Arrojados a una nueva realidad

Finalizando octubre, los espacios culturales de nuestra ciudad ya llevan más de siete meses con sus puertas cerradas de manera ininterrumpida. Lo hicieron en plena responsabilidad del momento histórico que nos toca atravesar y sin miramientos. Incluso más, desde la Biblioteca Popular José Ingenieros, tomamos la determinación de cerrar nuestras puertas una semana antes de que sea decretada la cuarentena en nuestro país dado el nivel de riesgo que representaba para nuestras socias y socios.

Así las cosas -y a pesar de las cosas en sí-, existen preguntas que nos hacemos desde que empezamos a salir de la cuarentena y nos introdujimos en esta nueva normalidad: “cuando pase esta pandemia, cuando hayamos superado este momento tan difícil que nos traspasa – no sólo en cada aspecto de nuestra vida, sino que nos unifica genéricamente como unidad de mundo- y miremos para atrás: ¿podremos tolerar, como sociedad, que los espacios culturales hayan quedado relegados a ser los últimos orejones del tarro? ¿Que sean los últimos en abrir? ¿Que tod@s l@s laburantes de la cultura local sean arrojad@s tan cruelmente a esta nueva realidad?”

Estas no son preguntas que se ciernen exclusivamente a la clase política. Lo preguntamos porque nos atraviesa: ¿realmente existe alguien que haya pasado siete meses sin haber visto alguna película en una plataforma? ¿Haber sido parte de un show musical por streaming? ¿Haber leído algún ebook o haya consumido otro bien/producto cultural? La cultura como industria no ha cesado, no dejó de ser parte de nuestras vidas, no se retiró. 

Nos parece interesante la reflexión sobre “qué es lo que se retiró”, entonces

Durante este tiempo, las muestras de cariño y abrazos que han –y hemos- recibido los lugares de cultura abundan. Se han gestionado cobros a través de canales electrónicos, se han realizado lives o webinars, se han recibido algunas donaciones también, pero es necesario comprender que el espacio cultural clásico no puede sobrevivir con el mero aporte de la ciudadanía. Es necesario pensar colectivamente -estado y laburantes de cultura- las formas y las condiciones en las que se puedan retomar las actividades garantizando los protocolos y seguridad de l@s involucrad@s. 

A pocos días de instrumentada la cuarentena en nuestro país, el 24 de marzo, reflexionábamos sobre la responsabilidad (lo podés encontrar en el Facebook o Instagram de la biblioteca). Después de siete meses, ojalá esa misma responsabilidad nos conmine a comprender la necesidad de atravesar esta pesadilla con la cultura trabajando, y de pie.

Comisión Directiva

Biblioteca Popular José Ingenieros

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