La ciudad nos espera

07 de Octubre de 2020

El tránsito en las ciudades

Discusiones para una nueva agenda de movilidad en las ciudades, el caso de Zárate.

/ Por Claudio Borrelli

Hola, ¿cómo estás? En la última edición de “La ciudad nos espera” charlamos sobre las características y potencialidades del sector portuario de Zárate y  me comprometí que en esta edición profundizaríamos sobre la relación puerto-ciudad. Sin embargo, la seguidilla de siniestros viales en las esquinas de la ciudad me hicieron repensar la nota. Si te parece, charlemos hoy sobre el tránsito y los siniestros Zárate y en la próxima cerramos el tema de los puertos.

Lo primero que tenemos que decir es que en la ciudad lo que suceden son siniestros, no accidentes. Tenemos que tatuarnos lo siguiente: los primeros son evitables, los segundos no. Lo otro que también tenemos que decir es que en la ciudad se maneja, se circula y se transita peligrosamente, y por lo tanto MAL. Busquemos algunas líneas causales. 

En las últimas semanas acontecieron una gran cantidad de siniestros, varios con lesiones graves y  otros con víctimas fatales, como el acontecido en la colectora de Ruta 9, en las inmediaciones del cementerio Campana de Paz, donde un hombre falleció tras colisionar contra una columna de alumbrado público. Un dato a destacar, fijate que los medios de comunicación, tanto los de Zárate como los nacionales, cuando informan sobre un siniestro destacan las marcas de los autos y los modelos pero nunca quien los conducía. Para ellos, el que choca es un Ford o Chevrolet y nunca un señor o una señora.

Si los responsables somos todos, nadie es responsable. Siempre algunas instituciones tienen mayor responsabilidad en la organización colectiva. Lo que sí es seguro es que la sociedad civil puede y debe aportar a mejorar los indicadores de seguridad vial.  Las postales más habituales en el tránsito de las ciudades, ayudame a agregar alguna que me olvide, son: estacionamiento en rampas de discapacitados, alta velocidad, tránsito sin casco, sin cinturón, doble fila permanente, estacionamiento arriba de la vereda, etc. De todas estas imágenes urbanas sin dudas que el gran responsable son los conductores de autos y motos, y el sistema de control que no funciona ni existe. Veamos un poco que hace la Municipalidad. 

El Estado local, en sus tres poderes, es el que organiza, legisla y sanciona la estructura legal del sistema de tránsito de la ciudad. En definitiva, el cuerpo concejal a lo largo de la historia creo un sinfín de reglamentaciones y habilitaciones, que el ejecutivo utiliza para organizar como se moviliza la ciudadanía y los jueces de faltas son las autoridades que establecen las sanciones ante el incumplimiento de esas reglamentaciones. Pero todos vamos a compartir que en nuestras democracias, el poder real recae sobre los ejecutivos. En el último tiempo el ejecutivo reorganizó la movilidad bajo algunos preceptos interesantes y otros más anticuados. 

En lo que respecta a la infraestructura hubo inversiones de pavimentaciones en gran cantidad, pero los denominados detalles constructivos no contribuyen a apaciguar el transito de la ciudad. Nos referimos puntualmente en que la construcción del pavimento (nuestro macadam), el cual no es acompañado de la pintura vial y cartelería acorde. Estas dos cuestiones ordenan, informan y embellecen una intervención urbana. La excepción en este punto son las avenidas que si tenían mayor nivel de detalles pero el libreto de ingeniería para su construcción es de los '60, ya que el único propósito es la velocidad de circulación y libertad de los autos particulares en sus movimientos y no se piensa en términos intermodales, sobre todo en peatones y ciclistas.  Por ejemplo, en el caso de las avenidas Mitre y Lavalle, el giro permanente permitido a la derecha de los autos va en detrimento del deseo de peatones de cruzar hacia o desde el Parque Urbano. Si te parece, en otra edición, podemos analizar en profundidad sobre la calidad de diseño de la nueva avenida Mitre, la cual podríamos definir como una nueva barrera urbana.

En lo que respecta al control vial, desde hace varios años el Municipio tiene serios problemas para ordenar y sancionar las malas conductas ciudadanas. Es más que necesario un rediseño de las áreas de inspección ya que el contexto de siniestralidad en las calles urbanas es sumamente alto. Es fundamental agregar inteligencia a la planificación del transporte, los primeros intentos en la creación de un centro de monitoreo de la movilidad urbana para organizar el sistema de transporte y en un futuro la semaforización iban en esa dirección. A su vez, podría acumular la información necesaria para el armado de un observatorio vial. En la actualidad no se encuentran a disposición de la comunidad de ninguna data pública sobre flujos, modos, siniestros, etc. de la ciudad.

Otro tema que debemos tener en cuenta es el de las motos. Éstas tienen ciertas ventajas pero su participación en siniestros viales mortales es muy alta y preocupante. En 15 de las 21 Provincias que analiza un Estudio del Observatorio Vial del 2016,  la moto es el modo de transporte con más muertes. Las víctimas casi siempre son jóvenes. La excepción son las provincias patagónicas, dado que por las temperaturas su utilización es mucho menor. La moto tiene otros problemas a tener en cuenta que son de índole administrativos y ambientales, por lo cual que sean un medio de transporte central en las ciudades es riesgoso para la salud pública. 

El parque automotor creció sustancialmente en la última década y con ello cambió el paisaje de la ciudad, las familias de clase media aspiran a tener dos vehículos por núcleo habitacional. Este es un problema urbano, el auto es una plaga y genera un sinfín de externalidades negativas, que van desde la ocupación del espacio público, siniestros y contaminación visual-ambiental. 

Un conjunto de problemáticas que van desde la irresponsabilidad de los usuarios, un Estado que no tiene y por momentos no quiere invertir en campañas de comunicación, estilos de cotidianidad que nos invita a la exigencia y al desenfreno en la velocidad de actividades. Todo esto es un cóctel que hace de Zárate una ciudad insegura en cada una de sus esquinas. Más tarde que temprano tenemos que dar la discusión sobre nuevos modelos de movilidad, más orientados a la sustentabilidad, con la necesidad de contar una red de ciclovías urbanas en el casco urbano y en los barrios de la ciudad para que la bicicleta deje de ser un elemento lúdico y sea un modo de transporte.

Te mando un saludo y espero nos crucemos en alguna vereda ensanchada de la ciudad, barbijo mediante. 


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