Biografía poética de Zárate

13 de Diciembre de 2020

Otro mundo

/ Por Emanuel Maffioly

Zárate de 1940

-Vamos a ir a la ciudad de la abuela, mi madre- le dijeron a la niña.

El lugar se llamaba Zárate. Nada tenía en común con el pueblo de estación rural que dejaban atrás.

Habían decidido volver a la ciudad natal de la madre después del intento de atentado que habían tenido por parte de los conservadores. El padre había jugado a las cartas y en una riña había matado a uno en defensa propia.

-Elegí- le dijo la esposa. - Entre Luján o Zárate, porque otra vez una situación asi no vamos a pasar. Donde vayamos, compramos una casa. Usamos mis ahorros, más lo que nos den por esta casa.

Volvieron a Zárate, de donde una vez, los padres de niña se habían escapado. Ella había sido dejada por su noviecito de entonces, que se casó con otra, y estaba desahuciada. Él, el uruguayito, había llegado como capataz para trabajar en la chacra de la familia. La familia no vió con buenos ojos aquella relación. Y ella, huyó.

La niña miraba como la madre llevaba un solo guante entre las manos. Y en su nerviosismo lo retorcía. Iba a preguntarle qué significaba. Solo que le interesó más lo que pasaba por la ventanilla del ferrocarril.

Antes de dejar la casa materna, la chacra, la posición de señorita, ella le dejó a su madre una carta, con el otro guante que formaba el par. "Cuando vuelva a ver el par, espero entienda mi situación, y me perdone, Madre".

Ese guantecito largo, pesaba como la conciencia.

Llegaron.

La ciudad le pareció otro mundo. Había un río, maravilloso, un puerto. Calles adoquinadas. Y casas, tantas casas. Muchísimas más que de donde ella era. Agarró su muñeca, y la estrujó contra el pecho. Sintió que esa ciudad era inmensa.

Se instalaron en la nueva casa.

Cerca vivían los Berón, todos músicos, cantantes, actores, poetas. Era común escuchar voces y guitarras, en la tarde. 

Y esas voces, desvanecían el quejido del padre por la herida de su pierna. Una bala preparada en una emboscada de los conservadores, había comenzado a dispersar dentro sus perdigones y venenos.

La madre almidonó los vestidos, de la niña y su hermana, preparó los sombreros y los tapaditos. Ella también se vistió elegante para ir a ver a la abuela.

Nunca antes la niña la había visto.

Cuando llegaron a la casa de ella, después del viaje en volanta, la recibieron sus tias y dos de sus tíos, que tampoco, nunca había visto. Mamita llevaba el guante solo. Habían preparado una merienda de masas de hojaldres y membrillos, tostadas y dulces de cítricos, había cascarilla para las niñas, y mate y té para los adultos, en tazas de porcelana alemana, tan fina que parecía que se iban a quebrar cuando el agua caliente era depositada dentro. Tenían diseños de flores acuareladas, manchas sutiles de color y líneas doradas.

La abuela apareció fregándose las manos. Las rosas de su jardín parecían abrirle paso escoltado. Rosadas, blancas, amarillas y manchadas. Tenía una expresión dulce en su cara. Llevaba un vestido negro, riguroso y un sombrero también negro, un rosario blanco tornasol y en uno de sus bolsillos la niña, divisó, el guante que hacía el par con el de su mamá.

La madre y la abuela se abrazaron. Todos los adultos se emocionaron. La niña y su hermana, no entendieron nada. 

La abuela, los tíos y las tías no pararon de preguntarles cosas y de atenderlas. Ambas se llevaron un malcriado de yeso, regalo de tantos años sin conocerlas.

Cuando llegaron, el padre estaba en la cama, recostado, dolorido. Las hijas le contaron de la abuela, de la merienda, de los tíos, las tías y de los regalos. El padre sonrió, en sus dientes se vió reflejado el rostro de sus hijas felices.

Zárate de 1940

 

Juan Emanuel Maffioly
Nací en Zárate en mayo del 86. Mi contacto con el mundo de los libros, la lectura y la escritura es desde siempre, desde que tengo memoria. Escribo poesía desde los trece años y nunca la abandoné desde entonces.
Soy profesor de Artes Visuales, y doy clases por distintos establecimientos.
Ambas cuestiones me han llevado a formar parte de diferentes grupos de artistas, movimientos culturales y participaciones zonales, colectivos y difusiones, entre ellos, "Escribientes del Sótano".


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