PSICOLOGÍA

27 de Octubre de 2020

¿Podremos situar que nuestra praxis analítica es con niños, con adolescentes y con adultos?

/Por Lic. Patricia Costela

El psicoanálisis implementa una praxis que aloja a la subjetividad humana, al dar cuenta de su sufrimiento, de su deseo y de su goce.

El análisis es con niños, con adolescentes y con  adultos.  Y por lo tanto no es el  análisis de niños, adolescentes, adultos. Porque  lo que se va a tener en cuenta son los tiempos de efectuación del sujeto, los tiempos de engendramiento del  objeto  y la forma en que se pueda escribir la falta.

Advenimos a éste mundo, primero y principal, por el deseo del Otro. Advenimos desde el campo del Otro. No hay más remedio, hay que ser deseado por el Otro, al tiempo que uno queda alienado en el Otro. Si todo anda bien, advendrá el tiempo de la separación del Otro, o no.

Entonces, el "infans" arriba como un producto, como resto de una división entre el saber y el goce. El saber será, obviamente el saber inconsciente. Y así se nos presentará la dimensión del inconsciente con su recurso más taquillero como son los síntomas, el  chiste hará su aparición en cuanto oportunidad tenga, los sueños nos desvelarán con sus intrigas inéditas, su sin sentido, su absurdo, el lapsus y el equívoco no tardarán en irrumpir. Que miedito nos da hablar en público, a sabiendas que el inconsciente aflora y terminamos diciendo lo contrario de lo que queríamos decir.

Entonces el sinsentido nos acompañará, el no darnos cuenta también, con la posibilidad de que algo vacile y entonces, la maravillosa experiencia del análisis advendrá.

Si estuviésemos con un niñito tendríamos que pesquisar en que tiempos instituyentes está, si  algo se detuvo, si algo no anduvo bien. Sabemos que una madre buena puede al principio, gozarlo fálicamente, porque lo acaricia, lo besa, lo acuna, porque es necesario que esto suceda. Luego, entendemos que por obra del amor y en nombre del amor, lo soltamos y lo significamos fálicamente, cubriéndolo con la agalma narcisística.

El cachorro humano espera atento al Otro, espera que el otro satisfaga sus necesidades y algo más. Y se empieza a inscribir una química explosiva que es la dimensión de ser madre, madre es aquella a quien le falta algo, madre es aquella a quien le hago falta, madre es aquella a quien le faltó yo.

Ahora estamos en  condiciones de arriesgar el siguiente enunciado: que si bien el niño viene del campo del Otro, en el Otro se tiene que producir el lugar de la falta, para que vaya a conquistar la dimensión de ser madre, de ser a quien le hago falta.

También sabemos que el niñito al principio no distingue entre madre y padre, son la misma cosa.  De ahí la posibilidad de pensar haciendo inferencia y arribando a la siguiente ecuación simbólica: madre: padre :falo.

Vamos viendo que una madre tiene que ser en lo real, de verdad y en lo imaginario, el niñito en sus tiempos instituyentes necesita ese tiempo dónde se inscribe la dimensión de lo real y de lo imaginario para vivir, al tiempo que se va inscribiendo lo simbólico.

Por eso decimos que hay que ser feliz en lo real y en lo imaginario. Si las cosas marchan bien, se inscribirá la dimensión de lo simbólico, dando lugar  a la palabra, al juego, al juego diferido y a todas sus  maneras diversas.

  • Entonces la construcción de los tiempos instituyentes, aluden a las operatorias de alienación y separación.
  • Alude a los tiempos del engendramiento del objeto
  • Alude a los tiempos de escrituración de la falta

Lacan dirá que no nos importa el objeto, pero como constatamos el deseo y de ésta constatación del deseo inducimos la causa, éste nos acompaña. Veníamos de saber que la noción de un sujeto es que está estructurado en base a una estructura estructurante. Y que el ser no puede ser predicado y el objeto lo imanta. Lo que tiene al sujeto, lo que lo fija es el objeto. El objeto regla al deseo.

Serán tiempos en cuanto se inscribe al objeto causa para advenir luego o no causa de deseo.

Partimos de que la subjetividad se organiza a partir de que hay una pérdida radical que se inscribe como falta. Estamos hablando de la pérdida de la cosa incestuosa, del das ding.

Vamos viendo que los tiempos donde se escribe la falta tendrá que ver con la dimensión de la relación del sujeto con el deseo. En el seminario VIII el de la Transferencia el maestro Lacan establece que la falta es lo que ocasiona el surgimiento del deseo. Exactamente  alude a la falta del ser, para arrogarse la frase de la falta en ser.

Intentaremos acercarnos a la evolución del pensamiento de la humanidad para circunscribir el tema de la falta en ser.

Su majestad, la filosofía, nos permitirá dar cuenta de su derrotero. A tal nivel, que fue Heidegger quien expresó que con la muerte de Hegel se abre el período de derrumbe del idealismo alemán, en el sentido que ya el hombre de la humanidad no se podía mantener a la altura de la filosofía idealista. Se decía en aquellas épocas que el idealismo había caído en excesos especulativos y había falseado los hechos a la hora de acercarse a la verdad.

Es cuando se empieza a criticar que la mentalidad de la época solo se refería a los hechos materiales y naturales. Era el dominio  del positivismo y naturalismo. Era la aceptación de la filosofía como fundamento del ente en su totalidad y como saber de lo absoluto.

Lectura obligatoria nos lleva a Heidegger, quien revisa la definición de ente y propone una suerte de diferenciación con la definición de ser.

Veníamos de ver que el ser del ente para Platón estaba en las ideas, en las ideas del bien, en Aristóteles estaba en la substancia, diciendo que la substancia es acto puro, que es Dios, el materialismo lo encuentra en la materia, Husserl lo encuentra en la conciencia pura, en Hegel como espíritu absoluto.

En definitiva va diciendo que todo lo que vemos y comprendemos es un ente y que todo ente tiene un ser y que  a su vez hay cierta diferenciación entre el ser y el ente. Porque el ser está en estrecha relación con el tiempo, es ser para. A su vez éste ente que somos y que tiene la posibilidad de ser lo llama Dasein. Y lo va explicando diciendo que una cosa son los entes que tienen ser como el hombre, también están las cosas que lo rodean  y otra cosa es la referencia grandilocuente para plasmar la amplitud del campo simbólico y para dar detalles como sería, por ejemplo, cuando dice el canto de las sirenas y la fábula de los dragones, que ingresan en la suposición.  Vamos viendo que el hombre es un ente que se distingue por la comprensión del ser.

A su vez el ser se encuentra en la esencia, en (ser así) y en la existencia (ser que) en la realidad y en la posibilidad, sería en el ser válido.

Cualquier ente es, pero el hombre es el ente que se distingue por la comprensión del ser, y esto constituye el ser del hombre y a esto se lo llama Dasein. El Dasein o ser-ahí se caracteriza por la existencia, por su relación al ser.

La ex-sistencia de éste hombre significa que su dasein es ser-en-el-mundo. Habla de la relación entre el hombre y el mundo. Que alude necesariamente a que no hay hombre sin mundo, ni mundo sin hombre.

Y así se empieza a acuñar el término existencia que señala esa relación al ser que es el ser del hombre. En su sentido estricto alude al poder-ser que se proyecta. El sentido de la existencia es que algo efectivamente se da, existe un mundo poblado de animales, de animales superiores, entre otros.

Vale la pena el texto de Carpio “Principios de Filosofía”, transmitiéndonos que Heidegger diferencia entre el ser del Dasein que es la existencia y el ser de otros entes que no son el Dasein como los animales, las piedras, los útiles., es decir, el ser de las cosas.

A esto vino la filosofía a complejizar el tema diciéndonos que para ella “ser” significaba “ser- ante los- ojos” o “ ser –cosa “, consideró siempre al hombre como objeto o cosa.

Era indispensable encontrar el correlato de los argumentos de la filosofía en los cuales, por momentos se apoyó, y en otros se apoyó contra, el maestro Lacan. Es  esa instancia que va entre la interrogación por el ser y el tiempo como temporalidad existencial. Esto surge porque por estar en el mundo ha advenido a su relación al ser.

La ex -sistencia como ese lugar excéntrico donde debemos ubicar al sujeto del inconsciente, que va diciendo dónde puede captarse por el sesgo  de lo imaginario el asimiento de lo simbólico. Y así se organiza la estructura que dice que el sujeto surge por la insistencia de la cadena de los significantes y la ex -sistencia del mismo, así vamos viendo que no hay sujeto antes del lenguaje. Va de suyo que el sujeto del inconsciente lo es en la medida que habla.

 

Lic. Patricia Costela

Lic. Psicología M.P n°20.064 y M.N n°14916. Jefa del Servicio de Salud Mental 2012-2018. Especialista en Clínica de Adultos, titulo otorgado por el Consejo Superior del Colegio de Psicólogos de la Pcia Bs. As. Admisora del Servicio de Atención Comunitario del Colegio de Psicólogos. Distrito. V. Docente. Perito Psicóloga. Desempeñó funciones en el Colegio de Psicólogos desde 2002 al 2008 en forma continua: Presidenta, Vicepresidenta, Delegada Suplente. Titular en la Carrera Profesional Hospitalaria en el Ministerio de Salud de la Pcia de Bs. As. Trabajó en Juntas Evaluadoras de la Discapacidad en Zárate y Campana. Desde el 2018 trabaja en su Espacio de Transmisión del Psicoanálisis con atención a pacientes.


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