Obligación constitucional, autonomías municipales y nuevas demandas sociales

/ Por Fernando Vaccaiani

Entendiendo la actualidad que nos toca transitar y vivir como bonaerenses me interesa hablar sobre el rol de los municipios y sus respectivas “autonomías”, que en toda nuestra provincia se enfrentan a dos problemas centrales: la falta de normativa de la constitución provincial sobre el reconocimiento de la autonomía municipal plena y, la encrucijada económica. 

Ambos problemas resultan condicionantes insuperables para la autonomía municipal y el cumplimiento pleno del mandato que otorga nuestra Constitución Nacional. En la actualidad, los municipios de nuestra provincia quedan reducidos a simples áreas descentralizadas y operativas de funciones, que el poder provincial no quiere asumir o les resultan poco interesantes; a la arbitrariedad en la distribución de fondos coparticipables y a la irregularidad del sistema de asistencia financiera que condicionan el desarrollo autónomo de las funciones y competencias municipales. El resultado es que el municipio se transforma no solo en el último eslabón en la cadena de gobierno, sino en rehén de los ejecutivos tanto provincial como nacional. 

Autonomía y dependencia económica son términos incompatibles y es una grosera incoherencia otorgar independencia formal (normativa) pero limitando los recursos para volverla efectiva. De esta manera, la idea de autonomía queda atada a la buena predisposición de otros ejecutivos, lo que impide el avance hacía una agenda de gestión local pensando en el desarrollo, crecimiento económico, planificación de la seguridad y otras áreas críticas para los ciudadanos de dichos municipios.

Es por eso que es necesario que nuestra Provincia cumpla de una buena vez con el mandato que la Constitución Nacional le ordena en su articulo 123, que es el de asegurarle a sus municipios la autonomía y reglar su alcance y contenido en el orden institucional, político, administrativo, económico y financiero. Si una ciudad ejercita su autonomía ello tendrá un impacto directo en la vida de los vecinos. El Partido podrá tener una nueva Carta Orgánica, que es una verdadera Constitución Local, que fijará los grandes principios, reglas y normas de la ciudad.

Necesitamos poder planificar el crecimiento y el desarrollo de nuestra ciudad pero más aún necesitamos la autonomía necesaria para poder regular y proyectar políticas para la solución de dichas demandas y necesidades insatisfechas. Los gobiernos municipales son el poder de mayor contacto e interacción con el ciudadano y sobre esa responsabilidad se necesitan atribuciones en el desarrollo de políticas económicas para poder afrontarlas con mayor planificación.

Queda mucho más por decir pero el asunto y los principales principios quedan planteados para que en un futuro no muy lejano podamos  entre todos formular una respuesta adecuada y colectiva. Resta ahora, sin abandonar la tarea de pensar nuestro país y ciudad, que se puedan poner en práctica las leyes de la buena política en vista del bien común de la comunidad.