El romance de Frida Kahlo con Chavela Vargas y la amistad con la inseparable Lucienne Bloch

Cuando en 1935 la pintora mexicana Frida Kahlo descubrió que su marido, el muralista Diego Rivera, la había engañado con su hermana, la primera persona con quien quiso desahogarse fue con su amiga, la artista y fotógrafa Lucienne Bloch. Ese día Frida se cortó su larga cabellera que Diego amaba solo para molestarlo a él y corrió al consuelo de Lucienne con una botella de Cinzano en sus manos. 

Las dos mujeres se conocieron en una fiesta en Nueva York, en 1931, cuando ambas tenían cerca de veinte años. Kahlo creyó que Bloch se convertiría en la enésima amante de su marido, pero las cosas fueron distintas. Frida le dijo "Te odio" a Lucienne porque su pareja Diego Rivera había estado hablando toda la noche con ella, mientras Frida observaba desde el otro lado de la habitación. Pero Kahlo y Bloch finalmente se hicieron amigas íntimas. Bloch se transfomó en la asistente de Rivera y lo siguió en sus viajes a los Estados Unidos.

Además de pintora, Bloch era también fotógrafa y a través de sus imágenes ha sabido revelar algunos de los momentos menos conocidos de la vida de Frida Kahlo y Diego Rivera, de su relación sentimental y también de su militancia política. Las fotos de Lucienne revelan a Frida sonriente y sensual, Frida melancólica , Frida besando a Diego, Frida bromeando frente a la cámara, Frida invicta, que no deja que un terrible accidente le impida expresarse a través de esos autorretratos ardientes. que son la crónica de su dolor físico y psicológico.

Los que ignoran a Lucienne Bloch deben saber que las fotografías del mural que Diego Rivera hizo en el Rockefeller Center de Nueva York (justo antes de que fuera censurado y destruido por su contenido político) son suyas, eludiendo a los guardias que Frida había sido responsable de distraer. Las suyas son las únicas tomas existentes que documentan ese trabajo extraordinario que fue El hombre en la encrucijada (1934), el controvertido fresco que contenía una imagen de Lenin y un desfile soviético del primero de mayo .

Lucienne también capturó un momento único de Frida y su amante Chavela Vargas en México. ¡Si! Frida y Chavela tuvieron un hermoso romence. Se conocieron en una noche de copas, Frida y Diego habían organizado una de sus famosas posadas, y alguien invitó a Chavela, ni la cantante recordaba quién. Ella ni siquiera sabía quiénes eran Frida y Diego. “Me quedé impresionada cuando vi que bajaban por la escalera de la casa, a la señora en una camilla y vestida de tehuana, los mariachis tocando y todos bebiendo tequila, una pachanga de tequila. Frida me invitó a quedarme a dormir, pues yo vivía lejos de Coyoacán. Después me fui quedando. ‘Quédate niña, me dijo, estás muy sola y no sabes nada de la vida, quédate en mi casa’, me dijo. Y yo me quedé. Ella pintaba y yo cantaba”, contó Chavela en el libro Las verdades de Chavela. 

Frida contó poco sobre su relación con Chavela. Pero declaró bastante en una carta que mandó al poeta Carlos Pellicer hablando sobre ella. Carta de Frida Kahlo a Carlos Pellicer, sobre Chavela Vargas: " Carlos: Hoy conocí a Chavela Vargas. Extraordinaria, lesbiana, es más se me antojó eróticamente. No sé si ella sintió lo que yo pero creo que es una mujer lo bastante liberal que si me lo pide no dudaría un segundo en desnudarme ante ella. Cuántas veces no se te antoja un acostón y ya. Ella repito es erótica. ¿Acaso es un regalo que el cielo me envía? Frida K". 

Cuando Frida murió, el 13 de julio de 1954, Chavela acudió a su sepelio y no encontraba consuelo: “No pude estar mucho tiempo, vi su féretro con la bandera del Partido Comunista Mexicano y me salí. Me sentí sola, muy sola. Me quedé en la calle llorando por ella, por mi Frida. Nada me consolaba, nadie. No había nadie que supiera realmente lo que yo sentía. La forma de mi dolor, el tamaño. Sólo Frida debía sentirlo. Sólo ella sabía el tamaño de mi amor por ella”, confesó Vargas en el 2009.

Así es que, Lucienne y Frida, contrarias a las imposiciones que la sociedad de la época reservaba a las mujeres, permanecieron unidas toda la vida, aún después de que Bloch se fuera a vivir a los Estados Unidos, en 1938. Fueron amigas confidentes e inseparables.