Actualidad

25 de Abril de 2021

La vuelta de Lula: impacto en Brasil y la región

Con la decisión del Supremo, el ex presidente recuperó sus derechos políticos y despejó el camino para una posible candidatura en 2022.

/ Por Facundo Ojeda

El 15 de abril de 2021, el Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima corte de Brasil, decidió ratificar el fallo determinado el 8 de marzo por el Juez de la Corte Edson Fachin, quien hizo lugar a un habeas corpus de 2015 contra la competencia de Moro. Con esta decisión se anulan todas las condenas contra el ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva, lo cual lo habilita para participar de las elecciones presidenciales de 2022.

La decisión de Fachin, un juez reconocido por haberse alineado a las denuncias impulsadas por la Operación Lava Jato, se produjo luego de un escándalo nacional generado por la filtración de mensajes que demostraron lo que Lula siempre denunció: un lawfare, es decir, un trabajo conjunto entre fiscales y el Juez Moro para condenar al ex-mandatario y alejarlo de la competencia política.

No debemos olvidar que Lula fue arrestado en medio de un operativo que fue transmitido en vivo por todo el mundo, que pasó 580 días preso, lo que lo terminó bajando definitivamente de su candidatura presidencial cuando las encuestas lo daban como amplio ganador. Más tarde, el Juez Moro, se convirtió en el Ministro de Justicia del candidato que triunfó en dichas elecciones, el actual mandatario Jair Bolsonaro.

Lo fundamental es que todos los derechos políticos serán restituidos el año que viene, cuando Brasil lleve a cabo elecciones presidenciales. Con esta ratificación del fallo, el escenario político brasileño vuelve a rediseñarse, con un ala progresista que adquiere fuerza y proyección con la vuelta de lula, en el medio de una situación sanitaria que condiciona al mandatario Jair Bolsonaro. Su gestión hasta el momento ha sido evaluada como todo lo que no debe hacerse en una pandemia, con recortes en el presupuesto contra el coronavirus, un boicot constante hacia las medidas de aislamiento tomada por los gobernadores y alcaldes, declaraciones desalentando la gravedad de la pandemia y hasta el no uso de barbijo.

Lula, dejó el poder el 1 de enero de 2011 con más del 80% de la aprobación, con inmensos logros para la mayoría brasileña: millones de personas salieron de la pobreza, se convirtió en la sexta economía del mundo, la clasificación de Brasil como país emergente, entre otros.

Con el retorno de Lula, la izquierda debe comprender la nueva posibilidad que se le presenta y estar a la altura de los desafíos que se le aproximan. La primera actitud que debe tener es la de la unidad de todas las fuerzas encolumnadas detrás de la figura de Luiz Inácio Lula da Silva. Además, debe contar con una propuesta de reconstrucción del país, que no se trata solo de un frente político de fuerzas, sino también de una alianza social en torno a la recuperación de la democracia, la reconstrucción de la economía del país, la búsqueda de soberanía y la reanudación de un desarrollo económico nacional y regional, con políticas de generación de ingresos y empleos.

A diferencia de las elecciones de 2018 en donde la región asistía hacia un claro giro a la derecha, actualmente, si bien nos encontramos con una región fragmentada, la derecha va perdiendo protagonismo y el progresismo viene recuperando su lugar en países claves como la Argentina, Bolivia y posiblemente Perú. La vuelta de gobiernos progresistas a la región implicaría la búsqueda de autonomía y apego a los principios del multilateralismo, del no alineamiento activo, lo que hace una contrapeso a la injerencia de potencias tales como, EE.UU o China.

Lula sabe que los ejes de preocupación de la población no son la seguridad ni el enojo con la clase política como en las últimas elecciones, sino que pasa por los efectos que deja una pandemia devastadora y por eso pone énfasis en la defensa de la ciencia y la tecnología, en la necesidad de contar con más vacunas y en la defensa del empleo como política prioritaria para combatir la pobreza que arrastra el pueblo brasileño.

Faltan varios meses y lo que resta definir, y lo que se debate en la interna del PT es la manera de construir puentes y sumar a los indecisos que dejaron de confiar en el gobierno bolsonarista. Hay que esperar para ratificar la candidatura de Lula a presidente o si imitará una salida a la Argentina, es decir, presentándose a vicepresidente de alguien, quizás más moderado, como lo hizo el peronismo con Cristina Fernández de Kirchner como segunda de Alberto Fernández. Los debates son acalorados dentro del PT, pero la decisión final la tendrá el propio Lula.


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