Ésta fecha se conmemora hace ya muchos años con el objetivo de concientizar acerca de la magnitud de esta problemática, y así exigir al Estado la implementación de políticas públicas para afrontarlo. Lo cierto es que no son suficientes.
/Por Lic. Angela Ríos Encina
Lo interesante de éstas fechas es a veces poder cuestionarnos en lo individual, reflexionar acerca de que sabemos y qué entendemos de la problemática, y si realmente somos conscientes de la magnitud de la misma.
El maltrato infantil incluye una gran variedad de formas de maltrato, todos con consecuencias importantes en el psiquismo de niños, niñas y adolescentes. Pero el abuso sexual constituye, según mi criterio, una de las afecciones traumáticas más avasalladoras para el psiquismo. La impronta con la que irrumpe en la vida de una persona puede ser tan particular como destructiva.
Si bien hay algunos signos que se pueden visualizar más comúnmente a la hora de identificar un abuso en la infancia, también es cierto que las consecuencias a corto y largo plazo en la cotidianidad del sujeto son innumerables. Hipersexualizacion, angustia, ansiedad, miedo, introversión, trastornos de conducta, hiperactividad, conductas evitativas, agresividad, irritabilidad, sentimiento de culpa, desesperanza, intentos de fuga, autoflagelo, ideas de muerte. Son sólo algunas de las más comunes. Sin mencionar aquellas secuelas que seguimos encontrando en la adultez, donde personas siguen trayendo a su vida aquel episodio, aunque fuera mínimo, pero suficiente para determinar su vida.
Según fuentes oficiales, solamente el 10% de los casos son denunciados. Es decir, que si la magnitud del problema es tan evidente sólo con el 10% denunciado, imaginemos cuantos casos más no vemos, cuantos niñ@s que crecen con ese sufrimiento. Si el sistema público no alcanza sólo con el 10% de los casos denunciados, imaginemos si todos lo hicieran. La problemática esta compuesta por varias aristas en las que se podría intentar mejorar, desde quien evidencia los signos (la familia); los organismos que toman conocimiento de ello (sistema educativo, salud, seguridad); quienes se encargan de ayudar a ese infante (organismos de Protección); y quienes resuelven (poder judicial), y nuevamente quienes continúan a resguardo de ese niñ@ (familia). Lamentablemente en cada uno de esos pasos, el infante es sometido a preguntas evaluaciones y miradas que no hacen más que revictimizarlo.
Hoy… te invito de nuevo a que reflexiones; que trates de comprender que desde muy pequeños es importante que cualquier actitud que intente corromper su intimidad sea comunicada (no importa si es alguien de la familia). Que podamos transmitir confianza y sobre todo que pueda entender que algo de ese orden no tendrá consecuencias negativas para sí mismo (no dar sermones o castigos). Que hoy más que nunca es fundamental el apoyo de la Ley de Educación Sexual Integral en las escuelas. Que los abusos sexuales no les pasa sólo a las niñas, y que tampoco sólo son hombres los victimarios. Que hay que estar atentos frente a cualquier signo, y fundamentalmente no subestimar su palabra (si hay dudas, buscar ayuda profesional, pero jamás descreer o ser indiferente).
Si todavía te cuesta comprender la magnitud de ésta problemática, podes preguntarte a cuantas personas de tu alrededor conoces que les ha pasado, a algún familiar quizás. O incluso averiguar en la escuela cuantos casos tuvieron en el año, o en alguna clase extracurricular. Podes incluso preguntarte vos, si en tu historia no hubo alguna situación similar, que haya quedado sin resolver o que haya quedado en un rumor. Es verdad, es algo difícil de preguntar. Pero también es verdad que por no preguntar o interesarse por cuestiones delicadas como éstas, es que la problemática sigue creciendo.
La sexualidad ya no es un tabú, hay que hablarla. Y respetarla por sobre todas las cosas.
Por Lic. Angela Ríos Encina . Mp 20397
Mail: angelariosencina@gmail.com
Tel.: 3487 618386
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