Pandemia. Ecocidio. Humedales en riesgo. Hashtags gritando en las redes, imágenes desoladoras.
Primero que son miles, luego que 100.000 y ya llevamos más de 600.000 hectáreas devoradas por el fuego en Argentina.
Bosques, pastizales, humedales hechos humo. Cenizas silenciosas, al viento. Símbolo de la muerte que arrasa.
Entonces vuelven por enésima vez las preguntas a los medios: ¿Son intencionales? ¿porqué lo hacen? ¿qué podemos hacer?
Sí! son intencionales.
Sí! Lo hacen para presionar sobre medidas que posibiliten el cambio del uso del suelo y así avanzar sobre humedales con urbanizaciones, ganadería o ampliando la frontera sojera.
Sí! Podemos hacer y muchos hacemos. Hacemos visible el drama de quienes habitan estos lugares, porque es el territorio de todos y exigimos respuestas inmediatas.
Las marchas en Rosario, el interesante despliegue de actividades de las organizaciones ambientalistas y vecinales en medio de la pandemia sigue sumando interés y muchas voluntades mientras tras el humo el lobby empresarial se monta en su armado de presión y especulación.
No hay dudas acerca de que los humedales tienen una importancia radical en relación a las funciones que cumplen con respecto al calentamiento global y al cambio climático, ricos en biodiversidad y fuente de agua dulce.
Contraponer el concepto de producción a estos ecosistemas esenciales es una argucia que debemos desmadejar como sociedad para poder emprender la construcción de un futuro sostenible.
En países con medios de comunicación no solo concentrados como el nuestro sino que representan los mismos intereses de quienes sostienen estas políticas de producción relacionadas con ganancias exorbitantes, basadas en los bienes naturales como meros recursos y con afilados mecanismos de presión sobre el poder político se hace imperioso aclarar, diferenciar, analizar el discurso recurrente.
La voz de la ciudadanía se manifiesta en las calles, en las distintas organizaciones e interactuando con el poder político para peticionar y fundamentalmente para decidir junto a sus representantes cómo legislar en aquello que incumbe a su hábitat, a su territorio.
En Campana se logró un gran trabajo conjunto entre la ciudadanía y el HCD para llegar a las ordenanzas que protegen los humedales del río Luján y Paraná de las Palmas en este partido, por este motivo es regresivo avanzar con la rezonificación de Tajiber.
Lo es doblemente por afectar el humedal protegido a raíz del cambio de uso del suelo, y por borrar del mapa la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Ciervo de los Pantanos dejándola reducida a su mínima expresión.
Es regresivo por no seguir avanzando en cuanto a protección y educación ambiental en la población en general y en la de los barrios aledaños en particular y propiciar sistemas de producción sustentables, generando trabajos con productores locales, realzando el turismo en relación al Parque y a lo último que queda como pulmón verde en Campana.
Las iniciativas de Promotores ambientales es, desde ya, un punto de partida alentador pero lo será más aún si se trabaja en paralelo la presencia efectiva y vinculante de las organizaciones sociales y ambientalistas en el Consejo Urbanístico Ambiental.
A las buenas intenciones es hora de responder con acciones acordes para efectivizarlas y generar así un circuito virtuoso. De nada sirve por ejemplo separar residuos si luego no sabemos qué hacer con ellos.
Partamos de un hecho concreto: En este momento hay movimientos de tierras en el predio del ex-camping y aledaños , en el cruce de ruta 9 con el río Luján. Es decir sobre el humedal se están levantando los terrenos, ambas ordenanzas municipales prohíben este accionar, sin embargo el municipio no responde formalmente a esta grave infracción. Tampoco se interesó frente a las propuestas de desarrollo ecoturístico en la zona que oportunamente vecinos del lugar le acercaran.
Por eso decimos que es imprescindible la relación entre la participación de la ciudadanía y los distintos organismos del poder político que lleven a cabo esas propuestas y no queden en manifestaciones de deseo.
Cuando el propósito es desarrollar políticas para el bien común se cuenta ya con herramientas para poder hacerlo y recursos humanos altamente capacitados para instrumentar y sostener en el tiempo esas políticas. Hace falta que ese sea también el objetivo real del ejecutivo y no solamente el enunciado.
Ya se han destruído una importante superficie de humedales en el partido de Campana en función de " la productividad, el progreso y las fuentes de trabajo", también creció la vulnerabilidad en los barrios periféricos, la contaminación ambiental, las inundaciones.
¿Cuál es la relación costo-beneficio para determinados proyectos productivos y a quienes están dirigidos esos beneficios?
Debemos pensar sobre qué territorio habitaremos de aquí en más, cómo nos relacionaremos con nuestro ambiente y su cultura, qué nos identifica.
Como bien especifican desde el oficialismo, Campana tiene un perfil industrial pero es relevante potenciar otra faceta, dicen, y que tengamos la oportunidad de desarrollar el "turismo verde". Por eso resulta regresivo avanzar sobre nuestros humedales sobre la normativa vigente a nivel municipal, en medio del tratamiento a nivel nacional de la Ley de Humedales y con el fuego bajo nuestros pies.
En distintos lugares del mundo se están llevando planes de remediación de humedales y hay información de acceso público al respecto, ¿cuál es entonces el interés persistente en su destrucción? Para intentar una respuesta válida para el diálogo, por favor no volvamos a la falacia de la producción y las fuentes de trabajo versus ambientalismo porque no construye.
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