/Por Guillermo Zárate
Con la llegada de la era eléctrica los esquemas de comunicaciones se vieron mediatizados por los nuevos dispositivos que permitían conocer que ocurría en sitios remotos casi en tiempo real.
Desde entonces, el consumo de información y los resortes de la comunicación fueron ocupando lugares centrales en la cotidianeidad de las personas, hasta que la era digital colonizó los hogares con dispositivos que permiten, de manera inmediata, obtener datos de distintas fuentes, oficiales o no.
Ese escenario se profundizó a partir de la pandemia. Millones de personas en el mundo se recluyeron en sus hogares, reduciendo su contacto informativo y comunicacional con el exterior a algún dispositivo: Celulares, computadoras, televisores o radios.
Durante los primeros días se vivieron feroces avalanchas de fake news que sirvieron –en algunos casos- para educar el consumo de contenido. Las fuentes oficiales de organismos respetados en materia de salud y los gobiernos, fueron fundamentales para el conocimiento de las estrategias dispuestas por los distintos Estados para enfrentar este escenario ¿Pero qué ocurre cuando la fuente oficial no hace bien su trabajo?
Últimamente se vienen observando varios errores en la manera de comunicar del municipio de Zárate, sobre todo en la actual situación de crisis por la que atraviesa todo el planeta. A veces, hasta pareciese que se hace prensa de los actos de gobierno y no se le brinda la tan necesaria información a la población.
En estos momentos es cuando más se tiene que informar sobre lo que sucede en el partido de Zárate, y lamentablemente vemos una desorganización en la información oficial, cuando es aquella la que debería traer tranquilidad. Aquí podemos encontrar algunos ejemplos:
A diferencia de lo que sucede en Zárate, en los ejecutivos nacional, provincial, y si se quiere hasta de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la comunicación está organizada como si fuese en tiempos de guerra. El máximo responsable comunica en tiempo y forma los lineamientos generales, y después los responsables del área de Salud salen a ampliar la información y se distribuyen información certera y precisa.
En sus inicios, el gobierno de Cáffaro se promulgó como un “municipio mas la gente” o “municipio por la gente”haciendo un juego con el nuevo logo allá por el 2008, pero hoy se encuentra muy lejos de esa idea. Parece cada vez más cerrado, sin oxigenación, ya sea por desgaste o desconfianza, pero se perdió la cercanía con la sociedad.
Los decretos no se publican en la página web: lo que significa una clara violación al derecho de acceso a la información y un posible incumplimiento al acto administrativo. También pone de manifiesto la falta de transparencia y la desaparición de la idea de gobierno abierto.
El programa Presupuesto Participativo en el que la comunidad tenía participación ha quedado practicamente diluido y no por la pandemia sino desde tiempo antes, por mencionar un ejemplo. Es difícil recordar la última reunión de autoridades municipales con instituciones intermedias, orgazaciones de la sociedad civil y programas que apunten al fortalecimiento de las mismas.
Por otro lado, hemos visto innumerables veces cómo comerciantes, angustiados por semejante situación de público conocimiento, han hecho hasta marchas para obtener atención por parte de funcionarios. Esto sucede por la falta de diálogo, comunicación y tacto. El diálogo con los diferentes sectores -ya sean comerciantes, empresarios, instituciones o vecinos de a pie- forma parte de una fluida comunicación, pero parece ser que son pocos los funcionarios, tal vez cada vez menos, los que apuestan a esto. Durante la pandemia hemos visto escasos casos. En el aire comienza a flotar el “nadie te atiende, “no me puedo comunicar con ningún funcionario”, y “el que te atiende no te puede ayudar”.
Ésta es una situación que se repite en casi todas las áreas de gestión, parece como que tensar la situación casi a punto de quiebre se comienza a convertir en una política pública: conflicto con Bomberos Voluntarios por el Servicio de Emergencias Municipal en la Vía Pública, o con la empresa ENTRE de recolección de residuos sólidos urbanos, por citar ejemplos.
¿Se rompió del todo el pacto social o habrá tiempo de recomponer vínculos con la gente? Pensando en la post pandemia habrá que ver cómo el municipio resuelve los vasos comunicantes de su gobierno, porque los síntomas son de un paciente en estado crítico.
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