Un día como hoy pero del año 1927 se daba un enorme paso en términos de derechos para las mujeres. En un pequeño pueblo de Uruguay se ejerció el derecho al voto femenino por primera vez en toda Latinoamérica. Conocé la historia.
El 3 de julio de 1927, hace 93 años, en Cerro Chato, una pequeña localidad ubicada en el centro occidente de Uruguay, se llevó a cabo un plebiscito en el que se buscaba que los habitantes de esta localidad tomaran la decisión, a través del voto popular, si querían ser anexados al departamento de Durazno.
Este hecho fue un referente mundial, porque fue aquel día, en una casa que hoy es patrimonio histórico, que el derecho al voto de la mujer fue ejercido por primera vez en Uruguay y en Latinoamérica.
El proceso para que la mujer pudiera votar popularmente no fue como tal en unas elecciones de carácter político, fue a través de ese plebescito, que estuvo liderado por mujeres de las localidades de Florida y Treinta y Tres.
Fue tanta fuerte la campaña de las comisiones vecinales que la Corte Electoral dictó el decreto por el cual autorizó la realización de aquella consulta popular. El decreto de la Corte otorgó vía libre para que todos los habitantes, sin distingo de raza o género, pudieran inscribirse durante el mes anterior para votar y así conocer las pretensiones de las mayorías.
El acto popular quedó establecido para el primer domingo de julio de 1927, el día 3 de ese mes, y se llevó a cabo en el edificio en el que hasta 1960 fue la sede del Banco de la República.
Aunque por ley enmarcada en la constitución uruguaya, reformada en 1917, la mujer tenía derecho a participar del voto popular, fue en el plebiscito de Cerro Chato, que se ejerció este derecho.
La primera mujer en votar libremente aquel día no fue uruguaya. El primer voto popular en América Latina fue Rita Ribeira, de origen brasilero, quien podía participar de estas elecciones porque dentro de este plebiscito, según la Corte Electoral de Uruguay, podía votar cualquier persona, nacional o extranjero, que viviera en los pueblos afectados por la decisión.
Como consecuencia de aquel momento histórico, el Parlamento uruguayo aprobó cinco años después, en 1932, que las mujeres pudieran elegir y ser elegidas. Uruguay se convirtió en el primer país de América Latina y el sexto en el mundo en permitir el derecho a voto de la mujer.
Aunque la participación en el plebiscito fue amplia, estos nunca se tomaron en cuenta. Once años después de esta votación local, en 1932, las mujeres pudieron sufragar a nivel nacional.
A nivel mundial, Nueva Zelanda, en 1893, y Australia, en 1902, fueron los primeros países en reconocer el derecho de las mujeres a elegir sus representantes políticos, a través del voto.
En América Latina las mujeres pusieron votar en estas fechas:
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