Por Facundo Ojeda

19 de Julio de 2021

¿Qué pasa en Cuba?

En agosto de 1994, Cuba atravesaba una de las crisis más importantes desde la Revolución producto de la falta de comida, con apagones que duraban horas y con la enorme presión de ciudadanos que buscaban irse hacia los Estados Unidos. Fue en ese contexto en donde cientos de cubanos salieron a las calles y fue necesario que Fidel Castro hablara ante los manifestantes y dialogara para disuadirlos.

A lo largo de los años esas masivas protestas no volvieron a registrarse hasta el pasado 11 de julio, en donde cientos de cubanos salieron nuevamente a las calles de todo el país, provocando repercusiones en todo el mundo.

 

¿Por qué la protesta?

En principio, era una protesta por los largos apagones de electricidad y para exigir la vacunación contra el covid-19. Poco después, las demandas se convirtieron en consignas como, “Patria y Vida” o “Libertad”, exigiendo cambios políticos.

Las protestas han sido duramente reprimidas por el Gobierno, que llamó a los revolucionarios a combatir las manifestaciones en las calles, con más de un centenar de detenidos.

 

¿Qué papel ocupa EE.UU en este conflicto?

Estados Unidos mantiene un bloqueo impuesto desde la década de 1960, desconociendo resoluciones de la ONU, lo que implica la escasez de productos básicos, el acceso a recursos fundamentales y, en plena pandemia, la imposibilidad de adquirir insumos medicinales básicos. La Asamblea General de las Naciones Unidas se pronunció el pasado 23 de junio de 2021, de forma abrumadora nuevamente contra este bloqueo económico y exigió que se ponga fin a esas medidas coercitivas unilaterales. La resolución obtuvo 184 votos a favor, dos en contra (EE.UU e Israel) y tres abstenciones (Colombia, Brasil y Ucrania).

Estas medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos, hacen que sea casi imposible la adquisición de tecnologías, materias primas, reactivos, medicamentos, dispositivos, equipos y piezas de repuestos básicos para enfrentar la pandemia.

Una sola vez, en 2016, el Gobierno de Barack Obama se abstuvo de votar en contra de la resolución cubana de condena al bloqueo, siendo una de las apuestas más trascendentales en política exterior, en lo que se conoció como el proceso de deshielo con Cuba, subrayando la propia ineficacia del modelo de confrontación de sus predecesores contra la Isla.

Con la llegada de Donald Trump al poder, se revirtió la política de apertura hacia Cuba volviendo a declarar al país comunista como Estado patrocinador del terrorismo y lanzó más de 250 nuevas sanciones con el fin de restringir el ingreso de divisas del gobierno de La Habana. Las sanciones fueron destinadas principalmente en contra del sector turístico de Cuba, como la prohibición de que personas estadounidenses se alojen en propiedades designadas como pertenecientes al gobierno de La Habana, la restricción a la importación de licor de origen cubano y de tabaco, entre otras medidas.

Para el actual presidente estadounidense, Joe Biden, Cuba no es prioridad en su política exterior. Hasta el momento mantiene y mantendrá intactas las medidas de la administración anterior hacia la isla

 

¿Cómo ha golpeado el covid en Cuba?

La isla, que logró mantener el control de la pandemia en 2020 y liderar la creación de una vacuna propia, ha visto en las últimas semanas un rebrote muy fuerte de la enfermedad. Los casos acumulados en la última semana producto de la variante delta son récord.

 

Una economía estancada

Con el turismo totalmente agarrotado, a la incidencia del coronavirus se ha sumado la inflación, los apagones, la escasez de alimentos y de productos básicos. El pueblo cubano está sufriendo un episodio muy dramático de escasez material, agravado por la situación pandémica descontrolada. Confluye aquí un elemento muy importante; el fin del sistema de doble moneda. Un asunto técnicamente muy complejo en el cual no pretendo detenerme en este artículo. El resultado fue un proceso inflacionario muy fuerte en un contexto de recortes sociales y reformas en la vida cotidiana de los cubanos que ya era muy precarizada desde lo material. Este progresivo recorte llevó a la gente a depender de tres vías para conseguir los ingresos extra-necesarios:

  • Remesas de familiares en el extranjero
  • Derrames de los sectores vinculados a la economía global (propinas turísticas, salarios vinculados a las misiones médicas en el exterior)
  • Un inmenso mercado negro muy complejo que alberga de todo

 

CONCLUSION

No se puede analizar a Cuba sin el bloqueo. Tampoco se puede analizar a Cuba solo a través del bloqueo. Aquí se debe añadir otra cuestión que atraviesa todo: la legitimidad decreciente del proyecto revolucionario. El régimen resistió a los 90´ porque contaba con una enorme legitimidad popular conquistada por el proceso masivo de inclusión social que supuso la revolución y el efecto de liderazgo carismático de Fidel Castro. Pero Raúl no es Fidel, y Díaz Canel no es Raúl. Y las generaciones jóvenes, a diferencia de la base demográfica de los 90´, no tiene experiencia alguna de mejora material y social provocada por la Revolución, al contrario.

Está claro que lo que sucede en Cuba debe ser un llamado de atención para que el Gobierno inicie un proceso de reformas profundas que necesita la isla. Reformas que no van por el lado de la democracia. Hay que entender que Cuba no tiene un compromiso con la democracia en clave occidental, como sí lo tiene Argentina o incluso Venezuela. Pero Cuba, sí tiene el compromiso de cumplir con los Derechos Humanos porque pertenece a las Naciones Unidas. La ONU no exige ser una democracia para pertenecer a ella. Se debe detener de inmediato toda represión policial sobre población desarmada, que se exprese pacíficamente. Contener con normas de proporcionalidad, y reglas claras de responsabilidad, las acciones violentas civiles contra personas y bienes. 

Las reformas que se esperan de Cuba deben ir por el lado económico. Cuba debe adoptar un modelo similar al asiático. Nunca vio en América Latina un espejo para pensar su transición. En la transición cubana, su modelo es China o Vietnam. O sea, economías más abiertas, pero con un sistema político centralizado.

Para finalizar, me solidarizo con el pueblo cubano y sus demandas justas de emergencia material sin hacerle el juego a la ofensiva de la derecha global. Mucho ánimo y fuerza al pueblo cubano en estos días tan difíciles.


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