Por Facundo Ojeda

09 de Noviembre de 2020

Joe Biden – Alberto Fernández ¿Qué relación tendrá Estados Unidos con Argentina?

El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, después de una larga disputa electoral marcada por elecciones parejas, cruce de acusaciones con el actual mandatario norteamericano, Donald Trump, y una lenta sumatoria de votos emitidos en persona y por correo, obtuvo los 270 electores necesarios y se consagró como el nuevo Presidente de los Estados Unidos.

Biden, quien tiene como compañera de fórmula a Kamala Harris, primera mujer electa como Vicepresidenta de los Estados Unidos, logró imponerse en estados claves como Pensilvania y Georgia, lo que le permitió alcanzar el número necesario de electores para llegar al Despacho Oval.

El pasado sábado 7 de noviembre, el presidente Alberto Fernández saludó a la formula Biden-Harris por la elección realizada. Existe una gran incertidumbre sobre cómo será la política de Biden respecto a Latinoamérica, en particular, hacia la Argentina. En líneas generales, en los últimos 40 años, no ha habido grandes consecuencias económicas para Argentina a raíz de los cambios de gobierno en los Estados Unidos.

Sin embargo, la victoria de Biden en Estados Unidos, la asunción de Arce en Bolivia, más la amplia diferencia que consiguió el referéndum a favor de la reforma constitucional en Chile y el muy probable retorno del correismo en Ecuador en febrero, alientan al gobierno a posicionarse como líder en la región. Perfil que no imaginaba cuando llegó a la Casa Rosada en diciembre de 2020.

Alberto Fernández apuntará a ser el interlocutor regional, luego de que el brasileño Jair Bolsonaro y el colombiano Iván Duque decidieran inclinar sus fichas por la reelección de Donald Trump. Es decir, se producirá una baja para la Internacional Reaccionaria en Sudamérica y en particular, para Bolsonaro.

Existen algunas afinidades en las agendas exteriores de Biden - Fernández para entablar una relación bilateral como la defensa hacia los derechos humanos o del medio ambiente. El gobierno argentino también contará con el apoyo de Biden en la renegociación de la deuda con el FMI. Sin embargo, no hay que hacerse grandes ilusiones en cuanto a cuestiones económicas.

La lucha contra el terrorismo y el uso pacífico de la energía nuclear suelen ser puntos de coincidencia bilateral de ambos países. Es decir, ambos presidentes tienen terreno para avanzar y Fernández tiene grandes posibilidades de ser el referente de Biden en las conversaciones regionales. Por otro lado, existen algunas visiones promovidas por Trump que seguramente se sostendrán en el tiempo, como, por ejemplo, la actual tensión con China.

Es probable que el primer contacto personal entre ambos, lo tengan en la Cumbre de las Américas 2021, en la que Estados Unidos será anfitrión, si la situación sanitaria lo permite. Allí Biden detallará cuál será su política hacia Latinoamérica, que no suele estar entre las prioridades norteamericanas en política exterior.

Por ello, el gobierno argentino no debe depender de la decisión de un presidente, sino que debe apuntar junto a los demás países latinoamericanos a una política de No Alineamiento Activo. Es decir, tomar una posición equidistante de los extremos (Washington - Beijing) y a su vez, asumir que existe un mundo ancho y ajeno más allá de los referentes diplomáticos tradicionales, que Asia es el primer polo de crecimiento en el mundo hoy, y que existen vastas zonas del mundo que han estado fuera del radar de Latinoamérica. Ellas incluyen gran parte de África y Asia Central, donde las proyecciones económicas para las próximas décadas ofrecen enormes posibilidades, que ignoramos completamente. Este alineamiento debe tener una actitud proactiva que busque oportunidades de expandir los lazos de nuestros países con ese vasto de países no occidental que le dará la impronta a este siglo xxi.

Argentina y la región debe apuntar a una política integrada que implique 7 claves primordiales:

  1. Un esfuerzo por garantizar la equidad de género en todos los ámbitos;
  2. Un compromiso con el multilateralismo; los desafíos a los que nos enfrentamos demandan respuestas globales. Ya lo vimos con la pandemia. Nadie se salva solo. Eso significa una mayor coordinación y acción conjunta entre los países.
  3. Un plan de acción contra el cambio climático: clave para la supervivencia de la humanidad;
  4. Un Centro de Control de Enfermedades Regional: todo indica que la pandemia que vivimos actualmente serán más frecuentes. Debemos prevenir y coordinar respuestas a ellas y ponerlo en agenda como tema de alta prioridad;
  5. Un No Alineamiento Activo, que no se incline ante ninguna de las grandes potencias, sino que tome decisiones defendiendo los intereses nacionales;
  6. Una redefinición del concepto de seguridad nacional. Pensar menos en tanques de guerra de países vecinos atacándonos y más en epidemias, sequias y calentamiento global. Fuimos testigos del ecocidio producido en gran parte del país, para las cuales no hay presupuesto, preparación, ni programación.

Debemos mantener buenas relaciones con todos los países del mundo sin importar quien gobierne, ya sea, Biden, Trump, Xi Jinping o Putin. Debemos crear espacios de cooperación que permitan tener políticas exteriores independientes. En momentos donde existe una transición del orden internacional actual, el No Alineamiento Activo, la diversificación de las relaciones exteriores y la cooperación regional, debe ser el camino que debe seguir Latinoamérica para generar un crecimiento sostenible.


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