/Por Lic. Patricia Costela
El malestar en la cultura desarrolló la dimensión de los avatares con los que se tendría que encontrar la población.
Son hitos que se mantienen a lo largo de la historia y que intentaremos revitalizarlos como incursionar en su versión actualizada.
Es de público conocimiento que estamos transitando una pandemia, es de la índole de lo no esperado menos aún deseado.
Se despierta la dimensión de la incertidumbre, que exige el mayor grado de adaptación, nunca jamás pensado. Empieza a inscribir un estado traumático porque más allá de todos los recaudos tomados, de todos los cuidados administrados, ingresa en escena el azar decidiendo los destinos de cada quien.
Se nos advirtió que estábamos ante la presencia de una emergencia sanitaria porque el contagio era de tal virulencia que se podía diseminar en forma exponencial, siguiendo un ritmo alocado.
Asombro, dolor y desasosiego nos produce a la mayoría, que muchos otros, actúen irresponsablemente, rompiendo las normas de convivencia, es más infringiendo la ley. El dolor sucede porque sabemos que transgredir la ley denota un comportamiento perverso.
La inercia civilizatoria nos abre el camino para seguir recomponiendo una convivencia pacífica. Expresiones de poca monta no pueden imponerse demencialmente sobre las pautas de convivencia elegidas y aceptadas éticamente.
A medida que va pasando el tiempo, la connotación de incertidumbre se agudiza porque reina en su haber muchas crisis más. Estamos atravesando una crisis sanitaria sin igual, económica sin antecedentes, ambiental a tal nivel que exige acuerdos mundiales de relevancia, de la producción, golpeando el corazón del capitalismo.
Así vamos viendo que ingresó en la connotación de ser algo traumático porque se dan todas al mismo tiempo y de la peor manera. En definitiva, estamos atravesando una crisis global sin precedentes.
¿Qué es lo que vamos viendo? Requerirá de parte de la población el mayor compromiso solidario, munidos de la lógica y el pensamiento crítico para reinstalar, entonces las bases de una convivencia armoniosa.
Es bueno recordar que la vigencia de la sentencia de Freud de los tres imposibles: gobernar, educar, analizar, son sin igual. ¿Esto qué quiere decir? A sabiendas de que estamos imposibilitados estructuralmente para poder o querer abarcar todo el universo simbólico; ingresamos, entonces en el campo de lo posible. En éste sentido cuando se gobierna, hay que circunscribir a la mínima expresión la lógica binaria, no está bien como sociedad, habla mal de nosotros si no dirimimos lo nuestro en el ámbito de las ideas, en el ámbito de los argumentos, y para tener argumentos se necesita de la lectura de los diferentes discursos. Debemos hacer del intercambio con el otro algo interesante, que se nutre a su vez de escuchar otras voces. Es fundamental no caer en un reduccionismo conceptual.
Así que ante uns crisis de ésta naturaleza se priorizará lo que se tiene que priorizar que es la vida de la población, gesto absolutamente loable el que estamos llevando a cabo.
En éste sentido es bueno ir acercando cierto revisionismo histórico que dice que desde el año 74 que se fue organizando la maquinaria de instalar la pobreza como un índice estructural. En esos años el 90% del trabajo era registrado, y a partir de ese momento decisiones políticas, cuestiones coyunturales, la geopolítica imperante, organizaron un panorama para producir la máquina de hacer pobres, al sistemáticamente no otorgar trabajo registrado. Para asombro de muchos y desazón de la mayoría, los datos de fuente fidedigna dicen que en el 2020, solamente el 50% es trabajo registrado.
Entonces hay que reparar tamaña desigualdad social. Como sociedad no nos podemos hacer los distraídos, quizás haya que cambiar la matriz económica. Diagnóstico que coinciden expertos en el tema.
Veníamos corroborando que la dicha no era completa y que el sufrimiento nos acompañaba en demasía desde el cuerpo que se enferma, desde el mundo externo con sus influencias nefastas o desde los vínculos complejos con otros seres.
Entonces porque nos queremos hacemos denodados esfuerzos por cuidarnos ,miramos impávidos que otros atravesando una crisis sanitaria sin precedentes, con pandemia o sin pandemia, violenten el derecho a una convivencia armoniosa, no acatando las normativas que son las que posibilitan vivir en sociedad. Corresponde legitimar nuestros derechos y cumplir con nuestras obligaciones.
Vamos viendo que vivir e interactuar en el mundo que nos tocó vivir no es un trabajo menor.
Se necesitan ciertas condiciones para que el intercambio en el mundo sea efectivo. Actualmente diríamos que la globalización comanda, marca el ritmo. Los procesos productivos buscan la eficacia, la eficiencia y la efectividad. Las corporaciones se llevan puesto a los Estados-Naciones. Se organizó un estilo de consumismo patológico porque se consume a tontas y a locas y de cualquier manera. Con el estigma preocupante de crearte una necesidad que no es tuya.
¿Quizás lleguemos a un tema muy álgido que es qué tipo de vínculo como sociedad estamos teniendo entre nosotros?
Vamos viendo que entre dos sujetos, uno ejerce cierto dominio sobre el otro, entre dos, uno intenta explotar al otro. Así que lo que se va organizando en la sociedad son intercambios.
Si tomamos lo que sucede en una pareja, de la índole que sea, a veces suceden intercambios de goce, entre ellos, de deseo, de amor, de ascensos económicos y/o socioculturales. La gama de los intercambios es muy amplia y no está acotada. Sin embargo, se requieren ciertas condiciones para sostener el trato con el otro.
Primero y principal para que esto suceda se requiere de ciertas renuncias narcisísticas, es lo que sucede para que se instale la dimensión de una relación de pareja, una relación de amistad, una relación familiar, entre otras.
En una relación familiar, se supone que como los adultos advinieron al tiempo de concluir, en la construcción de su subjetividad, pensaríamos que sus hijos, niños o adolescentes, podrían, entonces, transitar por el tiempo de ver, luego de comprender, sin que se los anticipe.
Y en ese sentido es que nosotros a nuestros niñitos los protegemos de las aberraciones endogámicas, con la intención de evitar el acoso, el abuso, de los problemas de negligencia, evitando accidentes. Los seguimos acompañando para que sigan organizando su proceso de individuación.
No podemos dejar de citar la noción del vínculo social, desde su perspectiva sociológica.
El tema del orden social, es el que nos remite al principio de la realidad, a lo cual le sumaríamos la presencia de ciertas condiciones reinantes, y es esto lo que se va dando en el origen cuando se organizan las instituciones.
A pesar de las buenas intenciones, la vida continúa y el sufrimiento se hace presente, el pensamiento crítico se instala, aparece la omnipotencia de algunos, al tiempo que la envidia es la que acompaña a la desigualdad y se presenta también la necesidad de castigo. Estos son los mecanismos inconscientes que desvelaron a Freud, lo cual nos permite establecer que la aplicabilidad de las normas presenta resistencia, igual sabemos que es por ahí, porque debemos garantizar el orden social.
Entonces, ¿cómo sigue esto?
Empezamos a ver que las relaciones sociales para consolidarse, requieren de la superación del narcisismo primario, ese sentimiento de omnipotencia que podría confundirse con el sentimiento de pertenencia a la sociedad. Se presentará la contraposición entre el principio de placer y realidad y soportaremos las contradicciones inherentes a la internalización de las normas. Harán su aparición entonces el sentimiento de culpabilidad y la necesidad de castigo.
Para Freud la Psicología es social, porque lo psíquico tiene un doble origen, lo energético y lo social.
Está hablando de la deriva pulsional, de un estado acéfalo, que busca la satisfacción mediante la descarga de la tensión.
Durante el proceso de socialización, la criatura va constituyendo el objeto y creando el destino de la pulsión.
Así vamos viendo que los destinos de la pulsión son: la represión, es la vuelta contra sí misma, es la transformación en lo contrario o es la sublimación.
Los tipos de vínculos que solemos organizar son: intersexual, intergeneracional y el fraterno.
El vínculo intersexual, alude al tema de la diversidad, de la sexualidad y corporalidad .Para las personas intersex, el ejercicio de derechos es un campo de disputa constante. Antes no tenían derechos jurídicos, ha sido inadmisible que haya sucedido.
El vínculo intergeneracional, alude a que se ha tratado a la familia desde la nupcialidad, la fecundidad, el divorcio y la evolución de las estructuras familiares. Se ha tenido una concepción de la familia reducida al hogar.
El vínculo fraterno, alude a esa apropiación subjetiva necesaria para el advenimiento del sujeto y su pertenencia a un espacio vincular.
Dentro del proceso de socialización, cada persona internaliza las normas y los valores a piacere, dificultando entonces la vida social. A pesar de esto sabemos que el ser humano es un ser social.
Se avanza en el sentido de que ese estado de desvalimiento que tiene el infans, que requiere, primero y principal del deseo del Otro, de la protección y la contención necesarias, hacen de él un ser social.
Nos encontramos en que el proceso de socialización es muy complejo porque está mediado por el principio de realidad que propicia el encuentro con el otro, al tiempo que aparece el principio de placer que casi busca eliminar a los otros cuando se convierten en un obstáculo para la satisfacción de nuestros deseos.
Entonces, el tipo de elección que hacemos con los otros, remite a que yo elijo al otro porque es el que me auxilia, elijo al otro como sostén porque es el que me cuida, no lo elijo porque se transforma en rival o adversario, como modelo porque es el que me protege, y en ocasiones, me elijo a mí mismo.
A modo de conclusión, sabemos que tenemos una responsabilidad ética de colaborar, cada uno desde su lugar, a propiciar vivir en una sociedad inclusiva, dejando atrás la igualdad de oportunidades que no fue tan igual para lograr la igualdad de los resultados.
Lic. Patricia Costela
Lic. Psicología M.P n°20.064 y M.N n°14916. Jefa del Servicio de Salud Mental 2012-2018. Especialista en Clínica de Adultos, titulo otorgado por el Consejo Superior del Colegio de Psicólogos de la Pcia Bs. As. Admisora del Servicio de Atención Comunitario del Colegio de Psicólogos. Distrito. V. Docente. Perito Psicóloga. Desempeñó funciones en el Colegio de Psicólogos desde 2002 al 2008 en forma continua: Presidenta, Vicepresidenta, Delegada Suplente. Titular en la Carrera Profesional Hospitalaria en el Ministerio de Salud de la Pcia de Bs. As. Trabajó en Juntas Evaluadoras de la Discapacidad en Zárate y Campana. Desde el 2018 trabaja en su Espacio de Transmisión del Psicoanálisis con atención a pacientes.
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