe Productions) y comenzó a estudiar actuación de método. Su evolución profesional le valió un Globo de Oro a mejor actriz por Una Eva y Dos Adanes.
¿Asesinato o suicidio?
El 5 de agosto de 1962, a las 4:55 de la madrugada, el jefe del departamento policial de Los Ángeles, Jack Clemmons, recibió una llamada inquietante. Su interlocutor era el doctor Greenson, psiquiatra de Marilyn Monroe, y el mensaje era claro: la actriz había muerto. Clemmons fue el primero en llegar al lugar y advirtió una serie de incongruencias en los testimonios de los dos médicos y el ama de llaves, que se mostraban muy nerviosos y se habían retrasado sospechosamente en avisar a las autoridades.
La escena de la muerte parecía alterada, las sábanas estaban cambiadas y limpias y el cuerpo había sido movido. Clemmons notó que, a esa hora, la señora Murray estaba lavando ropa, lo que le causó gran sorpresa. Las livideces del cadáver no coincidían con la postura antinatural en la que yacía el cuerpo. En principio, tampoco había agua ni jarra ni vaso con que hubiera podido ingerir las pastillas, hecho que el oficial de la Policía hizo notar a los médicos. Más tarde, en la escena aparecería muy oportunamente un vaso con la llegada de otros policías y forenses. La autopsia reveló que había fallecido por una sobredosis de barbitúricos.
El informe calificó la causa de la muerte como un «probable suicidio». Por falta de pruebas, muchos creen que fue asesinada. Sus médicos, Greenson y Engelberg, le recetaban diversos barbitúricos que pudieron acumularse en su organismo hasta alcanzar niveles peligrosos para la vida. Se cree que Marilyn falleció bastantes horas antes de que se diera aviso a las autoridades y que su habitación había sido manipulada y organizada convenientemente antes de la llamada telefónica. La hipótesis del suicidio distraería la atención sobre la posible responsabilidad de sus médicos personales en la muerte y los salvaría de cualquier imputación penal.
Euniece Murray, su ama de llaves, quien fue recomendada por el doctor Greenson para trabajar con Marilyn, fue entrevistada veintitrés años después y confirmó que aquella noche no conseguía dormir. Según su versión, se levantó y observó que las luces de la habitación de Monroe estaban encendidas, se encontró con la puerta cerrada con llave por dentro, por lo que tuvo que salir de la casa para observar por la ventana de la habitación a la mujer, desnuda y sin vida sobre la cama. De inmediato, telefoneó al doctor Greenson que llegaría en compañía de Engelberg hacia la medianoche o el inicio de la madrugada. Lo que hicieron los médicos y el ama de llaves horas antes de avisar a la policía se desconoce.
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