Por Magalí Corujo

27 de Septiembre de 2020

¿De qué hablamos cuando hablamos de conciencia ambiental?

En el marco del Día Nacional de la Conciencia Ambiental, nuestra Informadora Ambiental Magalí Corujo nos cuenta porque motivo y desde hace cuánto tiempo se conmemora esta jornada, además de explicarnos de que "se trata de trabajar en la formación de ciudadanxs comprometidxs con el ambiente, con nuestra casa común; en pos de generar una conducta resiliente. Porque los problemas ambientales son problemas sociales ¿Qué es el ambiente sino?

Hoy 27 de septiembre se celebra en la Argentina el Día Nacional de la Conciencia Ambiental, en conmemoración a lo ocurrido en la ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Este mismo día pero en 1993, un escape de gas cianhídrico provocó la muerte de María Angélica (80), su hijo Horacio (43), su esposo Manuel Nuin (79), Josefina (esposa de Horacio); de la doctora que acudió a la escena a socorrerlos (Viviana Otero de 37 años) , de Roberto Barlezco (32) y Orlando Cáceres (30), chofer y camillero de la ambulancia.

Este episodio sentó las bases para que en diciembre de 1995 se sancionara la Ley Nacional 24.605, promulgada en enero de 1996, por la que se establece al 27 de septiembre como el Día Nacional de la Conciencia Ambiental.

El artículo N°2 de la Ley reza: “a partir de la vigencia de la presente ley, todos los años en dicha fecha se recordará, en los establecimientos educativos primarios y secundarios, los derechos y deberes relacionados con el ambiente mencionados en la Constitución Nacional”.

Y los invito a repensar esto último: “recordar en los establecimientos educativos primarios y secundarios, los derechos y deberes relacionados con el ambiente…” Este artículo bien podría considerarse como un antecedente importante de la tan ansiada y debatida Ley de Educación Ambiental, incluida recientemente como proyecto en el Plan de Políticas Ambientales anunciado días atrás por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación; señal de que en nuestro país “la movida ambiental” llegó para quedarse y se está haciendo escuchar cada día más.

Es que cuando hablamos de conciencia ambiental hablamos justamente de educación ambiental. Tener conciencia ambiental implica necesariamente un cambio de conducta, un cambio en nuestros patrones de consumo y hábitos que nos lleven a repensar el modo en el que nos relacionamos con el medio.

¿Saben que pasó ese 27 de septiembre de 1993? Ese día convergieron en las aguas subterráneas cianuro y sulfuro. “La reacción química no tardó en llegar”, decían los periódicos por aquel entonces y esa mezcla fatal ganó la superficie, “transformando la casa de los Nuin en una cámara de gas letal”.

¿De dónde provenían el cianuro y el sulfuro que contaminaron las aguas subterráneas? Pensemos en el contexto: riachuelo, industrias eliminando sus efluentes sin tratamiento, hacinamiento, contaminación sonora… y podría seguir.

¿Por qué luego de este episodio se necesitó sancionar una ley que hablara acerca de la conciencia ambiental?

Porque justamente ésta era sólo una cuestión a voces y si bien la preocupación por el cuidado y la conservación del ambiente ha ido incrementándose a lo largo de la historia, está claro que se necesitaba comenzar a construirla desde cierto marco normativo que regulara las cuestiones ambientales desde la potestad de la adquisición de derechos y obligaciones.

Tener conciencia ambiental no significa sólo pensar y actuar en “verde”. Caeríamos en la paradoja del “hombre verde” planteada por Sergio Federovisky, de quien les hablé en una nota pasada. ¿De qué nos sirve reciclar, reutilizar, reparar, si no se construyen políticas públicas que avalen este cambio de conducta y de comportamiento?  

La conciencia ambiental es un movimiento social, un estilo de vida, más allá de constituirse como una línea filosófica; que necesita la construcción de un marco normativo que la incluya en formato de educación ambiental desde los niveles iniciales hasta los más avanzados.

Se trata de trabajar en la formación de ciudadanxs comprometidxs con el ambiente, con nuestra casa común; en pos de generar una conducta resiliente. Porque los problemas ambientales son problemas sociales ¿Qué es el ambiente sino?

Debemos empezar a pensar en un concepto de ambiente, que además de incluir las cuestiones ecológicas propias de lo ambiental, incluya los diferentes entornos sociales y las distintas representaciones de los actores sociales involucrados.

La conciencia ambiental se construye colectivamente. No puede pensarse y más aún, no puede plantearse, separada de la responsabilidad colectiva que acarrea la solución de los conflictos socio-ambientales. La reconstrucción empírica de esas representaciones requiere un contexto socio cultural interdisciplinario y ajustado a los patrones de comportamiento; que necesariamente pueden empezar a cambiar si se regulan desde lo normativo y desde lo educativo.

Pensar en el diseño de políticas públicas con participación ciudadana capaces de generar conciencia ambiental impulsando el cambio en la conducta de todxs. Porque este cambio del que hablamos cuando hablamos de conciencia ambiental y de su aplicación, es necesariamente cultural.

Y es muy complejo romper con los patrones culturales establecidos para mejorarlos, porque es complejo adquirir cambios en nuestros patrones de conducta. Para ello se requiere educación. Así como se plantea la capacitación en género en los responsables de gobernarnos ¿por qué no empezar a diseñar capacitaciones en materia ambiental en todos los ámbitos?

Eso es hacerle honor a este día. Las instituciones educativas deben generar conciencia, promover el cambio de hábitos y alentar a la participación ciudadana en la difusión y compromiso en materia ambiental; y no sólo las instituciones educativas, sino también los propios hogares, ámbito en el que recibimos, adquirimos y aprehendemos nuestra cultura. Generar conciencia con la seguridad de que se está construyendo una institucionalidad política que la avala, con el armado de ideas concretas que incluyan la separación en origen, la economía circular, la agroecología, el cuidado de nuestra biodiversidad y la educación ambiental como ideas principales.

Este es mi deseo para conmemorar este día: no más muertos por contaminación ambiental. No tenemos posibilidad de cambiarnos de planeta. El compromiso es de todxs: de los gobiernos, utilizando la política ambiental como herramienta, y de cada uno de nosotrxs, en el compromiso de hacer uso de nuestra conciencia ambiental respetando al otrx.


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