Maya versus la niña M o la interpelación a la realidad

/ Por Sergio D. Robles - Historiador

En la tradición hinduista existe una diosa de nombre Maya -mujer del rey Suddhodana de Kapilavastu, al sur de Nepal- que representa la fuerza mágica que crea el ilusorio universo. Ella es quien teje la trama de un aparente e ilusorio mundo que se presenta como real.

Con esta fugaz apelación a una de las antiguas creencias del mundo oriental propongo reflexionar en unas breves e insuficientes líneas, sobre aspectos de una realidad compleja y profunda cuya superficie muestra una apariencia que, sencillamente, es a menudo solo la que deseamos ver y entender.  En la Argentina de hoy, las penurias de una niña, que por decisión judicial llamamos M, permite poner en discusión pública, como la punta de un iceberg, la dramática realidad de la exclusión, la marginación social y la niñez desamparada. Este caso conmovedor, visibilizado por una protesta de vecinos y por la prensa, ha merecido una cobertura mediática y un despliegue de fuerzas de seguridad  tan espasmódico como espectacular. El encuentro con vida de la niña puede presentarse, de modo ilusorio, como un final feliz de la historia. Lejos de ello, destejer la trama social en la que está envuelta, nos lleva a interpelar una realidad que se encuentra presente en el país desde hace décadas, y que se profundiza día a día, con independencia del signo político de quien gobierne. 

Nos escandalizamos por el “secuestro” de la niña, la información nos atosiga con las pantallas televisivas siguiendo el caso las veinticuatro horas por algunos días, cual Truman Show; se despliegan un “ejército” de uniformados para la representación mediática. La fuerza ilusoria entra en escena. Los actores intentan mostrar el mejor de sus papeles pero cuando el telón de la escenificación cae, se desvanece la magia y reaparece el drama en otro escenario, el de la vida diaria, que no tiene otra visibilidad que la de naturalizar las desigualdades.

¿Desde hace cuánto tiempo existen miles de niños “M” cuyo existir de miserias transita en los márgenes de la sociedad y a la vista de ella y de las autoridades elegidas?

Este interrogante transita en el camino de posiciones acerca del rol del Estado, su presencia (real y no declamativa) o ausencia. Las definiciones políticas debieran ir acompañadas de acciones que muestren su compromiso sobre cuestiones esenciales que gozan del mayor consenso y se vinculan  con mejorar la calidad de vida de la gente. 

Podemos formularnos ésta y otras muchas otras preguntas que interpelan a una sociedad pero, fundamentalmente, a unas dirigencias que deben, al menos, interrogarse al correr el velo hipócrita de la apariencia y decirse a sí mismas: algo mal hemos hecho desde hace tiempo.