Ambiente

01 de Septiembre de 2020

Sobre el proyecto megaexportador porcino, la palabra de los pueblos originarios

Para quienes todavía se preguntan si la Colonialidad existe en Argentina, queremos compartir nuestra perspectiva para el debate nacional sobre el modelo productivo. Algunos sectores del gobierno nacional (Cancillería y Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca) vienen impulsando un proyecto de cooperación internacional con China, por el cual las empresas privadas en el Estado Argentino pondrían la tierra y los privados chinos la inversión.

El Estado argentino facilitaría el desembarco de un proyecto llave en mano. Se dice que traerá dólares, soberanía alimentaria, trabajo y reactivación económica. O se dice que hay problemas de divisas. Por lo cual, estaríamos en presencia de un proyecto financiero. No productivo, no económico.

 

¿En el año 2020, más espejitos de colores?

Alimento: la producción industrial de cerdos produce numerosos daños, tanto en la salud de quienes lo consumen, como en el medio ambiente. Utiliza 1.500.000 litros de agua por día, sin contar la cantidad de suelos y aguas que contamina. Para la alimentación de los cerdos, se destinarán 17.000 hectáreas para la siembra de monocultivo de maíz y soja transgénica, con la consecuente pérdida de bosque nativo y la fumigación de dichos campos.

El principal motivo de interés de China en este acuerdo surge de la falta de provisión de alimentos que sufren debido a la peste porcina en sus antiguos socios, los países de África. Numerosos trabajos científicos confirman la relación entre la expansión de esta epidemia y las factorías que concentran animales (feedloot) lo que colabora en la mutación de virus y aumenta el nivel de agresión.

 

Los productos comestibles ultraprocesados no saciarán el hambre made in Argentina

Trabajo: Mientras la Ley de Bosques, las Reservas Naturales y otras formas de conservación ambiental vigentes prohíben a las poblaciones indígenas acceder al manejo de los territorios, incluso a recoger leña para la supervivencia o a pescar en nuestros lagos, este proyecto prevé que los privados que accedan al financiamiento deben demostrar la titularidad de al menos 100 hectáreas de tierra. ¿Quiénes son los titulares de tal cantidad de tierras escrituradas? ¿Son los mismos terratenientes que impusieron el modelo azucarero en el norte del país? En el norte o en el sur o en el centro, quienes tienen escrituradas las tierras como «propiedad privada» no somos nosotros. Mientras algunos se hicieron ricos a partir de su escritura y concentración de la tierra, los pueblos originarios seguimos en la pobreza.

Dólares para la reactivación económica: la inyección de divisas en el mercado interno suena tentadora. Sin embargo, no se habla de la fuga de capitales a través del subregistro de la exportación minera, ni tampoco sobre los dólares que se fugan por la compra de agroquímicos para el modelo sojero o transgénico. ¿Cuánto costará acceder a los servicios básicos para la vida una vez que no exista agua ni monte? Las comunidades del Pueblo Wichí, Chorote, Tapiete, Guaraní… están sufriendo el genocidio lento basado en la premisa empresarial de que algo gotea. Pero no gotea nada. En Catamarca se impulsó la actividad minera hace veinticinco años con el mismo discurso. Y gotea solo para la Barrick Gold y para algunos bolsillos de cierta elite política que no es producción ni trabajo. En Catamarca el 67% de sus habitantes solicitó el IFE por encontrarse bajo la línea de pobreza. ¿Dólares para quiénes? Muestra evidente que no gotea.

 

Matria Sí, Colonia No

En la provincia de Tucumán casi la totalidad de las comunidades indígenas (pueblo diaguita) han finalizado la etapa del Programa de Relevamiento Territorial (Ley 26160). Sin embargo, el Estado provincial aún no avanza en la entrega de títulos, de escrituras comunitarias, lo cual genera numerosos conflictos territoriales. No se han detenido los desalojos, ni los asesinatos de nuestros hermanos, mucho menos el avance de las corporaciones sobre los montes y el agua.

Mientras que diversas comunidades originarias vienen denunciando falta de agua (Cueva del Inca, Jujuy, Comunidades wichí en Mosconi, Tartagal, Salta) en plena pandemia. Sí. agua, no hay disponibilidad de agua.  El proyecto porcino prevé que en la zona donde se emplazarán las factorías deben cumplir los siguientes requisitos: terreno no inundable, acceso a transporte por trenes, conectividad de internet, 1.500.000 litros de agua y 18.000 hectáreas de tierra como mínimo.

Las comunidades indígenas no acceden ni a la mitad, ni a la tercera parte de lo que describe como condición el proyecto porcino.

La CIDH exigió al Estado Argentino en febrero que en seis meses presente un estudio que identifique las situaciones críticas de falta de acceso a agua potable o alimentación, y que formule un plan de acción en el que determine las acciones que realizará y el tiempo en el que serán ejecutadas. Hasta ahora… existe la misma nada.

Existen pues, ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Nosotros ¿vendríamos a ocupar cuál?

 

Ya no recibimos espejitos de colores

Concentración de la tierra: Muchos de los territorios que tienen títulos privados de más de 100 hectáreas se disputan entre comunidades indígenas y terratenientes (o usurpadores, o wigka como les llamamos en ámbitos domésticos).

Las «externalidades» del proyecto son inmensas. Los pasivos ambientales que se generan con la crianza industrial de cerdos son indecibles, precisamente por eso se omiten y en el debate nacional se delega a las provincias el control. Ya sabemos que las provincias no controlan. Para muestra, basta Catamarca. Litros de sangre, kilos de carne, hectáreas de monocultivo transgénico y fumigación, serán los pasivos ambientales para nuestros territorios y nuestra gente, y las ganancias (toditas) para el agronegocio, sean las vacunas, sea la genética, sea el alimento.

Las preguntas de éste agosto pandémico tienen que ver con la contradicción irreconciliable entre extractivismo y buen vivir.

¿Puede el Estado mantener la autonomía relativa como Estado Argentino que le permita sostener el pacto social y electoral durante este gobierno? ¿Habrá justicia social sin justicia ambiental? ¿Quiénes combatiremos la colonialidad del poder?

Un proyecto enviado desde China, en un mundo multipolar en el cual USA y China se disputan las regiones y Argentina va a comprar «llave en mano» un proyecto que decide que gran parte de las culturas indígenas en el norte sean zonas de la «no existencia». Seguimos siendo zona de sacrificio a pesar de los discursos de la interculturalidad y de la diversidad cultural.

Como pueblos y naciones preexistentes al Estado Argentino entendemos que la lógica de explotación de bienes finitos en un tiempo infinito ha fracasado como proyecto político. Occidente ha fracasado. Asumámoslo. economía y cultura se reconfiguran durante la pandemia. El proyecto de factorías es más de lo mismo.

La salud de los pueblos sean originarios o no, dependen de la salud de la tierra, de la gaia, de la pachamama, del wajontu mapu, de la tekohá. La agrobiodiversidad es una herramienta para sostener soberanía alimentaria y también soberanía política.

Granjas agroecológicas, granjas con agrobiodiversidad para criar cerdos sí. Queremos y proponemos para alimentar el hambre argentino porque tenemos nuestras manos, nuestros territorios y nuestro kimün (conocimiento) para el manejo ético del territorio y de la crianza de la vida.

Dicen los abuelos que «si pasamos agosto, somos de vida».

 

Tejido de Profesionales Indígenas

En Argentina, 2020

Tiempo de la peste

Fuente: CODEHCOM


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