Con un trozo de madera, un alumno construyó algo más que una casita: construyó un abrigo.
Un rayo de sol inspirador, en donde cada mañana es una oportunidad de volver a intentar.
Porque el hogar no siempre se habita, a veces se ofrece, se entrega en silencio. Todos, alguna vez, somos el refugio para otro.
Foto y palabras: Bárbara Basbus
Casita: alumno M.M.
Estamos en Facebook danos un me gusta!