Frená con la rutina y escuchá a tu cuerpo a la hora de comer.
/Por Lic. Lucía Cortinovis
Como prometí en la nota anterior voy a seguir dándoles algunas de las herramientas que nos proporciona la denominada alimentación consciente o ‘Mindfuleating (Lee https://correlavoz.net/Nota-1509-de_qu_se_come_cunto_se_come_cmo_se_come_y_por_qu_se_come )
“Comer con conciencia plena” que es el arte del Mindfulness llevado a la nutrición, el arte de comer despacio, de comer con todos los sentidos: la vista, el olfato, el gusto, el tacto, el oído e incluso las sensaciones que proceden de nuestros órganos internos, como por ejemplo el hambre o la saciedad.
El hambre es un proceso un poco más complejo de lo que creemos en realidad, según las teorías de Jane Chozen Bays, creadora del o ‘Mindfuleating. “Comer con conciencia plena” se pueden contemplar 9 tipos de Hambre:
Hambre visual: conocido como “comer con los ojos” .En este caso son los ojos y no el estomago el que nos lleva a comer .Es la presentación, las texturas, los colores, las formas que nos cautivan y nos llevan a comer una comida por su belleza o por el simple hecho de tener un buen recuerdo de esa comida que nos gusta mucho. Muchas veces nos sucede que aunque estemos satisfechos esas visiones nos cautivan y nos incentivan a seguir comiendo.
Hambre olfativa: se define como el “huele que alimenta”. Es aquél que nos impulsa comer atraídos por el olor que nos recuerda sabores y momentos que están registrados en nuestra memoria.
¿Quién no ha sentido el olor del pan recién horneado y aunque en ese momento nuestro estómago ya esté lleno, sentimos la necesidad de comer un bocado?
Muchas veces está relacionado con algún olor que nos recuerda a nuestra infancia o que la asociamos a un momento feliz de nuestra vida, y es exactamente eso que guardamos en la memoria lo que nos llevaría a comer ese alimento, aunque no tuviéramos hambre.
El hambre bucal: es el que se relaciona con esta frase “Se me hace agua la boca”. Con sólo imaginar el sabor y la textura de un alimento hace que empecemos a salivar. Ese es el hambre bucal, está asociado a otra frase muy conocida para los que nos gusta degustar comidas sabrosas “comer es un placer”.
El hambre bucal nos impulsa a comer porque necesitamos experimentar un sabor y experimentar placer en nuestra boca.
También se relaciona, por ejemplo cuando estamos inquietos y necesitamos masticar algo, ya que esta sensación de placer en la boca nos ayuda a calmar los nervios.
El hambre del tacto: Tocar ciertos alimentos puede también despertar nuestro apetito. En ocasiones e incluso cuando no tenemos hambre, tocamos una medialuna, una pizza, manzana, etc., y tan solo su textura y volumen ya nos produce hambre. Pero, más que hambre, estas son ganas de comer algo que al tacto, le resulta muy apetitoso
El hambre auditivo: es un tipo de hambre que nos impulsa a comer por el sonido del alimento, el crujir del pan recién hecho, o las papas fritas. Este tipo de hambre se sacia con el sonido que se produce al masticar los alimentos.
En la próxima nota voy a estar terminado de explicar los tipos de hambre restantes que contemplan la teoría del “Mindfulnesseating”: el hambre estomacal, el hambre corporal el hambre mental y el hambre del corazón conociendo y diferenciando cada uno de ellos podremos llegar fácilmente a una alimentación consciente, es decir saber qué, cuanto, cómo y por qué comemos.
Lucia Cortinovis - Lic. Nutrición MP 4151 - MN 8929
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