El Colectivo Barro realizó encuesta para conocer el estado de situación del arte en la zona

Los resultados obtenidos permiten que investigadores, gestores, emprendedores, profesionales y expertos en políticas públicas vinculadas a la cultura cuenten con información relacionada a las actividades que se desarrollan en este ámbito, pero esencialmente se espera que aliente su participación para el desarrollo y la generación de nuevos proyectos horizontales e inclusivos. Creemos que impulsar esta encuesta y apelar a la participación colectiva es una forma de sumar nuevas voces, visibilizar y trabajar sobre las carencias y emergencias del sector artístico.

El arte es uno solo, manifestación necesaria y corpus del patrimonio intangible de una ciudad, debemos dar voz a aquellas manifestaciones que existen en individualidad y no han sido oídas. De este modo encontramos la posibilidad y el vehículo en el diálogo constante entre lo que hacemos y brindamos, así nuestra meta es visibilizar y profesionalizar la práctica artística zonal y a su vez trabajar para evitar la precarización laboral en artes de la zona. 

Los actores culturales autogestionados somos formadores de identidad y diversidad por encima de las leyes del mercado de la industria artística y del entretenimiento. No sólo somos la usina creativa que se desenvuelve con libertad y que sirve como germen de identidad, sino que constituyéndonos desde lo colectivo, obramos y participamos en la construcción de alternativas de realidad. Esto lo vivimos como acto político, democrático y horizontal.

Creemos estas acciones necesarias para consolidar las relaciones con nuestra comunidad, para representar la importancia de la unión entre los agentes que influyen en el área. Esto es necesario tanto para el diseño de políticas culturales como también para las instancias de implementación y aplicación del contenido de las mismas, las cuáles brindarían las principales condiciones para el desarrollo no solo del área cultura  sino también para reforzar el entramado social y la actividad económica.

Desde barro iniciamos la recopilación de datos para conocer los siguientes indicadores:

● los niveles de actividad y especialización de los agentes distribuidos por el territorio.

● La consolidación y estructuración social de esos agentes a partir de las formas jurídicas.

● Su capacidad crítica e intelectual.

● Sus competencias para aportar argumentación sobre la búsqueda de soluciones a los problemas de su entorno.

● La capacidad de relación y estructuración organizadora para relacionarse con los órganos institucionales, por tanto, de decisión.

●La posibilidad de establecer redes de cooperación sectorial y territorial. 

Uno de los problemas más importantes en el desarrollo de lo expuesto anteriormente es la dificultad de establecer diálogos entre los nuevos actores y lo institucional, debido también a la falta de espacios de legitimación real de las artes. Para esto es necesario establecer nuevos canales de comunicación y participación en las decisiones que involucran al área. Esto permitiría a los interlocutores a observar cómo su acción puede situarse dentro del conjunto de las realidades del territorio para, con su contribución intelectual y práctica, aportar a la mejora de la calidad de vida de los artistas y de la comunidad.  

Actualmente en el mapa del SINCA (Sistema de Información Cultural de la Argentina), las actividades culturales de la zona son inexistentes, por lo que es importante también la georreferenciación con el objeto de visibilizar las prácticas artísticas las cuales son múltiples, variadas e inmensamente ricas, esta es una actividad sobre la que trabajamos, como así también aquellas que desde el año 2018 desarrollamos ininterrumpidamente, con el objetivo de profesionalizar, difundir y visibilizar las prácticas artísticas zonales de modo democrático, horizontal e inclusivo.

El acceso al conocimiento es un derecho de los trabajadores; el conocimiento de los derechos intelectuales de los artistas es inherente al desempeño de la actividad. Por ello creemos necesaria la participación de quien desee sumarse activamente al colectivo. Creemos que los actores culturales que autogestionan y autosustentan sus proyectos construyen, indirectamente, una regionalidad necesaria que incluye al otro, y es en esa relación en la que ambos se expanden.