/ Por Guillermo Colella y Julián Tapia
En el año 1985 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el primer lunes de octubre de cada año como Día Mundial del Hábitat para reflexionar sobre el estado de pueblos, ciudades y sobre el derecho básico de todos a una vivienda adecuada.
En virtud del día mundial del hábitat y a casi un año de la relocalización del barrio “Los Pomelos”, estamos pronto a publicar un trabajo de política científica que cuenta como planificamos y llevamos a cabo el proceso de mudanza del barrio que va desde el 11 de noviembre del 2019 al 5 de diciembre del 2019.
El trabajo pone en relieve aspectos relacionados con la gestión burocrática del Estado desde el 2011 en el proceso de relocalización y reflexiona sobre la experiencia militante en el mismo. Se puede leer en él las idas y venidas burocráticas y territoriales en un proceso arduo de alta complejidad que requirió de un equipo y una estrategia.
Por otra parte, el trabajo muestra como el abordaje socio-territorial realizado no se limitó al problema habitacional, sino que hubo que abordar problemas que preexistían en el barrio. Por esta cuestión, el abordaje socio-territorial no se llevó a cabo solamente en “horarios laborales”, sino que requirió “poner el cuerpo” en horarios extra-laborales acompañando a los vecinos y tener el teléfono “siempre abierto”, no solo para resolver los problemas que surgían día a día, sino también para la contención de los vecinos.
El libro contiene varias anécdotas del proceso de relocalización, diversas técnicas utilizadas para enfrentar la labor diaria; como, por ejemplo, la siguiente:
“No fueron nuestras palabras, sino nuestro ejemplo en la praxis lo que levanto la moral y el ánimo de los trabajadores y de los vecinos para realizar el trabajo pesado que implico la relocalización. Asimismo, todas las mañanas al ir al asentamiento en auto y/o camioneta escuchábamos el tema "te escapas de mis brazos" por el simple hecho de bajar el nerviosismo, levantar la moral del equipo, para así llegar al territorio "con todas las pilas" y de buen humor, este estado de ánimo se palpaba en el aire y era transmitida la "buena onda" a los trabajadores y a los vecinos haciendo la jornada más llevadera y eficiente”.
Finalmente, el trabajo sobre Los Pomelos da cuenta de los aciertos en el desarrollo de la relocalización sin ocultar falencias y desaciertos, para que la experiencia realizada sea un material de referencia para próximas experiencias de este tipo.
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