Compartimos un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales sobre los incendios en nuestro país.
• Según los reportes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MAyDS) (2020a; 2020b), a lo largo de 2020 se quemaron en total 1.106.621 hectáreas; es decir, un 0,29% de la superficie total de Argentina.
• El total de la superficie quemada al 15 de noviembre equivale a 55 veces la superficie de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a 16 veces el Parque Nacional Iguazú y a la superficie total de Qatar. Esta superficie representa, a su vez, el 6,5% de la sembrada con soja y el 16% de la de maíz en la campaña 20/21.
• El 57% de la superficie quemada corresponde a las provincias de Córdoba y Entre Ríos. El 2% y 4% de la superficie total de estas dos provincias, respectivamente, estuvo bajo fuego desde el inicio del año.
• Según datos del MAyDS, el 95% de los incendios son provocados por el humano, ya sea por un fogón mal apagado o de manera intencional para deforestar.
• Según los datos presentados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP) (2020a), el mes de septiembre se destacó por el número de incendios y su amplia distribución geográfica, coincidente con las áreas en sequía. Para peor, gran parte del país recibió menos lluvias de lo previsto. De hecho, la región del Litoral, norte, centro y zona núcleo agrícola, atraviesan uno de los años más secos de las últimas 6 décadas.
• El avance del fuego sobre diversos territorios y sus ecosistemas destruyó biodiversidad y desplazó comunidades enteras. La expansión de la frontera agropecuaria, la urbanización y el desarrollo de infraestructura asociada son las causas principales detrás de los incendios.
• La región del Delta del Paraná, que constituye el mayor sistema de humedales de la Argentina y abarca parte de las provincias de Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe, fue severamente afectada por más de 37 mil focos registrados a noviembre.
• Especialistas estiman que la recuperación de los depósitos de carbono quemados en esa región llevará hasta 11 años. Este plazo es muy largo si se tiene en cuenta que la próxima bajante extraordinaria del Río Paraná -acelerada a causa del cambio climático- podría darse en no más de 10 o 12 años.
• En la provincia de Córdoba, que ha perdido gran parte de su monte nativo, la situación con los incendios ha sido particularmente dramática, con focos por momentos totalmente fuera de control.
• Las provincias con declaraciones de emergencia y/o desastre agropecuario destacan que las producciones más afectadas son la agropecuaria, la ganadera y la apícola. La pérdida productiva totaliza más de $600.000 millones.
• La recuperación tras los incendios podría costar entre USD 1.100 y 3.700 millones por año tomando los ejemplos anteriormente mencionados. Estos montos equivalen a entre el 5% y el 17% de la producción de soja nacional.
• Desde el año 2017, el presupuesto para el Programa Acciones para el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) ha sido subejecutado. Entre ese año y 2019 el 20% de los fondos quedó sin ejecutar; y a tan solo 2 meses de finalizar el 2020, se registra como pendiente de ejecución nada menos que el 46% del presupuesto anual.
• En el articulado del proyecto de Ley de Presupuesto 2021 aparece por primera vez, y con 7 años de demora, un intento por crear el Fondo para el Manejo del Fuego. Si el fondo se instrumenta tal como está planteado en la ley, el Presupuesto 2021 para el manejo de bosques debería incrementarse en cerca de $1.200 millones, un monto similar al destinado al Fondo para la Conservación de Bosques Nativos.
• Los fondos para la lucha contra los incendios cayeron del 0,01% del presupuesto nacional en 2017 al 0,003% para el año 2021. Con respecto a los montos presupuestados, tuvieron una caída interanual constante entre 2017 y 2021.
• En la Argentina, si bien existe un SNMF, el hecho de que las provincias tengan el dominio originario de los bienes naturales presentes en su territorio limita su poder de acción. Muchas veces el fuego excede la capacidad de las administraciones provinciales, e incluso sus límites geográficos.
• La carencia de datos estadísticos confiables es una limitante para la elaboración de mapas de riesgos de incendios.
• Estos acontecimientos trágicos y prevenibles dejan expuesta la ausencia de controles por parte de las distintas autoridades competentes en el Estado Nacional y los Estados Provinciales sobre las actividades antrópicas, así como la falta de implementación de la normativa ambiental.
¿Cuánto tiempo más nos tomará entender que todo incendio que no ocurra será siempre mejor que uno apagado?
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