Política

08 de Abril de 2024

Antártida, un tema esencial en la agenda del siglo XXI

Por Facundo Ojeda, Lic. en Relaciones Internacionales

Disfrazado con un traje militar, el presidente de Argentina, Javier Milei, realizó un viaje sorpresivo el pasado jueves a la ciudad patagónica de Ushuaia, dónde se reunió con la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, la general Laura Richardson. Durante
una conferencia de prensa posterior, elogió efusivamente a los Estados Unidos y ratificó el compromiso de Argentina con la construcción del Polo Logístico, aunque de forma conjunta con EE.UU. Esta asociación implica compartir la gestión de un gran centro logístico, lo que representa una cesión de soberanía nacional y busca convertir a ambos países en la puerta de entrada hacia la Antártida.

La transmisión nacional de la conferencia contó con el himno nacional estadounidense, pero fue aún más notable la ausencia del himno argentino, una omisión que no pasó desapercibida. Esta falta de reconocimiento se asentó con la tímida presencia de la marcha de Malvinas, que ni el presidente ni el ministro de defensa, demostraron conocer.

Comparativamente, ni siquiera el expresidente Carlos Menem llegó tan lejos en su política exterior. Esta situación nos lleva a reflexionar sobre las diferentes estrategias entre ambos mandatarios antes de abordar la cuestión de la Antártida.

 

Política Exterior: Reflejos de los 90 en un mundo transformado

Durante la conferencia, el Presidente anunció también una nueva doctrina basada en una alianza estratégica con los EE.UU. Esta postura, junto con su aproximación a Israel, nos remite a la década del 90. Sin embargo, es esencial considerar los contextos. Durante el gobierno de Carlos Menem, el acercamiento a los EE.UU se produjo en un mundo marcado por la caída del Muro de Berlín y la emergencia de un orden internacional unipolar, dónde Argentina aplicaba el realismo periférico de Carlos Escudé, centrándose en los intereses económicos y prescindiendo de los valores.

En contraste, el escenario del siglo XXI es muy diferente. Los Estados Unidos han perdido influencia y la atención del mundo se está desplazando hacia Asia, dónde China emerge como un actor clave en busca de igualdad de estatus. Además, otros actores regionales están ganando protagonismo con agendas propias. En este contexto, la actual administración argentina ha optado por una interpretación errónea del realismo periférico basando su relación a través de los valores e ideología, buscando establecer una alianza estratégica con Estados Unidos y acercarse también a Israel, una posición que evoca inevitablemente la política exterior de los años 90. Sin embargo, el contexto y las coyunturas son diferentes hoy en día, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad de esta estrategia en el nuevo orden internacional.

Si pretendiera seguir el ejemplo de Carlos Menem, Milei debería adoptar un enfoque pragmático en sus relaciones con las potencias extranjeras, comprendiendo mejor el orden internacional de este siglo. Esto le permitiría desarrollar una estrategia que promueva el crecimiento de nuestro país. El mundo actual, es un mundo donde Asia emerge como la región predominante con China, India, Vietnam y Tailandia mostrando un crecimiento significativo y un potencial económico prometedor.

 

¿Quién es Laura Richardson y cuál es su propósito?

Laura Jane Richardson es una general de cuatro estrellas del Ejército de los Estados Unidos, actualmente desempeña el cargo de comandante del Comando Sur desde el 29 de octubre de 2021. Anteriormente, ocupó la posición de comandante general del Ejército Norte desde julio de 2019 hasta septiembre de 2021. Durante una conferencia en el think tank del Atlantic Council, vinculado a la OTAN, no escatimó en sinceridad al abordar el tema de los recursos naturales en América Latina y su importancia para la seguridad nacional de los Estados Unidos, especialmente en el contexto de la creciente influencia de China y Rusia en la región.

Richardson destacó la relevancia de la región latinoamericana debido a sus abundantes recursos naturales, como el litio, que es fundamental en la tecnología actual y del cual el 60% del suministro mundial se encuentra en el llamado “triángulo del litio” conformado por Argentina, Bolivia y Chile. Además, señaló que la región posee el 31% del agua dulce en el mundo, lo que la hace estratégicamente importante para Estados Unidos.

Lo que preocupa es el tono de posesión que emplea al referirse a estos recursos, sugiriendo que Estados Unidos consideran que le pertenecen. Esto revela una mentalidad de explotación y control de los recursos naturales de América Latina.

En conclusión, la postura de Richardson y, por extensión, de los Estados Unidos, no se centra en salvaguardar un proyecto de cooperación y desarrollo, sino más bien en buscar un dominio y control absoluto sobre la región.

 

Cuestión Antártida

La política exterior de Argentina ha sido históricamente una cuestión sensible y estratégica, especialmente en lo que respecta a la Antártida. Este vasto continente blanco, con más de 14 millones de kilómetros cuadrados, es el cuarto más grande del planeta y alberga reservas significativas de recursos naturales, incluidos minerales críticos y tierras raras. Sin embargo, la soberanía sobre la región ha sido objeto de disputa entre varios países, entre ellos Argentina, que reclama una porción de la Península Antártica como parte de su territorio nacional.

Nuestro país reivindica soberanía sobre el Sector Antártico Argentino comprendido entre los meridianos 25° y 74° de longitud Oeste al sur del paralelo de 60° de latitud Sur, el cual forma parte del territorio de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur aunque está sujeto al régimen del Tratado Antártico. El Artículo IV del Tratado contiene una salvaguarda de las reivindicaciones de soberanía respecto de la Antártida así como de sus fundamentos. La Argentina es parte consultiva del Tratado Antártico desde su entrada en vigor en 1961. Dentro del Sector Antártico Argentino, nuestro país administra trece bases o estaciones, de las cuales seis son permanentes (operativas todo el año) y el resto, temporarias (operativas sólo en verano).

El proyecto del Polo Logístico, anunciado por el Presidente Javier Milei, ha generado preocupación por la cesión de soberanía nacional a los Estados Unidos. La idea de compartir un centro logístico en la región con otro país plantea interrogantes sobre la autonomía e independencia de Argentina en su propio territorio. Aunque se argumenta que este proyecto podría facilitar el acceso y la investigación científica en la región también plantea serias preocupaciones sobre el control y la gestión de los recursos.

En este contexto, la política antartica seguirá siendo en un futuro un tema esencial en la agenda internacional y a medida que los problemas de medioambiente continúen en aumento, el continente obtendrá una centralidad cada vez mayor para la comunidad internacional debido a la cantidad de recursos que alberga. Por lo tanto, resulta imprescindible fortalecer la presencia argentina en la Antártida. El proyecto de la Base Naval Integrada en Ushuaia, iniciado durante el gobierno de Alberto Fernández, representa un paso en la dirección correcta. Sin embargo, es fundamental que este proyecto sea financiado íntegramente por Argentina para garantizar su independencia y soberanía territorial. La cesión de soberanía a países extranjeros, como Estados Unidos, compromete seriamente los intereses nacionales argentinos.

En última instancia, para preservar su soberanía en la Antártida y proteger sus intereses nacionales, Argentina debe adoptar una postura firme y decidida en su política exterior. Esto incluye fortalecer su presencia en la región a través de proyectos como la Base Naval Integrada en Ushuaia, pero también implica mantener una posición de no alineamiento activo en el escenario internacional. Solo de esta manera Argentina podrá proteger y preservar su soberanía territorial y asegurar su lugar como actor clave en la geopolítica mundial.

En este contexto, el país se encuentra ante el desafío y la oportunidad de constituir un país bicontinental, cuyo aval reside en el rol activo que ha desempeñado en materia antártica y en los motivos en los cuales funda su pretensión de soberanía sobre el Sector Antártico Argentino.

En conclusión, presidente Javier Milei, los recursos naturales que se encuentran en nuestro territorio son un patrimonio del pueblo argentino. No requerimos la tutela de potencias extranjeras para su gestión. Solo mediante la preservación de nuestra soberanía territorial no solo aseguramos el desarrollo nacional, sino también garantizamos la autonomía y el bienestar de nuestra nación.


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