Internacionales

28 de Febrero de 2024

Brasil propuso al G20 un impuesto global a los superricos para reducir desigualdades

A cargo de la presidencia rotativa del G20, la iniciativa la propuso el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, quien llevó la visión del presidente Luiz Inácio Lula da SIlva sobre la necesidad de que los superricos aumenten su tributación en forma coordinada sobre sus bienes y herencia.

Brasil propuso este miércoles en la reunión de ministros de Economía y presidentes del Banco Central del G20, entre ellos los de la Argentina, la construcción de un consenso de las mayores economías del mundo para crear un impuesto mínimo global para los superricos que contribuya a la reducción de las desigualdades, en el marco de una iniciativa sobre una nueva globalización.

A cargo de la presidencia rotativa del G20, la iniciativa la propuso durante el discurso inaugural de la reunión en San Pablo el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, quien llevó la visión del presidente Luiz Inácio Lula da SIlva sobre la necesidad de que los superricos aumenten su tributación en forma coordinada sobre sus bienes y herencia.

"Reconociendo los avances obtenidos en la última década, necesitamos admitir que precisamos hacer que los billonarios del mundo paguen su justa contribución de impuestos", dijo Haddad al abrir las sesiones de trabajo.

En ese marco, propuso a sus pares del G20 "una tributación mínima global sobre la riqueza que podrá constituir un tercer pilar para la cooperación impositiva internacional", además de las iniciativas ya en marcha en la ONU y en organizaciones como la OCDE.

El encuentro en la ciudad de San Pablo deberá definir el jueves un documento que contribuya para la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del G20 que se realizará en noviembre en Río de Janeiro, debido a que Brasil ostenta la Presidencia rotativa del bloque.

 

Redefinir la globalización

"Es hora de redefinir la globalización. Necesitamos crear incentivos para que los flujos internacionales de capital se dirijan eficientemente hacia las mejores oportunidades, ya no definidas en términos de rentabilidad inmediata, sino según criterios sociales y ambientales", dijo Haddad en su discurso ante el plenario.

Haddad habló desde su casa por videoconferencia debido a que el domingo fue diagnosticado con Covid-19.

"La Presidencia brasileña ha asumido el desafío de hacer un G20 inclusivo, en el que tenemos la oportunidad de avanzar en una serie de temas que nos preocupan, como la lucha contra la pobreza y la desigualdad, la financiación eficaz del desarrollo sostenible, la reforma de la gobernanza mundial, la fiscalidad justa, la cooperación mundial y el problema del endeudamiento crónico de varios países", dijo Haddad.

El ministro brasileño admitió que el clima económico es "difícil", y repasó que en las últimas tres décadas el discurso sobre la globalización ha oscilado entre el optimismo desenfrenado y la negación total.

Haddad dijo que la actual reacción contra la globalización puede atribuirse a la crisis de 2008 en Estados Unidos, y a los efectos de políticas de flexibilización laboral y actividades sin regulación de los mercados.

El ministro Haddad insistió en que "el legado de la última ola de globalización produjo un aumento sustancial de las desigualdades de renta y riqueza en varios países. Hemos llegado a una situación insostenible en la que el 1% más rico posee el 43% de los activos financieros del mundo, y emiten la misma cantidad de carbono que los dos tercios más pobres de la humanidad", fustigó.

El vocero de las reuniones, el secretario de Política Económica de Brasil, Guilherme Melo, aseguró que la apuesta de Brasil es colocar en el G20 el desarrollo social y ambiental y la lucha contra la desigualdad mediante la llamada "tributación justa".

"Muchos países están de acuerdo, la desigualdad fragiliza el ambiente democrático de los países y esta preocupación es compartida por un grupo grande de países. Se va a tocar este tema por primera vez en G20", dijo Melo en conferencia de prensa.

Este jueves, ante los ministros disertará en el G20 el economista francés Gabriel Zucman, un especialista en desigualdad considerado un discípulo de Thomas Piketty en proponer alternativas ante la injusticia fiscal.

Durante el encuentro, hubo reuniones paralelas entre los ministros del G7 y y de los Brics.

El ministro Haddad insistió en que "el legado de la última ola de globalización produjo un aumento sustancial de las desigualdades de renta y riqueza en varios países. Hemos llegado a una situación insostenible en la que el 1% más rico posee el 43% de los activos financieros del mundo, y emiten la misma cantidad de carbono que los dos tercios más pobres de la humanidad", fustigó.

Haddad dijo que la actual reacción contra la globalización puede atribuirse a la crisis de 2008 en Estados Unidos.

"Hasta entonces, la integración económica mundial se confundía con liberalización de los mercados, flexibilización de las leyes laborales, desregulación financiera y libre desregulación y la libre circulación de capitales", dijo, y fustigó el crecimiento de las sociedades offshore "para ofrecer formas sofisticadas de evasión fiscal a los superricos".

Por eso, pidió a sus pares que en un mundo "en el que la mano de obra y el capital son cada vez más móviles, la pobreza y la desigualdad deben abordarse como retos globales a riesgo de amplificar las crisis humanitarias y migratorias".

El otro anfitrión de la reunión, el presidente del Banco Central de Brasil, Roberto Campos Neto, defendió el control de la inflación como una forma de asegurar la calidad de vida de las personas.

 


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